Crónica: Stephen Malkmus and The Jicks (Bikini, Barcelona, 21-01-2014)
En el museo de cera del indie.
La idea que yo tenía de Stephen Malkmus, antiguo líder de la banda de indie noventera Pavement, era que se trataba de un tipo de aspecto corriente y nada altivo, y que sus modales y el saber estar propio de su ascendencia escandinava hablaban por él más que sus ganas o su necesidad de llamar la atención. Pero hoy, tras el concierto que dio anoche en la barcelonesa sala Bikini con su nueva formación, creo poder afirmar que solo la primera parte de esa preconcepción era cierta. Se sube al escenario como un tipo normal, con una borrachera visible desde el fondo de la sala y la muy buena compañía de una banda de tres, y aunque en ningún momento resultara molesto, esperpéntico o, pero aun, un mal músico, lo cierto es que el californiano dejó una imagen y el recuerdo de un comportamiento tal vez excesivamente descuidado y algo superficial, como afectado de cierta inmadurez pasajera.
Ofreció, eso sí, un concierto al más puro estilo indie-me importa todo un bledo pero soy feliz: una imparable sucesión de dibujos melódicos, fraseos abiertos y ritmos de perseverante indiferencia, reconocibles todos ellos dentro del sello personal y paradigmático que, desde Pavement, preside intensamente todo lo que hace Malkmus. El a-b-c del indie americano de los noventa. De hecho, en cierto modo, es posible que el músico de Santa Mónica adolezca de algo que no es ajeno a otros grandes de aquella época: la nula capacidad, pasados los años, de ir más allá y formalizar, o al menos intentar, la construcción del d-e-f del susodicho género. El inmovilismo, más propio de los museos de cera que del panorama musical actual, no resulta muy atractivo salva para aquellas personas que, por uno u otro motivo, hayan decidido quedarse en tal o cual época de su vida.
Stephen Malkmus and The Jicks, como banda, acaba de publicar su sexto álbum en 14 años de trayectoria, y lo han presentado en nuestro país con dos fechas ofrecidas por la promotora internacional Live Nation. El de Barcelona de ayer noche fue un concierto generoso por cantidad: hora y media larga en la que el cuarteto interpretó algo menos de veinte temas. Pero por desgracia, más allá del relativo encanto de la figura de Malkmus y del evidente buen hacer de sus acompañantes, la calidad exhibida no bastó para enganchar a un público que resultó algo frío en la recepción, y que además pareció ir menguando a medida que avanzaba la velada. Perdonados todos los fallos de concentración, de memoria, de inspiración y de entrega del líder, el resultado de su actuación fue una presentación bastante lineal de un material que parece ya algo estático.
A parte de su sello compositivo, su imagen, y de ciertos pasajes más o menos atractivos de guitarreo en primera persona, la aportación de Malkmus al espectáculo no fue mucho más allá: fue la banda, The Jicks, quienes sostuvieron energéticamente hablando el concierto, demostrando mucho más aplomo y voluntad que el frontman, y una ambición que tal vez el primero ya haya visto colmada en su anterior etapa. Especialmente determinante pareció la participación de Mike Clark, que intercalaba son soltura guitarra melódica y teclados, y además cuidaba la retaguardia de Malkmus enyesándole bien los coros. Joanna Bolme al bajo, aunque ocupando la parte central del escenario, y Jake Morris a la batería, completan una formación con evidentes vaivenes de desequilibrio, pero que a fin de cuentas supo demostrar oficio.
Sonaron Senator, Forever 28 y Tigers de su anterior trabajo, Mirror Traffic (Matador/Domino, 2011), y dos tercios del último, Wig Out at Jagbags (Matador/Domino, 2014): Cinnamon and Lesbians, Lariat, Houston Hades y Planetary Motion, entre otras. Malkmus, haciendo gala de un preciso seguimiento de los preceptos del indie más arcaico, se columpió tal vez demasiado en su nula auto-imposición de perfeccionismo. Puede que sus acordes aun tengan cierto estilismo y que sean una traducción bastante auténtica de quién es él en realidad, pero por la actitud que exhibió ayer en el escenario de la sala Bikini, y sin que resultara una caricatura de músico ni nada por el estilo, se autodefinió como un artista sin ganas de esforzarse más. Y es una pena porque Pavement molaban.
Fotos de Pablo Luna Chao.
Escucha el setlist (parcial) del concierto en Spotify, o míralo aquí.
si que es verdad que desde hace un par de años toca bastante mal… su gira del 2008 fue una pasada, pero desde entonces…
Gracias por tu respetuosa recomendación. No sé dónde te documentas tú, pero nosotros tratamos de hacerlo lo mejor posible. La banda Stephen Malkmus and The Jicks se formó en Oregon, pero el músico Stephen Malkmus nació en Santa Mónica el 30 de mayo de 1966. O eso dice The Guardian, Discogs, Allmusic, Wikipedia y la biografía de Malkmus de Matador Records.