[Crónica] John Mayall (Teatro Cervantes, Málaga, 11/02/2017)
Antes y después del concierto, John Mayall charlaba con la gente, se hacía fotos y vendía su nuevo disco, Talk about that, en el vestíbulo del teatro. Le acompañaban en la faena el bajista Greg Rzab y el baterista Jay Davenport, músicos que le escoltan igualmente sobre el escenario en su recién iniciado Livin’ & lovin’ the blues tour. Pocas personalidades —él lo es— se lanzan a semejantes celebraciones junto a su público sin necesidad aparente.
De Mayall, que en unos meses cumple 84 años, conviene enumerar una vez más lo acostumbrado. El británico fundó en 1955 su primer grupo, The Powerhouse Four, pero sería en los Bluesbreakers, ya en el 63, con los que obtendría algunos de los mayores éxitos de su carrera junto a guitarristas como Eric Clapton, Peter Green o Mick Taylor. En 1968, y tras discos como A hard road o Crusade, se instala en California y establece contacto con Bob Hite, cantante de Canned Heat. Allí se empapa del espíritu hippie de la época, introduciendo en su sonido propuestas acústicas cercanas al folk. Conforme avanzan los setenta, Mayall se interesa por el jazz, el funk y la música de baile, volviendo finalmente al blues rock de los primeros días para encarar la década de los ochenta. Desde entonces ha venido grabando nuevo material de forma más o menos ininterrumpida y ofreciendo conciertos por todo el mundo.
El del sábado pasado en el Cervantes era el cuarto directo del bluesman en Málaga en poco más de una década; la primera visita se produjo en 2003 dentro de la programación del XVIII Festival de Jazz. Su último trabajo es el feliz pretexto para seguir subiéndose a las tablas: no hubo ni rastro del mismo en el repertorio de la noche. Sí hubo espacio y tiempo para Congo Square, A special life o The bear. Mayall, que apenas abrazó la guitarra, se mostró espléndido al órgano Hammond, al teclado Roland y a una armónica que aulló por todos nosotros. Mantiene una voz que rezuma blues, sudor y lágrimas, idónea para esas versiones de Louis Jordan (Early in the mornin’), Mose Allison (Parchman Farm) o Sonny Boy Williamson (Checkin’ up on my baby) que sirvieron para perfilar la noche e invocar a los gurús de todo esto. Mayall, también maestro, aún colea. Y de qué manera.