Crónica: The Fauns + Hexvessel + Alcest (La[2] de Apolo, Barcelona, 06-02-2014)
Donde la oscuridad y la luz conviven en perfecta y ruidosa armonía.
Noche de largas melenas ayer La[2] de Apolo. Los conciertos de Alcest, Hexvessel y The Fauns, programados en un principio para la sala grande del recinto barcelonés, encontraron a última hora un emplazamiento quizá más adecuado en la pequeña hermana; ya que las tres bandas, europeas y amantes del ruido y las guitarras como factor en común, vinieran avaladas cada una por uno o varios motivos distintos, finalmente no lograron atraer a más de medio millar de espectadores entre las tres. Eso sí, con una media de extensión capilar realmente elevada. La excusa era la gira de presentación de Shelter (Prophecy Productions, 2014), cuarto álbum en la trayectoria de un proyecto, Alcest, que es en realidad la plataforma de expresión musical y personal de Stéphane Paut (A.K.A. Neige): un hombre que afirma haber mantenido contacto con un país lejano, ‘un país de hadas’. Cuanto menos, un soñador en toda regla.
Sus compañeros de gira caldearon bien el ambiente con dos buenos conciertos, pero no tanto como para rivalizar con Alcest en protagonismo. Bandas semi-desconocidas que supieron mostrar correctamente sus cartas, y que contribuyeron, cada una a su manera, a la construcción de una especie de sendero o búsqueda infinita del punto musical donde son capaces de confluir y convivir la luz y la oscuridad en perfecta y ruidosa armonía. La propuesta de The Fauns sonó en primer lugar: un shoegaze basado en las buenas capas de guitarra y delay de Lee Woods y Elliot Guise y el toque cálido de la ensombrecida voz de Alison Garner. Los de Briston demostraron tener un gran directo en potencia, más pesado y voluminoso incluso de lo que cabría esperar por su incipiente trabajo de estudio. Además, salvando algunas imprecisiones, gestionaron bastante bien la puesta en escena, haciendo la sala suya por momentos.
Pecaron tal vez de un exceso de indefinición melódica en determinados pasajes, como si quisieran esconder su propia obra tras un manto de aspereza visual y auditiva; pero en general resultaron eficaces a la hora de transmitir su idea musical. Y no descartemos que sigan creciendo. Hexvessel, por el contrario, sí que remarcaron bien sus líneas melódicas. Su rock, de tendencia más dura y metalera, pudo recordar puntualmente a The Drones o incluso a Swans, por esa vehemencia vocal capaz de conducir y acotar al resto del estruendo. Es verdad que existe en los islandeses cierto tono folky, pero en mi opinión se reduce poco más que a la aportación vocal. Como mucho, un hard rock campesino propio de las tierras húmedas y duras del norte: un sonido abigarrado, tenaz e intenso, pero estéticamente muy alejado de un discurso artístico refinado, y de ejecución más rocosa en directo que en el estudio.
Al bueno de Neige le quedó la sala a punto de caramelo. Rápidamente se montó un set sobrio y sencillo, en el que los cuatro componentes de la formación en directo desplegarían con soltura sus virtudes. Winterhalter, el batería, ha grabado también con Paut tres de los cuatro discos de Alcest; y un enorme y escultural guitarrista que responde al nombre de Zero, e Indria, a los mandos de un bajo de cinco cuerdas, completan un cuarteto que sobre el escenario no es ninguna broma. Dieron un concierto con ciertos altibajos, centrado en su último trabajo en la primera parte, y describiendo un viaje de retrospección hacia el pasado a medida que avanzaba la velada. Abrieron con Wings y Opale, como en el Cd, pero el público solo se enganchó realmente al espectáculo cuando sonaron temas como Là Oú Naissent Les Couleurs Nouvelles (imponente el doble bombo) o Autre Temps, ambos de su anterior trabajo, Les Voyages De L’Âme (Prophecy Productions, 2012).
Los Alcest desplegaron su particular post-metal o shoegaze de tintes góticos con la habilidad del artesano que dedica su tiempo íntegramente a esa tarea. Hay cierto convencimiento conmovedor en la forma de estar de Neige que genera en el sonido de la banda un bonito halo de ternura y ensoñación. Pero la propuesta, en cualquier caso, pierde en directo parte de esa iluminación vertical tan propia de sus anteriores trabajos, y más al centrarse en Shelter, de melodías suavizadas. No obstante, y pese a que hubo momentos en los que un espectador medio podía llegar a aburrirse, resulta muy meritorio de la obra del francés el haber logrado conectar directamente su interior con un público propio que le comprende y le adora. Y la prueba es que Souvenirs de un Autre Monde, canción que da título a su primer Lp, y explicación de su extraña fuente de inspiración, fue expresamente solicitada y de las más aplaudidas por el público.
Concierto organizado por Madness! Live.
Fotos de Pablo Luna Chao.
Escucha el setlist del concierto de Alcest en Spotify, o míralo aquí.