El test de las 5: Summer Spree
Hoy nos visita un veterano que llega con un álbum de debut.¿Es eso posible? Pues sí en el caso de Álvaro Muñoz, más conocido como Tarik, y lo de debut, es con su nuevo proyecto, Summer Spree, ya que Alvaro Tarik es un veterano músico que probablemente conozcas más en sus anteriores proyectos, sobre todo en Tarik y la Fabrica de Colores, con el que grabó cuatro discos, y también como Rufus T.. El año pasado publicó su primer Ep con esta nueva encarnación- del cual, una de sus canciones, Dile a tus padres, estuvo en nuestras canciones favoritas del año, y recientemente acaba de lanzar ya su álbum de debut, Sub Lumine.
Lugar y fecha de nacimiento:
Corduba, año 27 a. C.
Dirección actual de ensayo, corte y confección:
El loft en el que vivo, en Alcalá de Henares. Yo y mis máquinas de hacer y grabar música.
¿Hay algún líquido – o sólido- elemento que suela servirte de gran ayuda en el proceso de escritura y/o composición?
Whisky escocés del bueno o nada.
En este cambio de registro como Summer Spree, lo primero que se nota es el cambio de las guitarras por sintetizadores. ¿También ha afectado o influído a la forma de componer antes y ahora?
Sigo componiendo igual que siempre, con el piano o la guitarra. Lo que cambia es la producción. Algunas canciones de Summer Spree están compuestas —o incluso grabadas originalmente— con guitarra, pero al ejecutarlas en la producción final con sintetizadores se abren puertas a otras dimensiones.
De todas las influencias de artistas de ayer y de hoy ¿cuál podría ser la que más nos podría sorprender a primera vista, o mejor dicho, escucha?
ESPRIT 空想, 18 Carat Affair, Saint Pepsi, Vektroid… vaporwave y future funk, en general. Cuando voy en el coche suelo escuchar eso últimamente. Bueno, y Radio Clásica.
¿Hay algún recuerdo musical o inspiración- en forma de disco, actuación, familiar…- definitiv@ que hiciera que te dedicases a la música?
Recuerdo estar subido sobre una caja de botellas de leche en el portal de mi casa, cuando tenía 6 ó 7 años. Estábamos un grupo de amigos y se me ocurrió improvisar una canción con el texto de un cuento que tenía en mi mano y que decía algo sobre la tramontana. Contra todo pronóstico, mis amigos empezaron a aplaudir. Años después, apareció Paul Welller con lo de That’s Entertainment.
¿El tiempo de silencio (discográfico) hasta la salida del ep, y posteriormente, Sub Lumine ha sido voluntario o forzado?
Estoy en contacto diario con la música. Toco el piano o la guitarra casi todos los días, y siempre estoy pensando en cosas que me puedan servir para escribir letras. Pero no tengo prisa a la hora de publicar mis trabajos. Aceptamos como dogma que las prisas contribuyen a la prosperidad, y eso es totalmente falso. Hay quien se jacta de dormir 5 horas al día o de no tener vacaciones y pretende dar ejemplo de algo con ello. De lo único que dan ejemplo es de gilipollas. Nos han programado para priorizar cantidad sobre calidad. Somos un país de insomnes estresados porque creemos que eso nos hace más prósperos, pero, en la práctica, jugamos en la tercera división del mundo occidental.
En una entrevista que te hacíamos diez años atrás nos comentabas: “Un disco puede tener mayor o menor éxito en cuanto a cifras, pero para mí el auténtico éxito es poder vivir tranquilo después de haberlo hecho”.¿Es ahora también el caso?
Bueno, ahora iría más lejos, diría que medir el éxito es imposible. El éxito no es mensurable porque no se puede tener en mayor o menor medida: o se tiene o no se tiene. Pero, ¿qué criterio empleamos para confirmarlo? ¿Cómo lo definimos en el ámbito artístico? Si vendes mucho pero estás amargado por la presión de la mercadotecnia y porque no te complace del todo tu obra por lo desleal que has sido con tu arte, entonces eres un desgraciado. El éxito artístico, en mi opinión, consiste en expresarte como quieres y quedar satisfecho con ello.
¿A qué músico/banda de otra década te hubiera flipado ver en directo?
Uf, no sé. Supongo que, en su momento, ver a grupos como The Doors en directo sería una experiencia que podría cambiarte la vida. Tenían tanta poesía y tanta música, tanta intensidad… También habría estado bien ver a alguna de esas bestias de escenario en los 60 como Wilson Pickett. Y en España, Los Brincos, claro.
Y ahora que se están poniendo de moda los conciertos en holograma de artistas fallecidos- Roy Orbison, Frank Zappa…- ¿ hay algún artista por el que pagarías por verle en este formato?
No creo.
¿Qué consejo deberías haber escuchado, pero no lo hiciste?
Estoy pensando en los miles de consejos que me pueden haber dado en mi vida, pero no me viene a la cabeza ninguno en particular. La verdad, no suelo prestar mucha atención a los consejos, a no ser que los pida yo.
Ese grupo o solista nacional de cualquier década que merece/mereció más repercusión de la que tuvo:
Hubo un dúo cordobés, José y Manuel, que tenían unas canciones increíbles, muy en la línea psicopop orquestado de la primera mitad de los 70. Grabaron un par de LPs para Hispavox, producidos por Juan Pardo y Waldo de los Ríos. Sólo por una canción espectacular que hicieron, Geraldine, merecerían un puesto en el «Hall of Fame» de la música española.
En la entrevista que antes citábamos, nos comentabas sobre el mercado independiente que había más calidad que nunca, y “probablemente dentro de diez, veinte años, habrá más aún”.¿Sigues pensando lo mismo?
No. Las épocas de más brillantez musical en España fueron la segunda mitad de los 60 y primera mitad de los 70. En los 80 hubo talento, ganas y audacia, pero los discos sonaban mal casi todos. En los 90 me perdí todo lo de aquí porque vivía en Londres, pero lo que oigo ahora no me dice mucho. Los 2000 fueron los años del indie comercial, estirado y exprimido, todo parecía un anuncio de Movistar.
¿Hay alguien con quién- desde el punto de vista musical- te hayan comparado que jamás hubiéses imaginado?
Me ha pasado muchas veces, pero recuerdo que después de una de mis primeras actuaciones (fue en el instituto), un profesor se acercó a mí y me dijo: «Álvaro, no sabía yo que estabas hecho un Travolta». Entonces lo tomé como un dislate de profesor pardillo, pero ahora me enaltece.
Un momento especial que te haya dado la música, que no sea un concierto propio:
Estar en casa viendo en la pantalla del ordenador, con lágrimas en los ojos, a Luther Vandross cantando A House is not a Home.