Juego de Tronos, última temporada: primeras impresiones
Desde siempre, cómo terminar una serie tan larga y con tantos seguidores es un auténtico reto para creadores y guionistas, y el resultado no es siempre del agrado de todos. En este caso, nos encontramos ante la octava y última temporada de Juego de Tronos, que, a diferencia de las 1 a 6, con diez episodios cada una, y la temporada 7, compuesta por siete episodios, comprende solo seis, algo que, a la postre, no es un hecho anecdótico. Hay que decir, en favor, que no es la primera vez que ocurre que una temporada de esta serie se suceda lentamente y se precipite en el espacio/tiempo en los últimos episodios, una circunstancia que sus seguidores nunca parece haberle concedido importancia. Al menos hasta ahora.
La última temporada se filmó de octubre de 2017 a julio de 2018 y, en gran parte, consiste en contenido original que no se encuentra en los libros Canción de hielo y fuego (A Song of Ice and Fire) de George RR Martin, sino que incorpora material que Martin reveló a los showrunners, David Benioff y D. B. Weiss, sobre las próximas novelas de la serie, The Winds of Winter y A Dream of Spring, que probablemente los fans esperen ahora más que nunca.
Mientras que los primeros tres episodios fueron recibidos en su mayoría con comentarios positivos, The Last of the Starks, The Bells y The Iron Throne fueron criticados por sus ritmo y escritura acelarados y, sobre todo, por la desviación del desarrollo de uno de sus protagonistas principales. La decepción llegó hasta tal punto que se inició en change.org una petición a HBO para que se rehiciera un octava temporada a otra «que tuviera sentido», petición que se hizo viral después de emitirse The Bells y que describió a los showrunners David Benioff y D. B. Weiss como «lamentablemente incompetentes».
Centrándonos en el último episodio, y comenzando, por las críticas negativas, para USA Today «fue horrendo; fue cliché … Iron Throne es un episodio que se convertirá en uno de los finales de serie más controvertidos de todos los tiempos, en el mismo lugar que Lost, Dexter o Battlestar Galactica. … No se desvió con gracia hacia otro carril, se despeñó de un acantilado. Y volver a mirar la serie nunca será lo mismo». Según Collider «los puntos de la trama sucedieron, pero sin ninguna conexión emocional o una exploración más profunda del material. Fue una bofetada para los espectadores, así como, francamente, para los propios actores, que la serie construyera un mundo complicado y lleno de matices solo para obtener un resumen precipitado de cómo terminan estos personajes. … No fue una abominación absoluta, porque hay una sensación general de que la historia ya iba por ese camino todo el tiempo. Y, sin embargo, los detalles de cómo se desarrolló y el ritmo que nos llevó allí fue una desgracia». Según Star Tribune «un dragón mostró más emoción y más profundidad que cualquier otro personaje en el último episodio, lo que dice mucho sobre la brillantez del equipo de efectos especiales y las menos espectaculares contribuciones de los actores de carne y hueso del reparto que ha estado en las últimas ocho temporadas». De otro lado, para CNN «Game of Thrones reescribió las reglas de una épica televisiva, proporcionando una trama serializada brillantemente proyectada, producida con un alcance y escala que rivalizaba con los grandes éxitos teatrales. Es una lástima que el espectáculo no haya podido aterrizar de una forma tan suave. Pero cuando vuelas tan alto, quizás sean inevitables algunas oscilaciones».