Floating Action – Floating action
Muchas son las influencias que arrastra el nuevo disco de la banda liderada -casi diríamos protagonizada- por el cantante, compositor y productor Seth Kauffman, a quien han coronado ya por ciertos lares como digno sucesor de Beck. Veremos. El influjo, en mayor medida, del reggae de finales de los sesenta no es casual: el músico viajó por Jamaica y África diez años atrás y se imbuyó del espíritu de su música. Además, él mismo reconoce su querencia por el country, la bossa nova y el sonido Motown. Todo ello se plasma claramente en su disco, ya el tercero, mezclado por Bill Moriarty en el American Diamond Studio de Philadelphia, los estudios de grabación de Dr. Dog, amigos y compañeros en el sello Park The Van Records
Lo que realmente distingue a Floating action es que todas estas huellas se hacen presentes de una forma coherente a lo largo del disco, de tal forma que es difícil destacar una canción sobre otra, porque seguramente dicha elección vendrá determinada por lo que a la larga uno escuche con más asiduidad: country (Edge of the world), soul (Say goodbye), reggae (Dying punch, Pills to grind) o simplemente pop (Marie Claire). En definitiva, un trabajo que, sin gozar del mérito de la innovación para los que busquen sonidos más experimentales, deberíamos tener en cuenta. Más aún si asumimos la dificultad de encontrar hoy en día discos que consigan ser heterogéneos y cuyo contenido, al mismo tiempo, atesore una alta calidad, que es el caso de la mayor parte de las canciones del nuevo álbum de estos americanos.
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