«Antes de seguir, saludad a la luna» nos pedía Damon Albarn tras interpretar la primera canción de su repertorio. Los Blur no se anduvieron con zarandajas e iniciaron su explosivo concierto directamente con Girls & Boys, sin anestesia ni tiempo para calentamientos. A traición.
En el esperadísimo regreso de Blur a los escenarios en mucho tiempo hicieron honor a su mención especial del grupo capital del ‘brit pop’, con un esperado recorrido de grandes éxitos: There’s No Other Way, Beetlebum, Out of Time, Coffee & TV (con la voz de Graham Cox pero igualmente coreado), Tender, Country House, Parklife, End of a Century o This Is a Low culminaron la primera gran parte del concierto en el que Albarn, eufórico, no paró de moverse a lo largo de escenario en todo momento. «Que no acabe nunca» relataba, detrás, una chica emocionada a su resignado novio. Algunos chillidos también más propios de un concierto de One Direction se dejaban escuchar casi por encima de la propia música. Terminada la actuación, el público no se movió, sabedor de que la anodina despedida de Albarn traería una sorpresa; de hecho no se produjeron siquiera amagos de abandono ni hubo protestas. Las luces se encendieron a los cinco minutos y allí estaban de nuevo. Despedida final -Under the westway y For tomorrow– y traca definitiva con The Universal y- «por fin» se oía- Song 2. Toda una despedida y cierre de primera para un grupo de primera categoría.
