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[Crónica] Tom Jones (Valencia, 23/06/24)

El legendario cantante galés, a sus recién cumplidos 84 años, todavía pueda viajar por el mundo y tiene una resistencia imbatible en el escenario, como demostró en Valencia en su concierto en la noche de San Juan.

No lo creerán pero mi interés en esta actuación de Tom Jones no era tanto para gritar al son de Delilah o bailar al ritmo de If I Only Knew o Kiss, que también, sino comprobar cómo sonaba en vivo su más reciente álbum, el formidable Surrounded by Time, un disco que lleva promocionando desde su publicación en 2021. El disco debutó en el número uno en el Reino Unido, convirtiendo a Jones en el hombre de mayor edad en obtener un álbum número uno en su país, mérito que Jones recordó con merecido orgullo durante su actuación.

Antes de su muerte en 2016, su esposa Lisa Woodward animó a Jones a continuar grabando e interpretando música después de su fallecimiento. Lo cierto es que, lejos de venirse abajo, Jones recuperó su vitalidad de antaño, al apostar por versiones de canciones que no han sido necesariamente éxito. Sus últimos trabajos, en su mayor parte, estuvieron conformados por canciones espirituales tradicionales y gospel en la línea del último Johnny Cash o de su admirado Presley. Pero esa etapa de prejubilacion anticipada en sus conciertos en Las Vegas de los años 70s- donde coincidia con Elvis Presley- quedó bastante atrás. En este espectáculo todavía Jones se continúa reinventando musicalmente, tal como lo hizo cerca del cambio de milenio con Reload. Aunque el comienzo de su actuación fue toda una declaración de intenciones, una de las canciones incluídas en el nuevo álbum, I’m Growing Old, de Bobby Frank. Jones, en la vejez, reflexiona sobre sus años crepusculares sin ningún pudor, pero no necesariamente con desconsuelo. En una línea similar le siguió una poderosa versión de la vehemente Not Dark Yet de Bob Dylan, una canción que incomprensiblemente solo llegó a aparecer en la versión extendida del álbum, pese a ser probablemente la mejor del disco y una de las mejores revisiones recientes de Dylan.

Dificil aburrirse. Jones convierte toda su actuación en unas auténticas memorias. Compartiendo anécdotas y bromas entre canciones, conectó sin esfuerzo con la audiencia, conoce perfectamente su papel tanto como intérprete como maestro de ceremonias, por algo llevó durante varios años un show en la televisión en el que atrajo a todas las estrellas de los 60s. Así en este viaje discontinuo al pasado presentó It´s no Unusual, su primer éxito, si bien en un ritmo distinto al original- olvidense de imitar a Carlton- con el director musical de Jones, Gary Wallis, tocando congas y piano acordeón. Rindiendo homenaje a Dusty Springfield,  siguió una versión de Windmills Of Your Mind. El inconfundible ritmo de Sex Bomb obligaba a la gente a ponerse de pie a bailar, si bien fueron recriminados al momento por los vigilantes de seguridad.

El setlist, repleto de covers de pop, soul, country, americana, disco, funk y rock ‘n’ roll, está generosamente salpicado de canciones de su nuevo disco, como Pop Star de Cat Stevens, Tower Of Song de Leonard Cohen y One More Cup Of Coffee de Dylan, aunque el mejor momento del disco y de su directo es sin duda la versión de Talking Reality Television Blues de Todd Snider, con Jones feliz fuera de su zona de confort y un final de guitarras digno del mejor concierto de rock. Across the Borderline de Ry Cooder, un poco antes, originalmente interpretada en el concierto del cumpleaños número 90 (!) de Willie Nelson le sirve para ilustrar el paradigma de una carrera también longeva y activa. La versión samba de Delilah, funciona y permite que la voz ahora completamente relajada de Tom fluya sin problema.

La versión de Lazarus Man de Timepeace, el disco de resurrección de Terry Callier, también incluída en el álbum, con su inquietante vibrato al ritmo de una guitarra borrosa y líneas de teclado sonó aún más imponente que en el disco. A la voz de Are you ready?  dio paso a las más que conocidas primeras notas de You Can Leave Your Hat On de Full Monty, seguido de If I Only Knew y el ineludible Kiss de Prince. Realmente tiene mérito, podía montar un espectáculo sólo con sus éxitos, un ejercicio de pura nostalgia. En el bis final Jones presentó One Hell of a Life, para volver al pasado con la espiritual Strange Things Happening Every Day y el final de Johnny B Goode de Chuck Berry, momento en que  recordó la anécdota, ya conocida, de cómo Elvis le llevó a ver al «verdadero rey del rock ‘n’ roll», Chuck Berry, en Las Vegas en 1966. A lo largo del set, Jones cautivó al público con su ingenio, humor e innegable carisma.

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