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[Crónica] Paul Simon (Barclaycard Center, Madrid, 18/11/2016)

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Pocos artistas pueden presumir de una discografía como la de Paul Simon. Si a ésto añadimos que, a los 75 años, cuando para otros ésta sería su etapa de decadencia, cuando no de retiro, para Simon es su momento más dulce. Stranger To Stranger, su álbum número 13º, alcanzó a comienzos de este verano el primer puesto de las listas inglesas, algo que el de Nueva Jersey no conseguía desde 1990, y el 3º en EEUU, su mayor éxito en listas americanas desde el célebre Graceland (1986).

«Sé que queréis bailar, pero seguridad igual no os va a dejar», comentaba jocoso al principio de su actuación. Menudo de altura y grande como pocos, Simon apareció entre una impresionante banda de 9 experimentados músicos para llevarnos de viaje por una parte importante de la historia de la música- para muchos, la banda sonora de sus vidas– pero, sobre todo, y donde más brilló,  por un recorrido ejemplar sobre los más variados estilos que ha abordado en su carrera en solitario, desde el reggae (Mother And Child Reunion), el zydeco de Luisiana (That Was Your Mother), al sonido del Amazonas (Spirit Voices) o el África meridional (Diamonds on the Soles of Her Shoes).

Ya desde un principio hay que concederle un enorme mérito: que un veterano como Simon consiga atraer la atención con sus recién estrenadas canciones, momento que- todos sabemos – en cualquier otro artista es el apropiado para ir al baño o coger más bebida. Fue el caso de The Werewolf, canción compuesta a partir del sonido del gopichand indio, parecido al aullido de lobo o la espléndida canción que titula su último álbum, Stranger to stranger, con una de las mejores letras del último Simon («Es duro trabajar solo/ la misma pieza de arcilla / Día tras día / año tras año») con la participación de Sergio Martínez al cajón y Nino de los Reyes al zapateado.

Acompañado de una banda donde destacaban el acordeón, una percusión exótica, dos conjuntos de batería y variados instrumentos de viento, los minutos más aplaudidos tuvieron lugar al final de su primera actuación: la interpretación de Diamonds On The Soles Of Her Shoes y You Can Call Me Al, que hicieron levantar y despendolarse a más de un padre ante la mirada atónita de sus hijos. Cuestión de generaciones. Tampoco faltaron-  lo que más esperaba un impaciente público mayor- los éxitos de Simon & Garfunkel, más descafeinados: America, Homeward Bound, el instrumental El cóndor pasa, The Boxer, The Sound of Silence– eso sí, inevitablemente, el momento más emotivo- y el cierre con Bridge Over Troubled Water. Paul Simon, nostálgico y nuevo, y, sí, en este año en que estas palabras puedan sonar desoladoras, también leyenda viva.

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