[Crónica] Jenny and the Mexicats (Sala Hangar, Córdoba, 12/10/2017)
Jenny and the Mexicats iniciaron su andadura a mediados de 2008 en Madrid bajo el nombre de Pachucos y la Princesa. Por aquel entonces ni la inglesa Jenny Ball sabía hablar español ni David González inglés. Fueron los mexicanos Icho y Pantera quienes ejercieron de intérpretes, aunque ya se comunicaban estupendamente a través de la música. Desde entonces han viajado por medio mundo y han editado tres discos, el ultimo de ellos Mar abierto, grabado, como viene siendo habitual en ellos, en los Estudios Valenzo de Ciudad de México.
Jenny and the Mexicats se presentan como una banda multicultural ya desde su formación, pero es en su propuesta meramente musical donde confirman la feliz convivencia de distintas corrientes rítmicas; un arcoíris sónico por donde pasean sin tapujos el reggae, el rockabilly, la cumbia, el flamenco y hasta la rumba. Esta multitud de influencias —aderezadas con un fuerte acento latino— repercuten indefectiblemente en un público que baila, canta y continúa pidiendo canciones incluso cuando las luces se han encendido y el grupo, satisfecho y sonriente, baja de las tablas. Sorprende, más allá de una interpretación sobresaliente, la pasmosa facilidad con que saltan de un estilo a otro, conformando una actuación, una fiesta, ante la que difícilmente podemos permanecer inmutables. Brillan, junto a temas representativos de sus dos anteriores trabajos, las canciones del reciente Mar abierto, que incluye La diabla, Aprendimos o Why why, cumbia que en un principio nació con maneras y actitud de rocker.
Tras su huracanado paso por Córdoba sólo nos queda mimarlos desde la distancia, reivindicarlos a la menor oportunidad que surja y aconsejar incansablemente a amigos y conocidos que acudan a sus ceremonias multicolores. Aún están a tiempo de asistir a una de sus celebraciones antes de que regresen a México: hoy recalan en la sala Republica de Valencia y mañana en la Rem de Murcia.