[Crónica] Maifeld Derby (Maimarkt-Gelände, Mannheim, del 22 al 24 de mayo de 2015)
El festival Maifeld Derby cumplía este año su quinta edición. Un aniversario para el que han invitado a grupos y artistas como Mogwai, José González, Foxygen, Thee Oh Sees o Róisín Murphy. El buen nivel del cartel no es ninguna sorpresa. En años anteriores pasaron por allí The National, Warpaint, St. Vincent o Blood Red Shoes, entre muchos otros. El festival se celebra en el Maimarkt-Gelände, a pocos kilómetros del centro de Mannheim, y cuenta con cuatro escenarios repartidos entre dos carpas (Palastzelt y Brückenaward Zelt) y dos al aire libre, el Fackelbühne y el Parcours d’amour. Este último se sitúa frente a una de las tribunas de las muchas pistas para caballos que por allí se pueden encontrar. El recinto es relativamente pequeño, el ambiente es atractivo y los precios de comida y bebida están bien ajustados. Tal vez sea la comodidad el aspecto más positivo a la hora de hablar de este festival, al menos por el momento.
Inútil relatar la jornada del viernes. Nuestro retraso, en casi todos los sentidos, nos hizo escuchar a platos tan suculentos como Allah-Las y José González mientras nos orientábamos, entre otros deberes y privilegios. Ya durante el sábado y domingo sí nos centramos en unos conciertos espléndidos en su mayoría. Por ejemplo el de Mogwai, que siguen sumando piropos tras muchos años en la carretera. Comenzaron con White noise y siguieron con I’m Jim Morrison, I’m dead, pero el punto de no retorno llegó con un Mogwai fear Satan que hizo peligrar la estabilidad del Palastzelt. Exageramos, claro está, pero con este grupo uno se puede permitir este tipo de licencias. Antes, Foxygen ofrecieron una alocada puesta en escena que comenzó con el cantante, Sam France, escalando al escenario desde las primeras filas del público mientras increpaba a su propia banda. Desde ese momento se sucedieron discusiones ficticias entre los miembros del grupo, animados bailes de las tres coristas y algún acercamiento a la botella de turno por parte de un vitaminado France. Los damnificados de esta parafernalia terminan siendo parte del público, que acaba cansado del teatro, y por otro lado las canciones, deslucidas y sin la excelencia de sus versiones grabadas, especialmente en la parte vocal. Una semana después repetirían coreografía en el Primavera Sound.
El domingo pudimos comprobar la atención creciente que despiertan unos entregados Fink o la siempre ruidosa locura de Thee Oh Sees -aún nos pitan los oídos-. Róisín Murphy, último acto del escenario principal, se presentó con nuevo disco bajo el brazo (Hairless toys, 2015) y un espectáculo en donde, aquí sí, priman las canciones, interpretadas de forma magistral por una banda que toma el mando en varios tramos, destacando en desarrollos largos llenos de pop, electrónica, funk y sudor. Ella, a lo suyo. Los constantes cambios de vestuario y las aparentes excentricidades no consiguen desviar la atención de lo realmente importante: su música. Radiante.