Frank Ocean – channel ORANGE
channel ORANGE (Def Jam) es el disco de Frank Ocean que todos sus seguidores sabíamos que algún día publicaría. Es inmenso y suena más consistente que su anterior entrega, aunque llega demasiado pronto. Me explico. Estamos ante un álbum de R&B prodigioso (R&B contemporáneo = electrónica, jazz, soul, funk…), pero a mí me habría gustado que el de Nueva Orleans hubiese seguido entregando trabajos, al menos durante un tiempo, con menos presión. Sus canciones palpitan con más fuerza cuando hay menos en juego. El Frank Ocean de Nostalgia, Ultra (su primera mixtape) tenía una intensidad brutal al alcance de muy pocos y esa parte desprovista de urgencias es la que me sedujo de su música. Me da la sensación de que sus canciones han madurado demasiado rápido, pero cuando te planteas publicar una obra de esta magnitud hay que sacrificar ciertas cosas. Lo bueno es que su música no se ha resentido y sus temas han ganado fortaleza. Pero bueno, dejando un lado lo que a mí me hubiera gustado, el cantante se ha consolidado como una de las voces más importantes del R&B gracias a su primer disco oficial.
La publicación del álbum ha venido precedida de una carta que el artista colgó en su Tumblr explicando que había tenido una relación con otro chico hace cuatro años. Puro marketing que ha servido para que mucha gente sienta curiosidad por escuchar su nuevo disco. Resulta paradójico como Frank Ocean, miembro del colectivo más canalla de Los Ángeles (al menos de cara a la galería), Odd Future, no tenga ningún problema en hacer público el romance sabiendo los antecedentes de su crew: han sido vetados en algunos festivales por homófobos y acusados de escribir letras misóginas. Ahora todo el mundo sabía (sí, claro) que Frank era bisexual. El caso es que se necesitan agallas para salir del armario en un mundo como el del rap (también es cierto que no es lo mismo salir ahora que hace años). Es curioso que no es el único miembro homosexual del colectivo: la rapera Syd the Kyd es lesbiana. Tyler, The Creator, el cabecilla (cada vez menos) de Odd Future, ha mostrado su apoyo a Frank en su Twitter con una frase rotunda: ‘Mi gran hermano al final jodidamente lo hizo. Estoy orgulloso de ese negro porque sé que esa mierda es difícil’. No hay duda de que la estrategia de marketing le ha salido bien. Una buena jugada que ha rematado con una de las portadas más llamativas de lo que va de año.
channel ORANGE llega después de su fabulosa mixtape, Nostalgia, Ultra, una obra que estaba cargada de melancolía como cantaba en There Will Be Tears (‘i can´t be there with you, but i can dream’), dedicada a su padre con el que no tiene relación. Una nostalgia que también le invade cuando piensa en ese amor no correspondido de hace años, un relación dolorosa que ha inspirado esta obra. No hay duda de que es un trabajo pasional, donde se ve a un Frank Ocean más liberado. Tampoco nadie cuestiona que es el artista de R&B actual con más recorrido, a la espera de lo que hagan The Weeknd y Jamie Woon. Tiene mucho terreno ganado porque sabe de qué va esto (lleva años escribiendo para Justin Bieber) y no tiene dificultad en sacar ese crooner urbano que lleva dentro. Es curioso como al final el más comedido de Odd Future es el que se ha llevado el gato al agua, pero tiene lógica cuando escuchas esa voz sedosa (te gustará si te gustan Marvin Gaye, D’ Angelo, Prince o Nate Dogg) que complementa con textos crípticos y buenas dosis de romanticismo decadente.
La temática de sus letras no ha cambiado demasiado: amores fracasados, sexo, religión… Cuando compone es capaz de lo mejor y de lo peor. Lo malo viene cuando no puede evitar hablar, otra vez, de drogas y de tetas como en Lost: ‘Double D big full breasts on my baby’. Pero dejando a un lado frases como esas, también consigue seducirte con textos reveladores como demuestra en Thinking Bout You: ‘Thinking about you You know you were my first time, a new feel. I won’t ever get old, not in my soul, not in my spirit, keep it alive’ . Tampoco duda en poner en juego cortes confesionales como Bad Religion (su aproximación más clara a gigantes como Sam Cooke y Al Green), para después tirar del rap más contenido con las colaboraciones de Earl Sweetshirt y André 3000 en cortes como Super Rich Kids y Pink Matter. Otro rapero que no ha querido perderse la fiesta es Pharrell Williams (producción y composición) que ha metido mano en Sweet Life, la canción más abordable de las diecisiete. Sin embargo, el corte donde se le nota más confiado es Pyramids; un latigazo electro-funk-disco de diez minutos. Él la describe así: ‘imagina un montón de hielo seco, un escenario giratorio cubierto de terciopelo y una primera fila que no para de suspirar’. En voz de cualquier otro muchas de las canciones de este disco serían insufribles, pero Ocean convierte sus temas en soberbias fotografías desenfocadas de sus experiencias más dolorosas.
Ya que también su adorado Forrest Gump tiene un hueco en este disco, yo le aconsejo que no corra tanto como él y que se tome su tiempo. El impulso de esta obra le mantiene firme en cabeza, pero ahora hay que aguantar el ritmo.
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