La película de la semana: La Bestia (La Bête)
Es el año 2044: la inteligencia artificial controla todas las facetas de una sociedad estoica mientras los humanos rutinariamente “borran” sus sentimientos. Se estrena La Bestia, de Bertrand Bonello.
La preparación de la película, que en principio iba a ser una miniserie, estuvo marcada por una tragedia: la muerte en enero de 2022 del actor Gaspard Ulliel, que iba a interpretar el papel principal masculino, apenas unas semanas antes del inicio del rodaje. Finalmente el director, quien ya había contado con Ulliel en Saint Laurent, continuó con la producción, si bien prefirió ahora, en homenaje a Ulliel, un protagonista masculino británico o americano. Tras el rodaje, sin embargo, el décimo largometraje del cineasta francés parecía no ser del gusto de todos. De hecho, Cannes rechazó La Bestia para su festival de 2023, según confirmó después su director en alguna entrevista. Tuvo su estreno mundial en competición en el Festival de Cine de Venecia, luego se proyectó en Toronto y se estrenó en Estados Unidos en el Festival de Cine de Nueva York.
La historia de Bonello que protagonizan Léa Seydoux, George MacKay y Guslagie Malanda es una interpretación flexible de la novela corta de Henry James de 1903, La bestia en la jungla, que se centra en el concepto de que su protagonista masculino anticipa que ocurrirá una terrible tragedia en algún momento de su vida. Bonello le da un giro a esta historia con su guión, empleando a una protagonista femenina en Gabrielle y convirtiendo la historia de una línea temporal en tres: 1910, 2014 y 2044.
Las obras de Henry James han sido llevadas a la gran pantalla en numerosas ocasiones, hasta tal punto que, a finales del siglo XX, James sucedió a Jane Austen en la moda de las adaptaciones cinematográficas de autores clásicos. Como en Berkeley Square, película de 1926 inspirada en El sentido del pasado, una obra inacabada del autor. También Viviendo el pasado (1947), basada en su novela Los papeles de Aspern, Hombre de dos mundos (1951), basada también en Berkeley Square o La heredera, un inmenso éxito en la película de William Wyler de 1949, protagonizada por Ralph Richardson y Olivia de Havilland. La obra de James continuó en la gran pantalla también en los años 70s y 80s con Una señorita rebelde (1974), basada en Daisy Miller, de Peter Bogdanovich, Los Europeos (1979) de James Ivory, Las alas de la paloma, con varias adaptaciones, en 1981 y 1997, Las bostonianas (1984) o más recientes como Retrato de una dama (1996) o La copa dorada (2000). También fue una adaptación la película francesa La habitación verde (La Chambre verte) de 1978 dirigida por François Truffaut, y la última en la que actuó él, basada en tres historias de Henry James, pero la más frecuentada de toda su obra en el séptimo arte ha sido sin duda, Otra vuelta de tuerca, incluída la aclamada The Innocents (1961) con Deborah Kerr como protagonista.
Para The Guardian «La Bestia es audaz y traumáticamente sexual, tal vez la mejor película de Bonello hasta el momento. Es rica, extraña, con una gélida indiferencia hacia la comodidad visual y un temblor de desastre inminente». Según The Atlantic «Bonello utiliza estos encuentros para plantear preguntas sobre el amor, el deseo y los impulsos masculinos más aterradores, representando momentos de pura ternura y amenaza tensa e inquietante». Collider la describe como «un viaje de ciencia ficción monumental y amenazador a través del tiempo, es una obra difícil de manejar que aún logra abrirse paso delicadamente a tu alrededor antes de aplastar el aire de tus pulmones. Sólo el terror del final quedará grabado para siempre en tu memoria». Para The Hollywood Reporter «lo que no siempre tiene es un conflicto dramático, que pierde su poder de permanencia en una historia que toma tantos giros inesperados que puede parecer como si Bonello se estuviera aferrando a un clavo ardiendo teóricamente en lugar de tejer una narrativa sólida». Y para Paste Magazine «A pesar del aburrimiento singularmente magnético de Seydoux y la audacia de MacKay, La Bestia tiene un trasfondo de inquietud, tal vez incluso de apatía».