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[Entrevista] Ballena

Tras el grupo malagueño Ballena encontramos a Miguel Rueda (guitarrista, letrista y cantante), Alejandro Hidalgo (guitarrista) y Juande Jiménez (batería), a los que hay que sumar, cuando se suben al escenario, las virtudes de Alfonso López al bajo y Sixto Jiménez a los teclados y coros. No son primerizos, ya que sus componentes han militado en diversas formaciones entre las que encontramos a Cecilia Ann, Fila India, Negroazulado, Notes to Myself o Modo Bélica. Su disco de debut, Navarone, se publicó a comienzos de noviembre a través del sello Subterfuge, una de las discográficas independientes más importantes de nuestro país. El bautizo en directo llegó en la Plaza de la Constitución de Vélez-Málaga el pasado verano para, poco después, abrir los conciertos de Neuman en la Joy Eslava de Madrid o de Surfin’ Bichos en Granada. Entre sus próximas citas se encuentran el festival En Órbita de Granada (el 12 de mayo) y el Weekend Beach de Torre del Mar, que celebrará su quinta edición entre el 4 y el 7 de julio. Charlamos con Miguel y Juande pocos días antes de que Ballena conquistaran la Sala Velvet de Málaga.

El grupo nació entre disfraces, en el Canela Party de 2015.

Miguel: Yo conocía a Alejandro, que se unió a Fila India justo antes de disolverse el grupo. Ale propuso en ese Canela Party llamar a Juande para hacer algo.

Juande: Ale y yo nos conocíamos de cuando empezábamos a tocar en los locales de ensayo que había por Fuente Olletas, con dieciséis o diecisiete años. Él se venía mucho a mis ensayos con Notes To Myself. Siempre hablábamos de montar una banda juntos, pero nunca llegó el momento hasta que en el Canela Party él y Miguel me ofrecieron tocar el bajo con ellos.

Miguel: Hay una anécdota muy graciosa, y es que Juande y yo íbamos a la misma clase en el instituto y luego, cuando nos conocimos, ninguno de los dos se acordaba del otro.

Y en ese Canela Party, ¿de qué ibais disfrazados?

Miguel: Yo no iba disfrazado, pero Ale sí. Fui a ese Canela porque me pidieron el amplificador de bajo para uno de los grupos que iba a tocar y a cambio me dieron una entrada. Yo no iba a ir; me gusta el Canela, pero no soy muy de disfraces. Me da mucha vergüenza. Además, nunca voy con un disfraz guay, siempre pienso que el otro va mejor que yo. ¿A ti no te da esa sensación?

Juande: ¿Tú no te acuerdas de qué iba yo disfrazado en ese Canela? Yo tampoco iba a ir, lo decidí a última hora. Me puse a mirar y cogí ropa interior térmica que me ponía para ir a la nieve, una máscara verde con ojos de mosca y un trozo de tela negra que usé de capa. Pero tenía que darle un toque especial, así que me hice una esvástica grande con cinta blanca. Terminé siendo una especie de insecto nazi.

¿Que instrumentos tocabais en vuestros anteriores grupos?

Juande: Yo tocaba la batería, pero con Miguel y Ale iba a ser bajista porque Víctor, el batería de Fila India, en aquel momento formaba parte de la historia. Pero tuvo que dejarlo y yo me ocupé de la batería.

Miguel: En ese momento teníamos fecha para grabar el disco, así que decidimos ocuparnos sólo los tres: Juande grabando sus bajos y la mitad de las baterías, y Ale guitarras y batería. Así lo hicimos. A veces en los ensayos estábamos los tres, o yo con Juande o con Ale. Nos gusta dejar cosas para el estudio de grabación, no llevarlo todo demasiado preparado.

Juande: Los tres somos muy frikis del equipo: de los pedales, las guitarras, la batería. De todo. Aunque Miguel sea guitarrista y bajista controla también de platos. Cuando llegamos al estudio es como un parque de atracciones.

Miguel: Queríamos que quedara esa frescura. Desde el comienzo nuestro objetivo ha sido divertirnos. Nos pusimos fecha para entrar a grabar rápido porque, a la vez que es un divertimento, tampoco queríamos que fuera eso de llegar al local de ensayo a tomar cervezas y ya.

Juande: Lo teníamos todo muy claro. Queríamos que fuese un proyecto serio.

Miguel: No teníamos discográfica ni sabíamos qué iba a salir de ahí. En los primeros ensayos yo cantaba fatal, era todo un experimento. Al final he aprendido a cantar haciendo el disco.

¿Antes no cantabais ninguno?

Miguel: Todos habíamos hecho coros, pero actuar como cantante principal, ninguno. De hecho, en el concierto de Vélez-Málaga fue la primera vez que canté en directo. Yo todavía estoy en rodaje. En los últimos bolos he empezado a disfrutar algo más. Ha sido un trabajo muy grande. Además, no somos solteros y tenemos obligaciones; ha sido bastante complicado encontrar los huecos para juntarnos, pero estamos muy contentos.

¿De donde viene el nombre del grupo?

Miguel: Yo tenía un nombre para la banda: Mapache. Lo que pasa es que cuando comenzamos a investigar descubrimos que había Mapaches por todos lados. Es lo que tiene internet. De repente, José Luengo, que ha maquetado el disco, nos propuso lo de Ballena. Lo primero que pensamos fue que seguramente habría ya bandas con ese nombre, pero no encontramos ninguna.

Juande: Fuimos al registro de patentes de nombres. Había varios con ‘ballena’, sobre todo turísticos, pero ninguno que se llamara sólo ‘Ballena’. Así que lo registramos y tras los dos meses que hay para alegaciones nos llegó la carta confirmando que el nombre de Ballena era nuestro. No lo elegimos por nada en concreto, simplemente nos sonaba bien. Y al final parece que ha sido un acierto porque a todo el mundo le gusta.

¿Cómo ficháis por Subterfuge?

Miguel: Conozco a Carlos [Galván] desde hace muchos años. A mí siempre me ha gustado Subterfuge, su estética, su filosofía, su catálogo. Yo he hecho mucho skate y surf, y recuerdo que cuando conocí Subterfuge me llamó la atención un grupo que se llamaba Wipe Out Skaters. A partir de ahí empezó mi relación con Carlos. Con Fila India ya le mandé un disco, pero no cuajó. Y cuando surgió lo de Ballena le comenté que tenía una cosa que le iba a gustar, así que cuando terminamos de grabar el disco subí a Madrid para llevárselo y que lo escuchara.

Juande: Durante la grabación en Peligros, Granada, en donde estuvimos una semana conviviendo, hablábamos del diseño. Yo hago fotos, y les enseñé un par que siempre había visto como portada de disco. Una de ellas al final fue la elegida para ser la portada del álbum. Como ya teníamos el diseño decidido, Miguel cogió una carpeta de vinilo, le puso la foto elegida y hasta el logo de Subterfuge, y así se lo llevó a Carlos.

Miguel: Carlos escuchó el disco y dos o tres semanas después me escribió para decirme que se iba a Chile con Anni B Sweet, pero que le había gustado mucho y que cuando volviera hablaríamos. A partir de ahí empezamos a negociar y a plantear fechas. Pero desde el principio dijo que le interesábamos. Para nosotros está siendo como vivir un sueño.

Juande: Aunque la primera alegría para mí fue la química musical que había entre los tres. La segunda fue el disco en sí: escuchar las pistas, las mezclas que habíamos ido grabando. Venía gente al estudio, escuchaba las canciones y preguntaba qué era eso que estaba sonando. Les gustaba. Nosotros éramos los primeros sorprendidos de lo que estábamos creando.

Se os ve contentos, con mucha ilusión.

Juande: Es que estamos, como dice Miguel y aunque suene a frase típica, viviendo un sueño. De repente estamos con nuestra discográfica favorita y haciendo una música que nos encanta a todos, aunque seamos cada uno de padres y madres musicales muy distintos.

En directo sois cinco sobre el escenario.

Juande: Sí. Tenemos a Alfonso López, un bajista de Primera División. Es más de nuestro rollo: rock, pop. Tiene presencia. Es de esas personas que escuchan la canción una vez y ya es suya. Parece que tiene el bajo pegado; es parte de él. Y después tenemos tocando el teclado y haciendo coros al cantante de Negroazulado, Sixto Jiménez, que para mí es como un hermano. El disco que sacamos con Negroazulado también nos lo curramos mucho entre los dos. El tío canta como los ángeles, toca muy bien y tiene una sensibilidad musical profunda y bonita. Nos llevamos todos muy bien.

Miguel: Eso al final es lo más importante. En Ballena no hay egos. Una cosa que me preocupaba mucho porque no quería que pasara aquí es que a veces estás en una banda y la persona que compone se lleva el dinero correspondiente a los derechos de autor sin tener en cuenta que el resto del grupo paga local, la grabación del disco, etcétera. Yo no quería que eso ocurriera en Ballena: quería que todos fuéramos a partes iguales. Y así ha sido.

¿Quién se ha ocupado entonces de las letras?

Juande: Son de Miguel. Se le ocurrían letras, nos las traía, las leía y las explicaba. Una cosa que nos ha sorprendido, yo creo que a ti el primero [en referencia a Miguel], es que los textos están bien, entran muy fácil, son cercanos. Y como las letras son todas de él decidimos poner en el disco que la música de las canciones es de Ballena pero las letras son de Miguel, aunque el tema económico esté repartido a partes iguales.

Miguel: No vamos a hacernos ricos. Lo importante es que cuando dejemos de hacer todo esto quede un buen recuerdo. Quizá por mi bagaje en muchas otras bandas me ha pasado precisamente eso, el no estar como autor cuando yo había compuesto parte de los bajos. Sentía que era injusto pero nunca dije nada. Todas esas cosas se acumulan dentro y yo no quería que eso ocurriera en este grupo con nadie. Así que desde primera hora dijimos que Ballena funcionaría como una cooperativa.

A pesar de las distintas influencias que tiene cada componente del grupo el sonido de Ballena es reconocible, homogéneo. ¿Cómo habéis llegado a él?

Juande: Creo que es una consecuencia, no es nada buscado. En ningún momento dijimos de hacer un grupo de pop, de indie o de rock. O de querer sonar como Band Of Horses o Wilco, aunque es verdad que hay bandas que a todos nos gustan mucho. Digamos que nuestro estilo nos ha salido de forma natural. Otra cosa que marca a un grupo es la voz, y la de Miguel tiende al pop.

Miguel: En la época de Cecilia Ann yo escuchaba mucho a Los Planetas, a Australian Blonde, a grupos extranjeros, sobre todo americanos. Una cosa que no me gustaba de la música indie en esos años es que las bandas no sonaban bien, se notaba que no habían ensayado. Pero veías a un grupo guiri y sonaban bien. Eso ya no pasa ahora. Ves a Viva Suecia en directo, por ejemplo, y puedes comprobar que son una gran banda de rock. Pero en aquella época parecía que cualquiera cogía una guitarra y se ponía a tocar. Uno de los días más felices de mi vida fue cuando metieron a Eric [Jiménez] y Kieran [Stephen] en Los Planetas; ahí fue cuando el grupo empezó a sonar realmente bien. Recuerdo perfectamente el primer concierto que vi de ellos en la Sala Factoría de la Feria de Málaga. Pero yo no escuchaba grupos españoles por lo general. Me ponía a Nirvana, Foo Fighters o Rage Against The Machine.

Juande: Llegaba cualquier grupo que no era importante y que estaban de gira por Europa, tocaban y decías: «Madre mía, nunca vamos a sonar así». Y luego veías grupos españoles que ya estaban asentados, con fama y con fans, y no sonaban bien. Eso, como dice Miguel, ya no pasa. Ocurre con bandas amateur, pero no con las consolidadas.

En el disco hay colaboraciones de Paco Román (Neuman), Alejandro Méndez (Lori Meyers), Raúl Bernal (Dolorosa, Loquillo) o Daniel Guirado (Pájaro Jack).

Juande: La mayoría de ellas surgieron gracias a Miguel y a nuestro técnico, José, que ha grabado con Lori Meyers, con Los Planetas y con muchas otras bandas de Granada. También estuvo en la gira de If con Neuman, por lo que conoce bien a Paco. Se nos ocurrió lo de meter una guitarra suya en Sagres Midi porque pegaba, es muy de su rollo. Le dijimos a José que se lo propusiera, y yo también le escribí ya que habíamos tenido un encuentro grabando en el Puerto de Santa María con Paco Loco. Y aceptó, no hubo ningún problema.

Miguel: Se acercó a Peligros, en Granada, que es donde estábamos grabando el disco, aunque no llegamos a coincidir. Quedó un día allí con José, grabó las guitarras y cuando las escuchamos flipamos porque era justo lo que teníamos en mente; queríamos ese sonido que él tiene, que es muy profundo y etéreo, con reverb. A Alejandro, de Lori Meyers, que toca en Tropisálida, lo conozco de cuando empecé con Cecilia Ann, porque lo sustituí de bajista. Ale es profesor de guitarra clásica y tiene un grupo con su padre y con su hermano donde hacen versiones de Toquinho o Vinícius de Moraes. A Tropisálida le pegaba una guitarra brasileña al principio, pero no queríamos meter la típica guitarra mal hecha. También hay una parte con flauta travesera, que es un instrumento anti-indie. Yo acababa de escuchar el disco Sistema, de Joan Colomo, y ahí quedaban muy bien. Se me metió en la cabeza utilizarla en Tropisálida, así que buscamos a alguien del conservatorio para que la tocara; le mandé al chico la pista con la voz y él me la volvió a enviar con la flauta ya grabada. De hecho, no conozco físicamente al flautista del disco. Teníamos claro que queríamos instrumentos reales, nada de samplers. En Portugal hubiera matado por tener a Jota en los estribillos. Le mandamos la canción, pero estaba liado con el disco de Los Planetas y no pudo ser.

Juande: Es un disco donde, de once temas, teníamos cinco o seis que podían ser la carta de presentación. Además, en un vinilo la primera canción de cada cara es muy importante.

Miguel: Para José, nuestro técnico, el single era Portugal; para Virginia Díaz, de Radio 3, Aerobic Cristal; y para Carlos Galán era El policía del estilo.

Tras Tropisálida llega De la cadena los favores. Ambas se escabullen del sonido ordinario del disco.

Juande: No ha sido algo consciente, pero sí es verdad que cuando estábamos pensando en la secuencia de las canciones en el disco teníamos claro que esas dos iban al final, quizá por eso que comentas. Son las menos estándar. De la cadena los favores está grabada con tres bajos distintos mezclados: hay dos Precision y un frestless. Después le añadimos los teclados.

Miguel: Grabamos los teclados mientras se emitía la primera temporada de la serie Strange things; yo tenía en la cabeza los sintetizadores. También me acordaba de Twin Peaks.

Lolalé es muy Teenage Fanclub, un grupo donde también reina la cooperación.

Miguel: Ellos son incluso más democráticos; en cada disco se reparten las letras, las composiciones, las voces. Ocurre en todos sus trabajos menos en uno, no recuerdo cuál, en el que Raymond McGinley ejerció de mánager y dejó la parte compositiva a los otros dos. A mí me encantan Teenage Fanclub. Una vez fui con Álvaro, de Fila India, a verlos a la Universidad de Cádiz. Allí nos encontramos con Pepillo y Adolfo, de Airbag, y tras el concierto subimos al camerino y nos fuimos con ellos de marcha. Norman [Blake] se iba ya a la cama con la biografía de Dylan bajo el brazo, pero al final se quedó con nosotros hasta las tantas de la mañana. De hecho, en el concierto de la Sala Velvet haremos una versión de ellos. Me gusta todo lo que han grabado, pero mi disco favorito es Grand Prix.

Juande: El mejor es el Bandwagonesque. Escuché tanto el CD que se estropeó.

Yo soy más del Songs from Northern Britain.

Miguel: A mí me vuelven locos. No los conocía hasta que me grabaron un casete que por un lado tenía a Big Star y por otro a Teenage Fanclub. No había escuchado a ninguno de los dos grupos, así que imagínate qué descubrimiento.

Hablemos de El policía del estilo, la canción que abre el disco. Llama la atención por las trompetas del estribillo, por su letra y también por el vídeo que habéis grabado para presentarlo.

Juande: Hicimos caso al sello y la elegimos como single. Hubo tres adelantos del disco, pero el gordo fue El policía del estilo.

Miguel: Fue uno de los primeros temas que teníamos para el disco. Recuerdo estar en casa el verano en que habíamos hablado de formar el grupo tocando una guitarra que me acababa de comprar. Salieron unos acordes muy a lo Shins. El solo de la canción es el que grabé hace dos años, tal cual. Es un tema muy vivo, muy cachondo. En la letra hay mucha realidad, más de lo que la gente puede llegar a pensar. El título está sacado de un viaje en furgoneta a Madrid. Había una cinta de Polnareff y alguien dijo, fijándose en sus pantalones, que debería de existir un policía del estilo porque antes se vestía mejor que ahora. Mezclé ese concepto con la idea de un tío, o de un grupo, que lleva ya mucho tiempo tocando en diferentes estilos, que lo hace muy bien pero que no ha tenido éxito. Y de repente llega una banda joven que triunfa rápidamente y el tío se indigna. Yo veo mucho cine, incluso trabajé algunos años en Arrayán, y tal vez por eso se me vino a la cabeza también el guión del vídeo. El policía del estilo habla un poco de decir «vamos a divertirnos que son dos días», sin preocuparse de si se tendrá éxito o no. Y está muy bien ver a Cala Vento o a Viva Suecia, por ejemplo, y en vez de sentir envidia poder decir «qué buenos son estos chavales, qué bien suenan».

Juande: El discurso que se critica o enfatiza en esa canción es muy real. Es muy normal ir a conciertos con gente de nuestra edad, que lleva tocando con poco o ningún éxito, al igual que nosotros, desde la adolescencia, y escucharlos criticar a grupos, a chavales de veintidós años, como si ellos tuvieran la verdad. Es un resquemor cercano a la envidia. Es un discurso bastante común y feo. También es verdad que si dedicas tu vida a algo que te gusta, tienes unos objetivos y nunca los consigues, se van creando cicatrices. Pero pensar que vas a triunfar en la música es un error de base.

Miguel: Hay que intentar disfrutar desde el momento en que te montas a la furgoneta, saber valorarlo. Esa es la visión que nosotros tenemos: divertirse siendo a la vez profesionales y respetuosos con el público y el sello discográfico. No hay que darse tanta importancia. Esto no es una competición. Lo único que quiero es tener mi vinilo y ponerlo en casa. A partir de ahí todo lo que venga es un regalo.

Juande: Tenemos muy claro que si alguien paga ocho o diez euros para verte en un concierto tienes que estar a la altura. Por lo menos intentarlo, es decir, que no haya nadie que piense que no estamos dando el 100%. Dentro de tus posibilidades y limitaciones tienes que hacerlo lo mejor que puedas.

¿Qué planes tenéis para los próximos meses?

Miguel: Ya se ha anunciado que estaremos en el festival En Órbita de Granada, y estamos cerrando fechas que aún no podemos decir. Estaremos en tres o cuatro festivales más. Queremos tocar mucho, pero nuestras circunstancias no son las de un grupo al uso. Los tres tenemos compromisos laborales y familiares, así que seleccionamos, por necesidad, entre los conciertos que van saliendo.

Foto: David Vilavedra.

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