La película de la semana: Cónclave
Entre otros elogios, la nueva cinta del director alemán Edward Berger acaba de recibir seis nominaciones a los Globos de Oro, incluida al de Mejor Película Dramática.
El director Edward Berger cambió el sangriento campo de batalla de la Primera Guerra Mundial de la aclamada All Quiet on the Western Front, la adaptación de Netflix de la novela de 1929, por otro tipo de guerra, una ceremonia de cónclave en el corazón del Vaticano para seleccionar al próximo Papa que lideraría la Iglesia católica. Ralph Fiennes (Cardenal Thomas Lawrence), Stanley Tucci (Cardenal Bellini), John Lithgow (Cardenal Tremblay), Sergio Castellitto (Cardenal Tedesco), Isabella Rossellini (Hermana Agnes) y Lucian Msamati (Cardenal Adeyemi) protagonizan Cónclave. La película es una audaz adaptación del thriller homónimo de 2016 de Robert Harris, que gira en torno a la tradición católica del cónclave papal, cuando los cardenales se reúnen dentro de los muros secretos del Vaticano para elegir al nuevo obispo de Roma. Su argumento llamó enseguida la atención de Berger, auténtico fan de los thrillers políticos de Alan Pakula pero trasladados esta vez fuera de Washington.
Debido a la imposibilidad de rodar en el Vaticano, los escenógrafos tuvieron mucho cuidado en replicar la Capilla Sixtina y la Casa Santa Marta, construídas en Cinecittà, en las afueras de Roma, aunque se tomaron algunas licencias artísticas, al igual que en el vestuario. Los diseñadores visitaron Gammarelli, Tirelli Costumi y varios museos de Roma como parte de su investigación. Para el atuendo rojo de los cardenales, la diseñadora de vestuario Lisy Christl optó por un tono utilizado en las vestimentas cardenales del siglo XVII. Además, el compositor alemán Volker Bertelmann compuso la partitura de Cónclave, su quinta colaboración con Berger, para la cual Berger solo pidió que no fuese «música eclesiástica» sino que más bien chocase con las imágenes que acompañaban a las distintas esenas.
Las películas sobre Papas están más cerca del cine religioso y en pocos casos encontramos obras que sobrepasen dicha categoría. Dentro de los ejemplos recientes de este subgénero una de las últimas está basada, además, en hechos reales: Los dos Papas (2019), basada en la obra escrita por Anthony McCarten, de su propio libro The Pope y protagonizada por Anthony Hopkins y Jonathan Pryce. Unos años antes, Habemus Papam (2011) de Nani Moretti, una ficción protagonizada por Michel Piccoli como un cardenal que, en contra de sus deseos, es elegido Papa. Con Amen (2002) Costa-Gavras narraba la supuesta complicidad con que la Santa Sede y varios países del mundo toleraron que el régimen nazi de Alemania avanzara en el exterminio de judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Estaba basada en la obra de teatro El vicario de Rolf Hochhuth.
Difícil superar el thriller Las sandalias del pescador (1968), también basada en la novela del escritor australiano Morris West, publicada en 1963, un éxito literario mundial. La cinta fue nominada al Oscar a mejor música, mejor dirección artística, mejor actor principal (Anthony Quinn). Unos años antes El tormento y el éxtasis (1965), sobre la novela biográfica homónima escrita por Irving Stone que narraba los conflictos entre Miguel Ángel (Charlton Heston) y el papa Julio II (Rex Harrison) sobre la pintura de la bóveda de la Capilla Sixtina, obtuvo cinco nominaciones de la 38ª ceremonia de los Premios Óscar, aunque se fue de vacío.
Para USA Today «El thriller es a la vez una investigación que invita a la reflexión sobre temas de la vida real y los defectos humanos, pero también un ejercicio indudablemente entretenido, en el que el simple acto de entregar las papeletas se convierte en un aspecto crucial de un asunto brillante y emocionante». Según Entertainment Weekly «Cónclave está lleno de giros inesperados y su revelación final es algo que los espectadores nunca verán venir, un hecho cada vez más raro en el cine moderno y la marca de un thriller impecablemente elaborado». Para Variety «Cónclave es una de esas raras películas que respeta la atención del público, incluso cuando esconde algunos trucos a sus espaldas». Para The New York Times «Con pompa y circunstancias, kilómetros de tela escarlata y ladrones de escenas de primer nivel, la película serpentea a través de los pasillos de mármol de la Ciudad del Vaticano, se detiene en dormitorios tan fríos como mausoleos y túneles hacia los secretos más profundos del corazón humano. Es todo un viaje y tan poco convincente como entretenido». Sin embargo para The New Yorker «el elenco tienen la carga de encarnar personajes comunes que existen solo a través de uno o dos rasgos destacados.En lugar de elevarse a las impresionantes alturas de sus escenarios, el refinamiento de las actuaciones se reduce a la monotonía» y para Wall Street Journal «nada de esto suena cierto;Aquellos que buscan una investigación dramática seria sobre el funcionamiento interno de la iglesia deberían buscar en otra parte».