«Acabo de escuchar las noticias sobre Little Richard y estoy muy triste. Él era mi estrella brillante y luz de guía cuando yo era solo un niño. Era el espíritu original que me movió a hacer todo lo que haría después. Hice algunos shows con él en Europa a principios de los noventa y pude pasar mucho tiempo en su camerino. Siempre fue generoso, amable y humilde. Una dinamita como intérprete y músico y aún se puede aprender mucho de él. En su presencia, él siempre fue el mismo Little Richard que escuché por primera vez y del que quedé impresionado al crecer y sentirme siempre el mismo niño. Por supuesto que vivirá para siempre. Pero es como si una parte de tu vida se hubiera ido» comentaba hoy Bob Dylan en una de sus escasas declaraciones en los medios.
Little Richard fue el gran arquitecto del rock, y, además, fun auténtico mentor. Cuando averiguó que los ritmos que él había creado triunfaban más entre la juventud mucho más que el gospel que él practicaba cuando dejó el rock, entabló una amistad con una joven banda que comenzaba, y terminó asesorándola sobre cómo interpretar canciones en vivo y enseñando a su cantante Paul McCartney diferentes vocalizaciones. «De ‘Tutti Frutti’ a ‘Long Tall Sally’ a ‘Good Golly, Miss Molly’ a ‘Lucille’, Little Richard vino gritando a mi vida cuando era un adolescente. Le debo mucho de lo que hago a Little Richard y su estilo; Y él lo sabía. Él decía: «Le enseñé a Paul todo lo que sabe». Tenía que admitir que tenía razón. En los primeros días de The Beatles tocamos con Richard en Hamburgo y lo conocimos. Nos dejaba pasar el rato en su camerino y fuimos testigos de sus rituales previos al espectáculo, con la cabeza debajo de una toalla sobre un recipiente con agua caliente y humeante, de repente levantaba la cabeza hacia el espejo y decía: «No puedo evitarlo, porque soy taan hermoso». Un gran hombre con un sentido del humor encantador y alguien que será extrañado por el mundo de rock y muchos más. Le agradezco todo lo que me enseñó y la amabilidad que mostró al dejarme ser su amigo. Adiós Richard y a-wop-bop-a-loo-bop. Long Tall Sally se convertiría en la canción más interpretada en el repertorio en vivo de los Beatles, desde sus primeros días como The Quarrymen en 1957 hasta su último concierto en agosto de 1966. La admiración por Little Richard no desapareció tras la disolución de los Beatles. John Lennon grabó su versión de Slippin’ and Slidin’ para su álbum de 1975 Rock ‘n’ Roll.
No sólo los Beatles, sino Creedence Clearwater Revival, The Sonics o The Animals incluyeron en sus primeros discos o en los setlist de sus actuaciones versiones de Little Richard. Para Elton John «sin duda, musical, vocal y visualmente, él fue mi mayor influencia. Verlo en vivo en mi adolescencia fue el evento más emocionante de mi vida en ese momento. La piel de gallina, la electricidad y la alegría vinieron de cada poro.Sus discos todavía suenan actuales y los primeros segundos de Tutti Frutti son los más explosivos en la historia de la música, escribió Elton John en redes sociales. Tuve a suerte de trabajar con él para mi álbum Duets de 1993. (…) Fue la influencia de muchos y su pérdida es irreparable» y según Cat Stevens fue «un verdadero original y pionero del Rock ‘n’ Roll. Su canción Baby Face fue el primer sencillo que compré. Dios le conceda la paz eterna».
En 1964, Richard actuó como artista principal en una gira con The Everly Brothers, Bo Diddley y The Rolling Stones. Para Mick Jagger «fue la mayor inspiración de mi adolescencia y su música todavía tiene la misma energía eléctrica en bruto cuando la tocas ahora que cuando se filtró por primera vez en la escena musical a mediados de los años 50. Cuando estábamos de gira con él, observaba sus movimientos todas las noches y aprendía de él cómo entretener e involucrar a la audiencia y siempre fue muy generoso con los consejos que me brindó. Contribuyó mucho a la música popular. Te echaré de menos Richard, que Dios te bendiga».
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