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La película de la semana: The Brutalist

Se estrena una de las cintas más esperadas del año, flamante ganadora al Globo de Oro a mejor película dramática.

The Brutalist tuvo su estreno mundial en el 81.º Festival Internacional de Cine de Venecia el 1 de septiembre de 2024, y también se proyectó en el 49.º Festival Internacional de Cine de Toronto, el 62.º Festival de Cine de Nueva York y el 69.º Festival Internacional de Cine de Valladolid. Poco después del estreno de la película en Venecia, el gigante independiente A24 adquirió la película, que se suma a su lista de nominadas a premios, que también incluye Sing Sing de Greg Kwedar y Queer de Luca Guadagnino.

The Brutalist ostenta el récord de ser la película estadounidense más larga de 2024, con una duración de 3 horas y 35 minutos (215 minutos), que incluye un intermedio de 15 minutos. Esta película épica tardó siete años en realizarse con un presupuesto de 10 millones de dólares. Cuando Corbet iba a rodar por primera vez, hace varios años, su película estaba protagonizada por Joel Edgerton, Marion Cotillard y Mark Rylance. Luego, la financiación de 8 millones de dólares fracasó, los papeles principales fueron reemplazados y el equipo se trasladó a Hungría para aprovechar las exenciones fiscales. Adrien Brody asumió finalmente el papel principal como László, el diseñador formado en la Bauhaus que huye del Holocausto. Felicity Jones coprotagoniza la película como su esposa, Erzsébet, mientras que Guy Pearce completa el reparto como el adinerado Harrison Lee Van Buren, que quiere construir un monumento en la cima de una colina de Pensilvania.

Brady Corbet comenzó como estrella infantil con grandes maestros, en su mayor parte europeo, que seguramente le han marcado en su camino hacia la dirección como Michael Haneke (Funny Games), Lars Von Trier (Melancholia), Olivier Assayas (Clouds of Sils Maria) y Ruben Ostlund (Force Majeure). Su primera película como director, The Childhood of a Leader fue recibido por el Festival de Venecia de 2015, ganando los premios a mejor director y mejor película debut. Inspirada libremente en un cuento de Jean-Paul Sartre, la película retrata la primera juventud de un futuro hombre fuerte fascista tras la Primera Guerra Mundial. A esta le siguió Vox Lux en 2018, un drama musical protagonizado por Natalie Portman que examina la naturaleza del estrellato pop.  Corbet coescribió el guión de The Brutalist con Mona Fastvold, habitual camarada, ya que comenzaron a escribir juntos The Sleepwalker, la primera cinta de Corbert como guionista, hace ya 13 años.

La arquitectura brutalista parecía, al menos para Corbert, la alegoría visual correcta para explorar el trauma de la posguerra, porque es un estilo de arquitectura que surgió en la década de 1950 y parece estar muy en diálogo con el período anterior de las dos guerras mundiales. Los edificios brutalistas se caracterizan por construcciones minimalistas que muestran materiales de construcción y elementos estructurales desnudos sobre un diseño decorativo. Esta arquitectura se popularizó debido a la necesidad de estructuras funcionales y baratas que propiciaran la uniformidad y la reconstrucción de los contendientes tras la guerra. En ese sentido, según el propio director ha declarado, la película trata sobre cómo la psicología de posguerra dio forma a la arquitectura de posguerra y cómo incluso muchos de los materiales que se utilizaron para construir estos edificios fueron desarrollados para tiempos de guerra. Así, el personaje de László Tóth se inspiró en varios arquitectos y diseñadores de la vida real, incluidos Paul Rudolph, Ludwig Mies van der Rohe, László Moholy-Nagy, Marcel Breue] y Ernő Goldfinger.

La epopeya histórica de 3,5 horas de duración y siete años de producción finalmente consiguió un acuerdo de distribución en Estados Unidos. La película, que le valió a Corbet el premio al mejor director del Festival de Cine de Venecia, es la primera película estadounidense desde El rostro impenetrable (1961) de Marlon Brando que se filmó completamente en VistaVision, un formato retro que, según se informa, requirió que la producción transportara 26 rollos de película de 70 mm, que pesan alrededor de 136 kilos, a través del Atlántico para el estreno mundial en Venecia. Corbet explicó que la elección de VistaVision también fue estética: «Nos pareció que la mejor forma de acceder a ese período (los años 50) era filmar con algo diseñado en esa misma década».  Por otro lado, la BSO que Corbert soñaba para The Brutalist tenía también que representar al movimiento, nada ornamental, y por ello también se creó predominantemente con instrumentación de la época. Sus dos películas anteriores- The Childhood of a Leader y Vox Lux– fueron compuestas por el gran Scott Walker, sus dos últimos trabajos, quien falleció en 2019 y a quien el director dedica la película. Daniel Blumberg fue el encargado de suplir su figura,  se llevó al set de Hungría músicos de jazz desde París, Marsella y Berlín y pasó 18 meses enteros componiendo una partitura que terminaría compuesta por 32 piezas musicales de 81 minutos de duración.

The Brutalist es, sin duda, una de las películas más aclamadas del pasado año en festivales. En la 82ª edición de los Globos de Oro, de momento, ganó tres premios, incluido el de Mejor Película Dramática. Para The Guardian «se trata de una película con una franqueza emocionante y una fuerza narrativa que llena su pantalla ancha y su metraje de tres horas y media con absoluta certeza y facilidad, así como con una amplitud, claridad e incluso simplicidad gloriosas, y sin embargo también con algo oscuramente misterioso y extraño que se puede adivinar en su hermosa forma». Según The New Yorker «The Brutalist es una epopeya estadounidense de una autoridad poco común, y lo que le da su poder, creo, es lo que confiere a algunos edificios su fascinación: una cualidad de amplitud dramática y peso físico, una sensación de que lo que estamos viendo fue formado y moldeado por manos humanas». Para The Hollywood Reporter «es una película enorme en todos los sentidos, que cierra con un epílogo resonante que ilustra cómo el arte y la belleza surgen del pasado, trascendiendo el espacio y el tiempo para revelar una libertad de pensamiento e identidad a menudo negada a sus creadores«. Según Variety «está claro que Corbet hizo esta película porque quería que significara algo grande. Si esto sucede o no, eso es algo que depende del observador. En general, The Brutalist te permite sentir que estás viendo pasar la vida de un hombre ante tus ojos. Quizás eso tenga suficiente significado». Y para Vanity Fair «Brody y Pearce manifiestan vívidamente los argumentos de Corbet sobre el choque entre el arte y el dinero, entre el viejo mundo y el nuevo. Cuando ambos proyectan sus mejores interpretaciones en la pantalla, The Brutalist adquiere un tamaño épico: dos artesanos que trabajan prodigiosamente para hacer realidad la visión defectuosa y asombrosa de su arquitecto».

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