Feeder – Pushing the senses
El último trabajo de Feeder es una oda a las melodías pegadizas, a los medios tiempos de estribillos épicos, al placer de la música por la música. No esperes encontrar aquí un disco que destaque por lo experimental o novedoso, que redefina el concepto de rock o que vaya a pasar a la historia del género (para eso ya están Wilco, por ejemplo).
Sólo prepárate para divertirte con diez canciones como diez soles. Diez temas que te van a hacer sonreír, dar un paseo, disfrutar de esos pequeños y hermosos momentos de la vida. Y es que escuchar este álbum es un verdadero placer. Comienza con Feeling a moment, sublime, que suena con unas voces que parece nos llegan directamente desde el cielo. En Bitter glass van subiendo la intensidad para estallar en un grandioso estribillo guitarrero, definiendo ya el sonido de todo el disco.
Por su parte Tumble and fall es otra preciosidad, otro de los cortes que se van sucediendo sin que baje el nivel, hasta llegar a diez singles potenciales. Muchos se quejarán de que Feeder hayan rebajado los decibelios, les lloverán críticas: que si comerciales, que si vendidos… Peor para ellos, éste es un álbum para saborear de principio a fin. Así lo demuestran Tender (con otro estribillo majestuoso), Frecuency (balada cuya melodía de piano les emparenta con Coldplay) o Dove grey sands, otros de los puntos álgidos de este Pushing the senses. Ninguna canción mala, ninguna que sobre. Tira tus discos de Radiohead, Feeder vienen para decirte que la vida es bella, muy bella, como este disco.