Disco Las Palmeras! + Odio París (Almo2bar, Barcelona, 17-05-13)
Bayonetas y ballestas contra lluvias de acero.
La escalada de violencia registrada en las horas previas al concierto en sus cuentas de Facebook presagiaba lo que, en efecto, sucedió anoche en la sala Almo2bar de Barcelona: el cara a cara entre los gallegos Disco Las Palmeras! y la banda local Odio París, anunciado por ellos mismos como un combate a muerte, acabó siendo una desproporcionada batalla, digna de una buena guerra, de metralla y trinchera. Evidentemente iba a ser un duelo desigual: como poner frente a frente a un púgil de peso pesado contra uno del peso medio, pero en su acercamiento al noise desde ángulos distintos podían confluir y contraponerse, por tanto, el uno con otro. En una velada organizada por To Be Confirmed, los gallegos demostraros que están un punto por encima, armamentísticamente hablando, y que su rock solo es comparable con las lluvias de acero de la 1ª Guerra Mundial. Los chicos de Odio París, por el contrario, se presentaron en el campo de batalla con bayoneta y ballesta, dispuestos a pelear pero solo a su manera.
Lo cierto es que la pequeña sala del barrio de Gràcia fue un escenario perfecto para medir a ambas bandas por separado. Siguiendo el símil bélico diríamos que unos venían a la conquista, empujados por triunfos precedentes en otras tierras, y que los otros defendían plaza en su ciudad natal. Pasadas las 23h saltaron al ruedo los locales, con su fórmula de pop ruidoso aunque amable, y distorsionado pero comedido. Sin embargo, el ajuste de su sonido a la sala no fue del todo automático, y, aunque fueron de menos a más durante la hora que duró su concierto, en general, retumbó en exceso la batería y el teclado pasó desapercibido frente al peso de dos guitarras y un bajo. Se comportaron los Odio París como si la velada no fuera más que un simulacro de pelea, con la familiaridad y la certeza de quien no teme salir derrotado, porque no valora como reales las consecuencias, y con cierto conformismo o falta de ambición.
Su música descansa sobre un concepto bastante manido, aunque no por eso menos pegadizo: Odio París, pese a que muchas de sus canciones parezcan haber nacido más bien del desamor y de las asperezas y yagas que se forman alrededor del corazón de los que más aman, atrae al típico público indiepop que, aunque herido, sí que sigue creyendo en un amor que al final triunfará. Con grupis y todo, y con canciones claramente destacadas en ese sentido, como Infierno o Ya No Existes, los locales parecían salirse por la tangente diplomática, sin haber disparado un solo tiro. Pacíficos, y aunque con un cuerpo cada vez más proporcionado y compacto, interpretaron sus temas más valorados, Cuando Nadie Pone Un Disco o San Antonio, con una especie de candidez cañera, que podrían, tal vez, convertir en sello propio algún día. Estuvieron bien, pero el problema de los duelos al alba es que si el primero no dispara, abogando por la reconciliación, el segundo puede ir a matar. Y así fue.
Porque los Disco Las Palmeras! siguen ascendiendo en la escala jerárquica militar, sumando galones y experiencia de campo con la seriedad y la entrega de quien estima que se juega la vida a cada balazo, a cada guitarreo y golpe de baqueta. El fragor de la batalla es su hábitat natural, e hicieron efectiva la conquista de la sala desde la primera canción que tocaron. Presentaban su segundo disco, Ultra (Matapadre, 2013), y dejaron claro que pese al evidente intento de trabajar más la distorsión y efectos de sus guitarras, lo que mejor se les da es el rock rudimentario, rudo, ruidoso y sucio. Ya dieron con la tecla garajera en su álbum de debut: un directo a la mandíbula, sin contemplaciones ni galanterías; y con este segundo trabajo tal vez intenten argumentar esa violencia, cuando precisamente es algo que, al menos en la música y en el arte, se ha de mantener como irracional. Las medallas y los galones no hacen de un soldado raso un general de pura raza.
En cualquier caso, lo digo desde un cierto desprecio hacia la oficialidad militar. Disco Las Palmeras! son el soldado valeroso, arriesgado y tenaz que no elige la batalla, sino que se limita a librarla y vencer. Ponen siempre toda la carne en el asador, porque es su pellejo el que está en juego; y por mucho que quieran revestir sus guitarras con algo que no sea el fango por el que se arrastran magistralmente en directo, sus cuerpos les piden tralla. No podrían hacer la guerra en un despacho. O dicho de otro modo, en directo demuestran que su virtud depende íntegramente de su esfuerzo humano, de su sudor e instinto de supervivencia, y nunca de efectismos ficticios que se aprenden sin salir del estudio. Tal vez por eso triunfaron más sus temas antiguos, como La Casa Cuartel, A Los Indecisos o Los Economistas. Porque todos queremos que la enajenación, a ser posible, no sean en absoluto transitoria.
Fotos de Pablo Luna Chao.
Escucha el setlist de los conciertos en Spotify, o míralos aquí y aquí.
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