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Entrevista a Christina Rosenvinge (febrero 2005)

Christina Rosenvinge es una compositora bien conocida por todos. Tras su salida de la multinacional Warner y una larga temporada en Nueva York, donde grabó dos discos (Frozen pool en el 2001 y Foreign land en el 2002), volvió a nuestro país con un estilo muy diferente, más maduro y alejado de sus trabajos de años pasados. Ahora, Christina tiene nueva banda y en breve comenzará a grabar su próximo álbum. Hablamos con ella al día siguiente de su Concierto Únicos del Galileo Galilei de Madrid en una céntrica cafetería madrileña.

– Tu estancia en Nueva York trajo consigo dos discos muy diferentes a los anteriores; estaban compuestos en inglés, la producción era bastante distinta… ¿Qué te impulsó a cambiar el estilo de tu música?

La verdad es que cuando lo tengo que explicar me cuesta mucho trabajo, porque es algo que hago por impulsos. Cada vez que hago algo me quedo crónicamente insatisfecha e intento hacerlo mejor la próxima vez. En realidad, yo creo que ha sido un camino que empecé según he ido aprendiendo más sobre música, sobre todo a tocarla. No ha sido tanto oír más discos como empezar a darme cuenta de que yo tenía mas posibilidades. En los primeros discos, por ejemplo en Que me parta un rayo, acababa de empezar a componer, había ocho acordes y con ellos hice todo el disco. Y a la gente le gustó mucho precisamente por eso, porque era muy inmediato, con canciones que en realidad podía haber escrito cualquiera y con letras que recogían un poco cosas que estaban en el aire, que a la gente le importaban, o con las que se podían identificar. Entonces, según empecé a aprender cosas distintas, a aburrirme de lo que ya sabía e intentar aprender cosas nuevas, me fui especializando más, tal vez alejándome del público, pero encontrando y haciendo música mas interesante, en definitiva. Básicamente toda la historia viene de ahí, de haber seguido comprando discos nuevos. La mayoría de la gente a partir de los veinticinco o treinta años se queda como encasillada en lo que son en ese momento y siguen oyendo esos discos. Si tú sigues escuchando música nueva por supuesto que te influye, te da ideas, te sugiere y abre caminos que no estaban abiertos antes. También ha sido un camino de autoconfianza, darme cuenta de que donde pensaba que estaban mis debilidades -que era tener una voz muy fina y cosas de este tipo, o tocar de una manera muy elemental-, en realidad no eran debilidades, que podía hacer un estilo de eso. Entonces, en vez tratar de evitarlo, hice lo contrario, identificarme con eso y usarlo como una bandera.

– Tus discos actuales encajan muy bien en el terreno más indie de la música española, ¿estás satisfecha con los resultados de tus últimos trabajos en nuestro país?

Está dándose ahora una circunstancia muy especial. No sé si os disteis cuenta ayer, en el concierto, que se mezcla el público que tenía antes, que viene por los discos anteriores y hace un esfuerzo de readaptación increíble porque les guste eso, y a mucha gente le sigue gustando…. Esta gente se mezcla con público nuevo, con gente que lo que le gusta realmente es la última etapa. Pero bueno, esto ya me había pasado antes porque, de Alex y Christina a lo que yo hice sola, hubo mucha gente que se bajó y otra mucha gente que se subió.

– Entonces, ¿crees que puedes encajar ahora en el panorama independiente?

De alguna manera estoy un poco al margen, pero no es tanto por una cuestión estilística sino porque, siendo sincera, me da la sensación de que… A ver como lo digo con un poco de delizadeza… Muchas veces las posturas son mas estéticas que ideológicas, es decir, lo que la gente llama independiente es más una postura puertas afuera que algo que ellos mismos no saben lo que es.

– Pero digamos que hay un terreno nuevo, en principio era difícil que algunos discos encajaran en lo que se oía en España, y ahora hay más grupos que se han arriesgado en ese sentido, aunque las compañías no sean independientes del todo.

Sí es verdad que, por ejemplo, ahora la RockDeLuxe me hace mucho caso. [risas] No sé si eso quiere decir que he entrado o no ahí, yo creo que no he entrado del todo. Por otro lado siempre he sido un poco bicho raro, porque tampoco quieren saber nada de mí en 40 Principales desde hace años, ya me crucificaron cuando estaba en Warner, pasaron de mí. Estoy un poco en tierra de nadie, el único otro músico con el que me identifico, que ha tenido una carrera parecida a mí, es Diego Vasallo, que empezó en Duncan Dhu y luego utílizó todo el dinero del éxito que había tenido para ser libre y hacer lo que quería. Creo que los discos que él ha hecho últimamente son muy intimistas, muy interesantes, pero ya no entramos ni en la música comercial ni en el mundo independiente, estamos un poco en medio.

– Hace dos años Warner sacó un box set completo con los cuatro discos que hiciste con ellos. ¿Te gustó el trabajo que realizaron?

Han sacado un box set, un libro disco, una remasterización del primer disco… En realidad están intentando vender las mismas canciones otra vez. En ningún momento me han consultado o pedido opinión. Una vez lo hicieron, me pidieron las maquetas y yo les dije que se las daba pero a cambio de que me dejaran remasterizar e incluso remezclar algunos temas, y no me dejaron porque lo que quieren es simplemente cambiar la portada y volver a poner lo mismo.

– Volviendo a Nueva York, ¿cómo ha influido tu estancia fuera de España en tu música? Tocar y hacer los discos con miembros de Sonic Youth, grabar en Estados Unidos…

Lo que me ha dado sobe todo es valor, mucha autoconfianza. Cuando llegué allí al principio estaba muy impresionada con toda la gente con la que estaba, ellos me hacían caso y les parecía estupendo todo, y luego me di cuenta de que allí la gente es mucho más desvergonzada que aquí, es decir, las cosas se hacen con mas descaro, y eso es también parte del estilo de llegar a las cosas. No están tan acomplejados, España en general es un país de acomplejados, y se nota mucho en la vida cultural. Entonces me ha servido para quitarme los complejos, arriesgarme y hacer cosas distintas, darme cuenta de que cuando lo haces así a la gente le gusta más, les interesa más. En realidad, gente que coge la guitarra y que canta medianamente bien hay a montones, una de cada, no sé, cinco personas de entre quince y veinte años hace eso tarde o temprano, y realmente la manera de destacar e ir a alguna parte con eso es inventarte algo que solo haces tú, algo en lo que creas ciegamente y que solo sepas hacer tú. Creo que es más importante desarrollar una personalidad que hacerlo bien, tocar medianamente bien es relativamente fácil.

– Bueno, nosotros estamos más interesados con la música que haces ahora.

A veces me siento un poco en deuda con los fans de la etapa anterior porque sé que les encantaría que me pusiera a cantar Tú por mí y Mil pedazos, pero para mí todo eso está un poco superado, son temas que ya no puedo hacer. Incluso hay canciones que, ya definitivamente creo que es una cuestión de edad, no se pueden cantar con mas de treinta años, ya se acabó eso, sería patético. [risas] Qué quieres que te diga, oír a los Hombres G cantando Sufre mamón, me parece que… ¡Cómo pueden ser capaces! Creo que es horroroso. Realmente, en lo que estoy es justo en eso, el ahora, ya ni siquiera en los dos discos anteriores, estoy en el disco de ahora, de este año.

– Respecto a tu estilo musical ¿tienes algún tipo de bandas que te influyan más?

La música te sale intuitivamente, por supuesto, pero intento beber de ciertas influencias que en el fondo están muy pensadas. Hay muchas cosas que me gustan pero a las que intento no acercarme porque pienso que por ese camino no hay futuro. Sin embargo, precisamente en la estancia en Nueva York, me di cuenta de que hay que reafianzar el pop europeo. Hay una identidad de pop europeo, en España en concreto hay una forma de hacer pop español, que no se puede transladar a otros países, y eso es lo que hay que intentar. Ni siquiera tiene que ver con cantar español, sino en la capacidad, por ejemplo, de mezclar ritmo latino con pop anglosajón, es algo que a nosotros nos sale con cierta facilidad. Hay gente que lo ha hecho con mucho éxito como Manu Chao. Yo lo intento más por el camino de la bossa nova, o también mezclar pop francés, que he oído de toda la vida, desde la época Alex y Christina, que estaba muy influido por ello. También con música de cabaret alemana, el pop italiano… Ese tipo de melodías también las tengo muy presentes. Y todo es incorporarlo a las influencias clásicas de Sonic Youth, la Velvet Underground…. Intentar sacar algo propio de todo. Además, en mi caso se me mezcla mucho el tener la raíz anglosajona y nórdica por parte de mis padres, con haber vivido en España, todo ese mestizaje lo intento plasmar luego.

– Has tenido que buscar nueva banda en España para volver a montar los temas en directo, empezar a hacer las cosas de un modo distinto y abrirte camino después de largo tiempo sin actuar en este país. ¿Cómo ha sido este proceso?

Tuve un momento de pánico antes de empezar tocar con Charlie, porque los músicos con los que había tocado siempre ya no me valían. De hecho, ni siquiera me valían entonces, porque creo que la manera en que ellos interpretaban lo que yo hacía… No estábamos en el mismo mundo, por eso esos discos, aunque hay muchas canciones que me gustan, no me gusta mucho como estan grabados. Me refiero a Que me parta un rayo. Intenté buscar gente que estuviera en la misma onda que yo y, para eso, la gente de mi edad no estaba. He tenido que saltar unas cuantas generaciones hacia atrás [risas] para encontrar gente de entre veinte y veinticinco años que pueden entender esto mejor. Les faltan ciertas cosas pero tienen mucha más preparación y capacidad que los anteriores, son capaces de rellenar esas carencias. Desde que conocí a Charlie, lo de ir conectando con gente nueva ha sido a través de él.

– Hace dos años que sacaste tu último disco, y ayer en el concierto vimos que tocasteis mucho temas inéditos. ¿Estás pensado ya en otro LP?

Lo quiero empezar a grabar el mes que viene si es posible. Quiero hacer una mezcla entre mi banda de Nueva York, con los que sigo en contacto y tocando, y con la nueva banda de Madrid, mezclarlo un poco.

– ¿Grabarán Lee Ranaldo y Steve Shelley?

No lo sé, la verdad es que Lee Ranaldo ha sido más una figura como de padrino. Cada vez que tenía problemas, porque quería grabar o no sabía cómo montarlo, él me ha ayudado. Pero realmente no ha tocado tanto, se ha limitado a ayudarme y decirme «vente al estudio, vamos a grabar esto, yo te ayudo, estaría bien que aquí grabara nosequién…». Pero no ha tocado tanto, cuando lo ha hecho es porque yo expresamente se lo he pedido para una parte en concreto. Steve Shelley sí, para mí él es parte fundamental de lo que he hecho en los últimos tiempos, la mezcla de cómo él entendía mis canciones ha sido gran parte de la fórmula por la que ha funcionado. Jeremy Wilms, que es el bajista pero también toca guitarra y teclado, me gustaría que estuviera porque es un exmúsico de jazz metido en el pop y que ha enriquecido todo mucho. Si puedo también intentaré conseguir a Tim Foljahn, que es el guitarrista con el que he estado tocando antes. Él ha tocado en estos dos discos y es un tío muy especial, es un cantautor americano clásico y tiene su estilo, su sonido, sus propias canciones y su propio mundo. Cuando Tim toca en canciones de otro, su foma de ver las cosas, que es muy particular, te aporta mucha personalidad.

– ¿Tenéis ya discografica o vas a volver a grabar con Smell Like Records [la discográfica de Sonic Youth] en Nueva York?

Estoy en tramitación, ahora ha salido Foreign land en Estados Unidos, en el sello de Steve, y ha ido muy bien, ha entrado en listas de College Radio y ha sonado mucho por ahí, todo a un nivel independiente. A través de Estados Unidos me llegan de repente emails de una radio de Polonia que me ha metido en listas y cosas así. Es como un efecto spray, a partir de ahí ha llegado a muchos sitios. En este disco en concreto, el próximo que voy a hacer en España, estoy pensando en hacer mi propio sello, tengo opción de distribución con una distribuidora grande, y además podría editar Frozen pool, que aquí no salió. De todas las opciones ésa es la que más me apetece, porque firmar con una compañia independiente, a estas alturas me cuesta un poco. Estuve hablando con Mushroom Pillow, que creo que es un sello muy interesante, pero la verdad es que me he vuelto independiente yo misma. [risas] Últimamente lo he estado haciendo a mi manera y así es como me apetece hacerlo ahora.

– En el concierto de ayer tocó en algunos temas el productor Suso Sáiz, ¿participará en el disco?

Posiblemente, no lo sé. Él es un poco como Ranaldo, hace de facilitador de las cosas. Ayer fue la primera vez que tocamos juntos, nunca habíamos hecho nada juntos más que cenar y hablar y hablar. En realidad, lo de la producción es muy relativo, porque yo ahora tengo muy claro lo que son las canciones, cómo tienen que sonar, y lo que necesito es alguien que me ayude a cristalizar eso, a ejecutar mejor las ideas que yo ya tengo.

– Nos parece que es un buen momento para la música independiente en España, aunque aún prima la música puramente comercial. ¿Cómo ves la situación actualmente?

Tengo una visión muy parcial porque yo me he descolgado de todo. Ni leo revistas ni oigo música de nadie que no sea algún amigo que me enseña algo que sabe que me va a gustar, pero no puedo juzgarlo. He oído cosas interesantes como La Buena Vida, o Plastic D’Amour, Albert Plá…

– Ahora se lleva mucho lo de la imagen, a veces cuesta creer que la gente tenga esa actitud ante la vida…. Se lleva mucho la estética, muchas veces llaman indie a lo que está de moda…

En general en España, y no solo en la música sino también en la literatura, el cine y todo, a veces lo que falta es el criterio, hay poca gente que tenga un criterio propio. En Estados Unidos hay más marcadores de criterios, tiendas de discos o revistas en las que si estás allí parece que ya eres guay. En España, en general, me da la sensación de que la gente no sabe distinguir por sí misma si algo esta bien o no, te lo tienen que decir, alguien tiene que venir y decírtelo. Pasa en todo.

– Hay muy buenos grupos que no salen nunca a la luz, no se les tiene en cuenta. Los medios te venden lo que quieren.

España, honestamente, es un poco el culo de Europa, y Europa a su vez el de América, parece que el alcance que se pueda tener aquí es mínimo.

– Pasemos al cine. Participaste en la banda sonora de La pistola de mi hermano, una película de Ray Loriga. ¿Eso fue esporádico o te has planteado alguna vez seguir con ello?

Lo de las bandas sonoras es algo que me gusta. Probablemente repetiré en algún momento. De hecho, en mi disco anterior y en el que estoy haciendo ahora, muchas de las canciones están inspiradas en bandas sonoras. Gente como Legrand, Bernard Herrmann o Badalamenti, el de Twin Peaks… Todo eso ha tenido mucha influencia en la música que he hecho últimamente. También Phillip Glass. De repente oigo música que no tiene nada que ver con el pop y que luego la aplico al pop y salen cosas interesantes.

– Ahora se esta dando mas importancia a las bandas sonoras, con muy buenas ventas.

Vivimos en una cultura audiovisual, el cine ha cobrado muchísima importancia en los últimos años. Eso es una gran diferencia que he visto. Cuando hace años Ray hizo La pistola de mi hermano, muy influida por el cine asiático, me acuerdo que él iba hablando por ahí de cine asiático y la gente no sabía de qué hablaba. Nadie había visto una película de Takeshi Kitano, y ahora la gente sabe quién es. La cultura audiovisual ha aumentado espectacularmente en los últimos años.

– Para terminar, una pregunta acerca de los sellos independientes y el pirateo de música: hay una serie de artistas de Francia que han hecho un manifiesto [«Liberez la musique«] contra todas las sentencias que se están llevando a cabo por la descarga de música por Internet. ¿Qué te parece el fenómeno de la piratería?

Es un tema muy muy complicado, estoy totalmente de acuerdo con que se tiene que abrir un debate. Hay que romper la baraja y volver a hacer las reglas del juego. Por ejemplo, yo ya estaba dentro del mundo de la música cuando se hizo el cambio de vinilo a cd, y fue algo increíble porque a las compañías de discos se les redujeron los costes de producción un 50% o más, y sin embargo ellos aumentaron el precio más del 50%, incrementando sus ganancias espectacularmente. Durante muchos años tuvieron unas ganancias increíbles a base de reducir a los artistas sus royalties y aumentando el precio a los consumidores.

Yo creo que lo que están viviendo es el castigo divino por haberse aprovechado tan vilmente. Ellos lo hacían diciendo que tenían que recuperar la inversión que habían hecho en tecnología para llegar hasta el cd. Y a día de hoy, cuando una compañía multinacional te paga un royalty, te descuenta un 20% en concepto de fundas de cd, que en el fondo es mucho más barato que la funda del vinilo. Ellos mismos piratearon descaradamente a la gente, sin ningún tipo de escrúpulo, y lo que ha ocrrido es la resaca de eso. La tecnología que estaba en sus manos, las tostadoras de cd y todo eso, ha llegado a los consumidores, en cierto modo han sido ellos mismos los que han facilitado la piratería con su venta. Por un lado se quejan de la piratería y por otro se hinchan a vender tostadoras y cds vírgenes.

En todo caso es una cosa muy complicada y muy sucia en la que desde luego los artistas hemos perdido mucho. Los presupuestos de discos se han reducido muchísimo, hoy por hoy grabas con un 10% de lo que grababas hace diez años. Por aquel entonces, los presupuestos eran de diez o quince millones de pesetas, y ahora son de un millón y medio, lo cual va en detrimentro de la música que hace toda la gente. Ya no puedes meterte en un estudio con un cuarteto de cuerda a grabar, o con un piano de cola, tienes que hacerlo en tu casa con un teclado. La grabación análogica, que para mi gusto es muy superior, no está al alcance de casi nadie. Por un lado creo que la gente está en su derecho de descargar música, escuchar, analizar lo que les gusta, aprender, elegir ellos lo que quieren oír y no sólo lo que se les ofrece en la radio ni en los canales que están totalmente mediatizados. Pero por otra parte, yo creo que la ética personal exige que una vez que encuentres lo que te guste, vayas a la tienda y te lo compres. Lo que no puede ser es que un cd que lo vas a oir cien veces lo piratees, pero si lo vas a oír una vez…

De todos modos, el público masivo está ahora muy dirigido, la música comercial de hoy por hoy es peor que nunca. Lo que se está escuchando ahora en España es pura pachanga de la peor clase. No es que antes fuera buenísima, pero al menos estaba hecha por músicos, pero todo este fenómeno de Operación Triunfo… Cualitativamente es nefasto.

– Parece que cuando la gente bajaba música para escuchar grupos que aquí eran imposibles de conseguir o comprar no importaba, pero cuando se ha empezado a hacerlo con Bisbal, ahí sí que la industria ha reaccionado.

Francamente, ahora mucha música es tan mala que da exactamente igual bajarla de Internet. Se trata de llegar al consumo responsable. Si tú pagas por la música que te gusta, es una manera de que siga existiendo porque si no, la gente tiene que tener otros trabajos, reducir el tiempo que dedican a la música o incluso dejar de tocar. De todas formas, creo que si se ha llegado a esta situación no ha sido culpa de los consumidores sino de las grandes compañías, de cómo se ha gestionado el negocio musical. Al final su propia historia se les ha vuelto en contra.

Quizá ahora la música es más bien una sintonía de fondo. Da igual la letra, da igual cómo esté hecha.

Para mi gusto conceptualmente es como si la música te la tuvieras que poner por la mañana en la radio a todo volumen para salir escopetado al trabajo, no es música para escuchar realmente. Casi te hace el efecto de un café: Bisbal, Paulina Rubio, todos estos…

La conversación se prolonga hablando de los problemas del pirateo, el consumo responsable a la hora de comprar música, los problemas de las discográficas independientes…

Autor: Ana F.
Fotos: La Nota Producciones Musicales.

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