[Crónica] Deacon Blue (Zaragoza, 01/03/19)
Los aniversarios son una buena ocasión para reivindicarse en la música, sobre todo cuando ya no estás arriba del todo. Aquel tan apreciado disco debut de los escoceses Deacon Blue, con el título de Raintown, abrió el camino para When The World Knows Your Name, un álbum que fue tan exitoso que incluso derribó Like A Prayer de Madonna de la lista de éxitos en UK. Un álbum que los próximos días cumplirá 30 años.
Las armonías vocales quebradas y angustiosas de Ricky Ross y Lorraine McIntosh – abrieron paso a otros dúos conocidos el pop como Régine Chassange y Win Butler de Arcade Fire– todavía suenan muy bien juntas. Así, la banda de Glasgow demostró que los grupos en sus 50 todavía pueden mirar hacia atrás y hacia adelante. Bajo los inconfundibles riffs de teclado de James Prime el sexteto entrelazaba las canciones favoritas de los 80 y los 90 con otras de recientes trabajos nada desdeñables como The Hipsters, A New House y Believers.
Ross confesaba, en su modestia, estar encantado de tocar en una sala como la Oasis:«Nos recuerda a nuestros principios». La capacidad de empatizar- especialmente su cantante- consigue ese efecto necesario para que un concierto salga redondo: cuando la banda disfruta en el escenario tanto como la audiencia de la actuación, un ejercicio de retroalimentación al que, como pudimos comprobar, Deacon Blue están más que acostumbrados. La locura se desató- como era previsible- ante una audiencia- en su mayor parte mayor de los treinta- con Real Gone Kid y con el excelente final de Your Town, una de las mejores canciones de su repertorio. La despedida vino de la mano de When Will You (Make My Telephone Ring) en combinación con el clásico Have You Seen Her? de los Chi-Lites, seguida de uno de los grandes himnos del pop británico, Dignity y la versión interpretada por toda la banda de Always on My Mind de Elvis. Las modas pueden cambiar con el tiempo, pero las grandes canciones siempre permanecen. Y sí, Deacon Blue nos demostraron en Zaragoza que saben envejecer con dignidad.