La banda de Filadelfia formada por Greg Weeks, Meg Baird y Brooke Sietinsons, trío convertido en quinteto para la grabación de su cuarto álbum -con la suma de Otto Hauser (Vetiver) a la batería y Helena Espvall al chelo-, brilla de nuevo en este disco de composiciones con reminiscencias a Fairport Convention o Pentangle. Los líderes del movimiento neofolk psicodélico, desde su debut en 2004, han compuesto otra serie de canciones que resultarán del agrado de los fans de las bandas anteriormente citadas y del folk en general.
Sin resultar definitivamente un disco excepcional, sí hay que señalar que este trabajo gana puntos en las canciones interpretadas a dúo entre Weeks y Baird (ésta última con una voz muy similar a Sandy Denny). Así ocurre en The road of golden dust, donde incorporan acertadamente la guitarra eléctrica de Brooke Sietinsons, que se convierte en el núcleo de la canción. O en la cautivadora Caroline, otra de las grandes canciones del año con nombre de mujer, donde se combinan perfectamente los tradicionales instrumentos acústicos con los más avanzados elementos analógicos añadidos en el estudio; aunque a algunos les pueda resultar, en cierto modo no sin razón, un disco un tanto sobreproducido.
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