[Crónica] Cruïlla 2014 (Barcelona, 11/13-07-2014)
Viernes 11 Julio
Nueva edición del festival Crüilla de Barcelona, el más heterogéneo y ya uno de los grandes de la ciudad condal, que en este su séptimo certamen volvió a congregar en el recinto del Fórum a más de 30.000 personas. El festival puede presumir de una idiosincrasia particular que se llega a ver reflejada incluso en algunos de sus patrocinadores, como Triodos -banca ética- o Amnistía Internacional, hecho que le ayuda a seguir creciendo y a diferenciarse, a pesar del continuo afloramiento de shows o propuestas similares, ya sean macroconciertos o microfestivales, durante el mes de julio.
En la primera jornada tuvimos oportunidad volver a disfrutar de Damon Albarn tras la visita con su banda insignia, Blur, el año pasado en ocasión del Primavera Sound. Damon, con cazadora de cuero sobre el escenario a pesar del acuciante bochorno a las ocho de la tarde, nos ofreció una nueva versión de sus mil y una caras, además de pasar de puntillas por entre sus diferentes proyectos. Pero era el turno de presentar Everyday Robots (Parlophone/Warner/XL, 2014), su primer trabajo de estudio en solitario después del proyecto Dr. Dee en 2011. La propuesta actual, intimista y cercana al gospel, llega incluso a adentrarse en ritmos africanos en piezas como Mr Tembo, algo a lo que Albarn cada vez apunta más. También hubo espacio, como comentábamos, para proyectos pretéritos: un guiño a The Good the Bad and the Queen con Kingdom of Doom; un par de temas de Blur (All Your Life y una más agradable si cabe versión de Out Of Time), en las que Damon alternó guitarra y piano; y para los bises dejó la que quizá más encajaba con el festival, su vertiente más hip-hopera: una aclamada Clint Eastwood de Gorillaz.
Seguidamente tocaba desplazarse al escenario Deezer para disfrutar, por fin, de la melódica voz y el sonido de Band of Horses. Tras su fallido concierto en el Primavera Sound del año pasado, al inicio del concierto parecía que de nuevo algo iba a impedir disfrutar de los de Seattle: desafortunadamente no pudo ser hasta la cuarta canción cuando los técnicos lograron enderezar el pésimo sonido que llegaba al público. Imperceptible prácticamente Ben Bridwell durante los primeros minutos. A partir de entonces, mejoró el concierto de los americanos que fueron soltando distintas perlas para goce del público: Is There a Ghost, No One’s Gonna Love You o The General Specific, revisando cada uno de sus cuatro discos de estudio. Una hora y cuarto de show, que acabó con la que es su composición cumbre hasta el momento, The Funeral, logrando que buen parte de los asistentes se estremecieran.
De vuelta al escenario Estrella Damm, y sin tiempo para el descanso, tocaba disfrutar de uno de los conciertos del festival. Los madrileños Vetusta Morla dieron un recital sobre el escenario con un sonido espectacular (hecho que quedó más patente tras las deficiencias sonoras del concierto previo) con Pucho ejerciendo de gran front-man. Carismáticos y enérgico como pocos, los de Tres Cantos presentaban su recién estrenado álbum, La Deriva (Pequeño Salto Mortal, 2014).
Comprobar cómo funcionaban en directo las nuevas canciones era uno de los grandes atractivos, después de dos exitosos discos como Un Día en el Mundo (Pequeño Salto Mortal, 2008) y Mapas (Pequeño Salto Mortal, 2011). El público mientras digiere el álbum, comienza a hacer suyas las letras, tarareandolas mientras van dejando calado como antaño hicieran Sálvese Quién Pueda, Lo que te Hace Grande, Los Días Raros o Copenhage. Las reivindicativas composiciones de Golpe Maestro o Fiesta Mayor fueron intercalándose, acompañadas de unos atractivos visuales que no captaban más atención de la necesaria, y cuajando a la perfección con himnos generacionales a los que nos hemos referido.
Jornada inaugural que aún contaba con dos actuaciones estelares. Por un lado los ritmos bailables de los portorriqueños Calle 13 y por otro el hip hop, género siempre presente en el festival, de los legendarios Violadores del Verso. Actuaciones masivas a las que se presentaban eclécticas alternativas menos generalistas: propuestas plurales en escenarios menores, que congregaron curiosos para degustar desde las músicas del magreb de los veteranos Tinariwen al rock instrumental de Exxasens, llegados desde el Poble Nou (barrio colindánte al Fórum).
Sábado 12 Julio
El segundo día de festival comenzaba con un inconveniente que, por suerte, no es habitual en la programación del Cruïlla: los temidos solapamientos. Aunque esta vez no se trató únicamente de dos bandas coincidiendo en el tiempo en dos escenarios distintos: alrededor de las ocho de la tarde, mientras el sol caía sobre el duro asfalto del Forum, casualmente una espléndida luna empezaba a asomar sobre el mar Mediterráneo. A la par que astro y satélite se repartían el cielo barcelonés, en el recinto tocaba decantarse entre escuchar el cálido estilo atardecer de Jack Johnson, o dar la bienvenida a las suaves horas nocturnas de la mano de María Rodés.
Afortunadamente, la proximidad de los escenarios -otro punto a favor del festival, que tiene un crecimiento sostenible- nos permitió disfrutar de ambas propuestas. En primer lugar, Johnson, que acompañado por piano, bajo y batería, mostró su lado más amable, como ya hiciera hace tres años en el festival. El americano estuvo elegante incluso al recordar la memoria del recientemente fallecido Tommy Ramone, batería de The Ramones, amén de su interpretación de piezas tales como Good People, If I Had Eyes o Better Together que fueron coreadas por el público. Mientras el de Hawaii se metía al público en el bolsillo, en la carpa de elPeriódico con menor afluencia de gente, María Rodés ponía un toque folk con aires de copla al certamen -no falta de nada dentro de esta encrucijada de géneros que es el Cruïlla. Piezas ensoñadoras que bien sirvieron para dar la bienvenida, ahora sí, a la luna, en un recinto que ya se llenaba preparándose para recibir la actuación que presentó más aglomeraciones.
Y es que en el festival también tienen cabida grupos de la vertiente más comercial del rap y el hip hop. Era el turno de Macklemore & Ryan Lewis, quienes se presentaron en el escenario principal senyera en mano y con la zamarra de fútbol del Barça, para regocijo del respetable. Macklemore se hizo acompañar de una potente puesta en escena: coloridas proyecciones, inclusive unos fuegos de artificio, que mezclado con sus mensajes reivindicativos, hicieron vibrar a sus incondicionales.
Tras el concierto de los estadounidenses, repleto de hits, tocaba volver a propuestas elaboradas y menos mainstream. Entre ellas encontramos la del balcánico Emir Kusturica & The No Smoking Orchestra en su primera visita a un festival en el que encaja a la perfección. Junto al suyo, otros conciertos destacables del día fueron los de Berri Txarrak, en los que el público pudo disfrutar de la fuerza desmesurada sobre el escenario de los pamplonicas, con casi veinte años de trayectoria a sus espaldas; y el rockabilly de una carismática Imelda May.
La guinda final al Cruïlla se puso el domingo, en una jornada programada para el disfrute más familiar con las actuaciones vespertinas de Blaumunt, Joan Rovira y ZAZ.
Texto de Dani Luengo Garcés.
Fotos (cedidas por la organización): Violadores del Verso, Damon Albarn, Vetusta Morla, Jack Johnson y Macklemore & Ryan Lewis (Xavi Torrent); Band of Horses e Imelda May (Jordi Vidal).
olvidaste hacer mención a Jazzanova, quizas uno de las mejores propuestas del festival, con 10 musicos sobre el escenario y una contundente puesta en directo.
El álbum de Damon Albarn se llama Everyday Robots. No Everybody. Y de Blur también tocó, «Strange News from Another Star»