La película de la semana: Living
Se estrena esta película dramática británica dirigida por Oliver Hermanus a partir de un guión de Kazuo Ishiguro, adaptada de la película japonesa de 1952 Ikiru, dirigida por Akira Kurosawa, que a su vez se inspiró en la novela rusa de 1886 La muerte de Iván Ilich de León Tolstoi.
En Londres en 1953, un veterano funcionario y engranaje burocrático en la reconstrucción de Gran Bretaña después de la Segunda Guerra Mundial, Williams, maneja hábilmente el papeleo en una oficina del gobierno hasta que una visita médica transforma su existencia. Living tiene bastantes papeletas para recibir bastantes candidaturas en las próxima edición de los Premios de la Academia- de hecho, su protagonista, Bill Nighy, ya está nominado al Globo de Oro- porque presenta, por ejemplo, el diseño de vestuario de la 15 veces nominada al Premio de la Academia y tres veces ganadora Sandy Powell (Shakespeare in Love, Carol), el diseño de cabello y maquillaje de la ganadora del BAFTA Nadia Stacey (The Favourite), la cinematografía del nominado al BIFA Jamie Ramsay y el diseño de producción de la ganadora de BAFTA Helen Scott. Curiosamente, lo cuatro trabajaron recientemente en Mothering Sunday, el también aclamado drama ambientado después de la I Guerra Mundial dirigido también este año por Eva Husson.
Living se estrenó en el Festival de Cine de Sundance 2022 el 21 de enero, antes de ser adquirida por Sony Pictures Classics, y, tras proyectarse en festivales de renombre, recibir grandes elogios. «Aunque podría parecer»– señala su director en un comunicado oficial- «que solo un tonto asumiría la tarea de volver a imaginar el triunfo humanista del maestro cineasta Kurosawa, Ikiru, aproveché la oportunidad al momento. Sentí la necesidad de contar una historia sobre la vida y el valor de la huella simple e incremental que todos dejamos. En un mundo abrumado por la fama y la gratificación instantáneas, una obsesión por la devoción y la adoración eternas, sentí la necesidad de una película como Living. Un compañero en esos momentos en los que todo lo que uno realmente necesita en una película es que le recuerden que la vida es corta pero hermosa». No es algo nuevo en la historia de cine la adaptación de una obra de Kurosawa. Ya se hizo con gran éxito con Los siete samuráis en clave western con Los siete magníficos, apenas seis años después de su estreno, y, a pesar de la crítica en aquel entonces, hoy es considerado un clásico del género. “La copia americana es una decepción, aunque entretenida. No es una versión de Seven Samurai. No sé por qué lo llaman así”, había declarado el propio Kurosawa. No hubo demanda por plagio contra los americanos pero en 1973, Kurosawa y sus coguionistas, Shinobu Hashimoto y Hideo Oguni, sí presentaron una demanda contra la distribuidora japonesa Toho, argumentando que la nueva versión estadounidense (y sus secuelas) no habían sido autorizadas de manera adecuada. También Por un puñado de dólares, otro western imprescindible, fue una adaptación directa de Yojimbo (1961) de Akira Kurosawa, aunque esta vez sí fue objeto de una demanda por parte de los productores de la película japonesa.
El escritor, Premio Nobel de Literatura, Kazuo Ishiguro, nacido en Japón, aunque vivió en Gran Bretaña desde que era un niño, creció con las películas de Kurosawa y siempre había soñado con casar el mensaje de la película japonesa Ikiru con el temperamento inglés. Fue durante una cena con los eventuales productores de Living Stephen Woolley y Elizabeth Karlsen cuando la idea comenzó a tejerse. Su protagonista, el actor Bill Nighy, ya había sido una sugerencia de reparto de Ishiguro desde el principio, y, de hecho, la mayor parte del guión y las distintas escenas fueron imaginadas en el papel con el rostro del actor en mente. El guión se desarrolló junto al director sudafricano Oliver Hermanus (Moffie) durante largos meses de videollamadas en plena pandemia.
La original, Ikiru, es una película contemporánea influenciada por la novela corta rusa La muerte de Iván Ilich ambientada inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial. Sigue al Sr. Watanabe (Takashi Shimura), un burócrata con una enfermedad terminal y sus últimos esfuerzos por hacer algo significativo con su vida. La realización del guión de Living en plena pandemia colocaba a sus autores en una situación que, de alguna forma, se asemejaba a la incertidumbre del Japón tras la II Guera Mundial que se recreaba en Ikiru, aunque probablemente ahora desde una perspectiva más optimista, enfocada en los personajes jóvenes, Margaret (Aimee Lou Wood) y Peter (Alex Sharp).
Para Vanity Fair «el lenguaje de la película no se encuentra en el diálogo cuidadosamente moderado que ha escrito Ishiguro, que refleja con precisión la represión colectiva de la educada sociedad británica, sino en las imágenes que Hermanus, el director de fotografía Jamie Ramsay y el editor Chris Wyatt han construido, en colaboración con la diseñadora de producción Helen Scott y la de vestuario Sandy Powell». Según Empire «Hay realmente algo: una nueva y extraña versión que solo aumenta y enriquece el original. Para Bill Nighy, mientras tanto, se siente en todos los sentidos como el papel de su vida». Para The New York Post «Oliver Hermanus consigue tanta moderación como su estrella -y para una película de tamaño modesto, maneja de manera impresionante una Gran Bretaña de los años 50 visualmente creíble- y el espectador nunca se siente manipulado emocionalmente». Según The New York Times «como en una película de David Lean, la pasión se mezcla elegantemente con la represión, y Williams emerge como una especie de figura romántica, un hombre sorprendido y luego encantado por la emoción de encontrarse a sí mismo». Sin embargo, para The Hollywood Reporter «Al final de Living, no sentí que había visto un viejo favorito bajo una nueva luz, sino que quería volver a ver Ikiru nuevamente. Hay peores resultados para una nueva versión que revivir el afecto por el original o volver a contar una vieja historia para una nueva audiencia que quizás no la haya escuchado antes. También los hay mejores».