La película de la semana: La llegada
Nueva película del canadiense Denis Villeneuve, adaptación de la novela de Ted Chiang.
Protagonizada por Amy Adams, Jeremy Renner y Forest Withaker, esta producción analiza el conflicto que se genera con la aparición de unos extraños objetos en la Tierra que alertan a los humanos acerca de las intenciones de esa visita.
Aunque hasta su más reciente y brillante filmografía no lo hayamos podido constatar (Incendies, Prisioneros, Sicario…) Dennis Villeneuve es un auténtico admirador de la ciencia ficción. Sin embargo- como afirmaba en una reciente entrevista en Variety- siempre le ha costado encontrar un buen guión para elaborar una película del género que pueda estar, al menos, a la altura de las de sus admirados directores.
Todos sabemos ya que el próximo y arriesgado proyecto del director es la secuela de uno de los grandes clásicos de ciencia ficción: Blade Runner, a la que hace apenas unas semanas se le puso título oficial: Blade Runner 2049. Además, otro de los proyectos en mente del director es un remake de Dune, película basada en la obra de Frank Herbert que ya dirigió David Lynch en 1984. Aunque hoy pasa por película de culto, en su momento Dune no recibió demasiados halagos.
Para Time «(Amy) Adams aporta un rendimiento bien pulido y silencioso: mantiene la historia en tierra cuando las ideas de Villeneuve se esfuerzan por amenazar con ser demasiado elevadas. Y el cuadro está inteligentemente y efectivamente elaborado, una de esas empresas donde la fotografía, el diseño de sonido y la banda sonora, así como los efectos especiales, se funden en un conjunto sin fisuras,un todo orgánico». Para The Guardian «La llegada es una película grande, arriesgada, llamativa que salta hacia arriba desde su alambre de propuesta ambiciosa y desdeña la red. Y sí, hay momentos de tontería cuando se tambalea un poco, pero te brinda un espectáculo y un ferviente idilio». The New Yorker pone el énfasis en un problema habitual del género: «…puede ser más débil en la resolución que en el planteamiento, pero eso es un peligro inherente de la ciencia ficción, y lo que perdura, días después de salir del cine, no es ni la magia ni el clímax sino el mensaje de intensidad emocional que se exhala a través de la película».