Fernando Martín (noviembre 2007)
El eterno retorno de Fernando Martín
Simpático, dicharachero, agudo… Así se muestra Fernando Martín, uno de los críticos musicales más conocidos de nuestro país, en la presentación de su primer disco en solitario, Crononauta (2007, Dro Atlantic). Treinta años en la música -formó grupos como Los Desperados, Números Rojos o los Neverly Brothers- le avalan como activista sonoro pero, sobre todo, nos animan a conocerle en este particular viaje en el tiempo que, en breve, mostrará en directo.
Primer disco en solitario después de haber pasado por multitud de bandas. ¿Una aventura personal? ¿Una reflexión pública?
Nunca me había atrevido pero, sobre todo, porque no tenía buen material. Ahora me hice con diez buenas canciones. Las canciones me hablaban, me decían que las grabara, me decían «No me dejes en el cajón de las maquetas»… [risas] Y me lancé.
Es un disco autogestionado, autoproducido, ¿un «háztelo-tú-mismo» como otra forma de onanismo?
No ha sido un trabajo, ha sido una necesidad de expresión. Es una necesidad que tenía desde los catorce años. Efectivamente, está autogestionado; vivimos una crisis del formato de la música grabada que te lleva a buscar salidas imaginativas para poder hacer discos. Ya sabemos que no todo el mundo es la parte de arriba de la pirámide, los que más venden. Hay una ingente masa de músicos que tratan de hacer canciones y que éstas sean escuchadas por los demás. Creo que en esta corriente estoy metido.
Sorprende en la escucha y leyendo los créditos la cantidad de colaboraciones que tiene Crononauta. A Ariel Rot, Alejo Stivel, Fito Cabrales, Jaime Urrutia, Javier Andreu y Germán Coppini los calificas como «tus amigos», pero son una selección de apoyo de auténtico campeonato.
Además de ser autor y compositor, también es mi intención ser interprete y músico. Por eso pedí la colaboración de amiguetes que me regalaron auténticas maravillas. Por ejemplo, Fito Cabrales y Javier Andreu me dieron dos temas inéditos suyos. Y a la hora de grabar igual. Preferí tocar con gente que me apetecía que estuvieran en el disco como Josele Enemigo o Ariel Rot.
El título completo del disco es Crononauta. Una aventura musical de Fernando Martín. ¿Nos hemos vuelto intimistas? ¿Estamos leyendo filosofía oriental?
Me obsesionan los viajes a través del tiempo. No estamos preparados para la muerte, ni para la soledad, ni para concebir el tiempo. Se puede jugar con el espacio, pero no con el tiempo. Todas las canciones que incluyo en el disco no tienen referencias espaciales; tienen, en cambio, referencias temporales, tienen una cuestión puntual. Me siento como un navegante a través del tiempo viajando a velocidad de crucero.
Hablando de referencias temporales, escuchando Crononauta se siente un cierto espíritu musical de los ochenta.
Tiene el espíritu de los ochenta pero, en absoluto, tiene su sonido. De aquella época me gustaba la imaginación, la variedad y el riesgo, pero no aquel sonido. Ahora, no puede ser.
Otras características de tu último trabajo son la variedad de estilos y las constantes literarias, como Boris Vian o Frankz Kafka.
Estamos demasiado habituados a que todas las canciones de un disco suenen igual. La variedad nos choca. Con las letras estamos acostumbrados a lo mismo, trabajamos con muy pocas palabras. Hay miles de ejemplos de lo que puede dar de sí el idioma castellano y las historias que se pueden contar. Por eso incluí referencias de la literatura, del cine. He tratado, entre comillas, de hacer un disco pop que pueda sonar como pop adulto.
El primer single, sin embargo, En venta, recupera la alegría de la moda juvenil y es un hit de impacto inmediato.
Esta canción la hice para el grupo Anónimos (Coppini, Patacho y Martín), y tiene más de tres años. Forma parte del espíritu general de todo el disco, que es hacer canciones que te alegren, que te acompañen y que queden pegadas al oyente.
Tú vives en dos mundos. Por un lado eres músico y, por otro, llevas ejerciendo el periodismo musical casi treinta años. ¿Es compatible torear en la plaza y criticar detrás de la barrera?
Me parece que no se dan de tortas. No sé cuál es mi vocación ni mi oficio. Salvando las distancias, puedo decir que François Truffaut era un excelente director de cine y, a la vez, escribía en Cahiers Du Cinema como crítico. Lo mismo que Paul Auster, pero sin querer compararme con ellos, naturalmente. Estamos muy mal acostumbrados en España. La crítica musical es un ejercicio de libertad de expresión, independiente. No es más que una opinión, no se contrapone.
Sonriente, ácido y atrevido. Así es Fernando. Capaz de incluir una canción en italiano, A me non basta una notte, como de resumir el relato de Kafka Informe para una academia en una canción. Un superviviente con ganas de dar guerra y agitar conciencias. Para comprobarlo, no tenéis más que pasaros por su canal en MySpaceTv.