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[Crónica] Thee Silver Mt. Zion Memorial Orchestra (La[2] de Apolo, Barcelona, 01-10-2014)

Thee Silver Mt. Zion Memorial Orchestra (8)RpCaos y verdad.

Ayer por la noche en Barcelona, a escasos metros de separación dentro del complejo Apolo, coincidieron los conciertos de dos bandas que tanto crítica como público han considerado siempre como de culto. Swans en la grande, y en La[2] Thee Silver Mt. Zion Memorial Orchestra, la otra banda, o proyecto paralelo, de algunos de los componentes del colectivo canadiense Godspeed You! Black Emperor. Claramente emparentados estilísticamente, es posible que los primeros robaran gran parte del protagonismo a los segundos, que actuaron ante un público que no llenaba ni tres cuartos de la sala, aunque en una atmósfera más propicia para que la experiencia fuera completa. Porque, ante todo, lo que ofrecieron los de Montrèal no fue un concierto convencional de rápido consumo: exigente y extenuante en todos los aspectos, fue más bien un ejercicio total de perversión de cuerdas, que parecían rasgar el caos una y otra vez en busca de algún tipo de justificación melódica.

Thee Silver Mt. Zion Memorial Orchestra (226)RpCuerdas que incluían dos violines, un bajo, en ocasiones un contrabajo, la guitarra de Efrim Menuck, y, cómo no, su voz. Su anárquica y extraña voz, entonada de esa forma tan peculiar, con quejumbre y desde una boca exageradamente abierta asomando tras sus rizos. Silver Mt. Zion, que parece recoger todo lo que por norma no entra en los estrictos dictámenes musicales de Godspeed You! Black Emperor, son definitivamente más terrenales que éstos últimos, pero mantienen parte de su halo trascendental. Su mensaje y su lenguaje parecen más mundanos, en un idioma más cercano y comprensible que el que utiliza la banda mater. Y Menuck, de algún modo, actúa con su voz de correa de transmisión entre lo divino y lo humano. Un mesías o un predicador que, en cualquier caso, sería tajantemente crítico con la verdad que él mismo ha venido a mostrarnos.

Thee Silver Mt. Zion Memorial Orchestra (256)RpHablo de caos y justificación (o verdad) para referirme metafóricamente a las dos principales actitudes musicales que presentaron ayer los Silver Mt. Zion. Por un lado, sus canciones nacen o mueren irremediablemente en el caos, en un fluir musical que no atiende a reglas, razonamientos o estructuras: un simple azar de moléculas de sonido magistralmente mezcladas. Por otra parte, partiendo o derivando en ese caos, sus canciones siempre edifican en algún pasaje grandes estructuras melódicas, templos abovedados de post-rock instrumental donde parece haber respuesta para todas las preguntas. Una enorme e incontestable justificación. En mi opinión, la visión catastrofista y crítica de Menuck se traduce en una propuesta, la de Silver Mt. Zion, que es más drástica en su demostración de que toda verdad se puede hacer añicos en un instante. Frente a aquellos que piensan, al contemplar la infinita y arbitraria sucesión de causas y efectos, que todo forma parte de un plan o de un destino.

Thee Silver Mt. Zion Memorial Orchestra (137)RpEl líder y máximo responsable de la banda sufrió un extraño brote de elocuencia. Habló de la («falsa») democracia, del («fucking») dinero, de la («fucking») monarquía y de la televisión, entre otras cosas, mostrando sin tapujos sus opiniones y contextualizando la inspiración de la ira que potencia el sonido de Thee Silver Mt. Zion Memorial Orchestra. Interpretaron íntegramente su último trabajo, Fuck Off Get Free We Pour Light On Everything (Constellation, 2014), y entendimos el por qué de Fuck Off Get Free (For The Island Of Montrèal) y de Austerity Blues, dentro de una crítica general a los vicios y a las trampas de las democracias occidentales. También el de All The King Are Dead, la única canción que sonó de anteriores trabajos junto a ‘Piphany Rambler, y que fue seguramente la que más complicidad despertó entre el público presente. Eso sí, el resto de la banda, dispuesta en semicírculo con la batería en el medio, no abrieron la boca en toda la noche.

Thee Silver Mt. Zion Memorial Orchestra (190)RpEl concierto duró aproximadamente una hora y tres cuartos. Una larga, agotadora e intensa sesión de contracción-dilatación extrema de mente y oídos, que requirió un elevado nivel de concentración y esfuerzo por parte del oyente. La recompensa, en cualquier caso, fue más que justa. La sensación al salir de allí fue como la de haberse dado una ducha purificadora bajo el potente chorro de una cascada; o como la impresión, morbosa y algo catártica, de ver caer en picado elevados rascacielos hasta el suelo (y no hablo del 11-S). Porque también lo profano tiene capacidad para purgar. Y no me quiero ni imaginar, aunque ya he estado en unas cuantas, cómo habrán salido los que fueron a Swans, ya que el final de ambos conciertos fueron casi simultáneos, y el de Silver Mt. Zion empezó una hora después. Una noche interesante; menos mal que arreglaron los cimientos de Apolo hace dos años…

Fotos de Pablo Luna Chao.

Escucha el setlist del concierto en Spotify.

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