La película de la semana: 10 Cloverfield Lane
Se estrena en nuestro país el inesperado y terrorífico debut del director Dan Trachtenberg .
Como suele ser habitual en este género, y mucho más en el caso de todo lo que tiene que ver con JJ Abrams y Bad Robot, cualquier información sobre la película puede tener un efecto contraproducente. La cinta-curiosamente, llamada inicialmente Valencia- fue anunciada por sorpresa con una campaña viral a mediados de enero a través de un críptico teaser trailer de Paramount, muy al estilo de lo que, en un giro del formato de marketing, muchos artistas están haciendo en el mundo discográfico. Muy alejado, por otro lado, al sistema habitual de la información por goteo con las que nos alimentan en la industria del cine. El secreto, al fin y al cabo, es el sello distintivo de JJ Abrams, que emplea maniobras de misterio que no siempre funcionan.¿Es éste el caso?
…sí podemos adelantar lo que el propio productor dijo hace unas semanas sobre ella. Cloverfield (2008) tuvo tanta resonancia que los rumores comenzaron pronto a surgir sobre su posible secuela o spin-off. «La cosa que sí voy a decir es que cualquiera que vaya a verla, puede esperar ver literalmente Cloverfield 2, esos personajes y ese monstruo no están en esta película, pero hay otros personajes y otros monstruos. Es una historia muy diferente, pero es un sucesor espiritual de esa película». La historia-con un guión de Josh Campbell, Matthew Stucken y Damien Chazelle -comienza cuando su protagonista femenina, protagonizada por Mary Elizabeth Winstead , se despierta en un búnker subterráneo
Así, Los Angeles Time pone el acento en lo efectivo del resultado: «está diseñada para ser divertida, eficiente y accesible, y entrega precisa y exactamente eso, y nada más». Vulture ahonda aún más en ese sentido: «10 Cloverfield Lane hace lo que tiene que hacer: conseguir que usted se sienta, se retuerza y quiera y no quiera saber realmente lo que pasa al mismo tiempo. Tiene el atractivo de los programas de radio de suspense desde los años 30 y 40 y hasta un toque de la infame emisión de Orson Welles». Para The Telegraph «la mayor parte de la película tiene lugar en este envasado al vacío, infierno existencialista de otras personas, que Trachtenberg, sus actores, escritores y tripulantes recrean con la eficacia de hacerte contener la respiración. Cada sonido golpea con un eco metálico hermético; cada habitación se siente fuera de sus esquinas».