El Gran Hotel Budapest: primeras impresiones
La Berlinale abrió el desfile en su alfombra roja con El gran hotel Budapest , la nueva comedia dirigia por Wes Anderson, protagonizada por Ralph Fiennes y con una veintena de secundarios de lujo, como Willem Defoe, Adrian Brody, Tilda Swinton, Edward Norton y Bill Murray.
Todos ellos, junto a otras estrellas invitadas como Jude Law ,integran el largo reparto de un filme que narra el periplo de un conserje de hotel, Monsier Gustave, que en época de entreguerras tiene que hacer frente a una acusación que lo sitúa como culpable del envenenamiento de una de sus octogenarias y acaudaladas clientas. En nuestro país se estrenará en el mes de marzo.
La crítica ha vuelo a aplaudir la nueva película de Anderson. The Guardian afirma que «con esta película, Anderson ha construido una visión profundamente agradable de una Europa de preguerra – no más real, tal vez, que el tipo de opereta vienesa que sustenta el Hollywood de gran parte de la década de 1930-, pero al mismo tiempo concibe una propuesta atractiva y diferente. Es una pieza ingeniosa y ágil, pero también imbuida de una tristeza premonitoria de la próxima conflagración». Para Time Out London la cinta está «repleta de las firmas visuales de Anderson – cámaras que se apartan, zooms rápidos, montajes veloces – que lo hace familiar en el estilo, refrescante en el tono y, la convierten, en definitiva, en una de mejores películas de Anderson». Para Variety «una de las acusaciones más frecuentes formuladas contra Wes Anderson – que es un cineasta que favorece el estilo sobre la sustancia – sonará aun más hueca de lo habitual después de ver The Grand Budapest Hotel, una cautivadora pirueta de los años 30 cuyos innumerables placeres superficiales serían imposibles de seducir sin la inteligencia y profundidad de sentimientos que esconde». Para The Telegraph el mérito de la película es que «Anderson no ordeña la nostalgia, en el modo del sistema «ojos llorosos» del viejo Hollywood, porque el patrón de su película gira nuestro punto de vista hábilmente desde adentro hacia afuera. Nos encontramos situados en una espaciosa y absolutamente deliciosa visión del pasado, llegando a sentirte, curiosamente, nostálgico por el presente…»