[Crónica] Björk (Lisboa, 01/09/23)
Lisboa fue la ciudad elegida para reiniciar la gira Cornucopia de Björk, que tuvo su última parada en Tokio, en el mes de marzo. El espectáculo, que se presentaba en el Altice Arena, es la décima gira de conciertos y la primera producción teatral de la cantante y compositora islandesa. Concebido a partir de su noveno álbum, Utopía (2017), está dirigido por la directora de cine argentina Lucrecia Martel y fue, en su comienzo, descrito como «el concierto escénico más elaborado de la cantante hasta ahora».La producción, visualmente impresionante y ambiciosa, debutó en Nueva York en mayo de 2019 y en varias ciudades europeas antes de quedar suspendida, como la mayoría de la música en vivo, por la pandemia de COVID.
El espectáculo vanguardista, de casi dos horas, fue, tanto visual como musicalmente, simplemente magnífico. Bien descrito como una experiencia inmersiva, en la que el minucioso trabajo visual y el “sonido panorámico” ayudan a atraer al público hacia las canciones, todo ello justifica bastante que en la representación se evitasen los “grandes éxitos” en favor de material más reciente de Björk, comenzando con tres temas, The Gate, Utopia y Arisen My Senses, del citado álbum de 2017. Añadió, eso sí, a diferencia de la anterior etapa de la gira, dos canciones más de su reciente álbum Fossora de 2022: la que le da título y Victimhood, momento que la islandesa aprovechó para estrenar el vídeo oficial, dirigido por Gabríela Friðriksdóttir y Pierre-Alain Giraud.
En el escenario, Björk estuvo, prácticamente casi todo el tiempo, respaldada por The Hamrahlid Choir, un coro islandés de 50 jóvenes, que también abriría el espectáculo. En la banda en vivo – más inspirada en la música clásica que en la electrónica- sobresalían los instrumentos de viento, e incluía un impresionante conjunto de flautas de siete integrantes- Viibra, que aportó nuevas texturas tanto a su material nuevo como al antiguo- así como una arpista, una sección de percusión, electrónica y también una serie de instrumentos hechos a medida para el concierto, que se implementaron en el diseño del escenario. Así, la apariencia del decorado era la de una extensión de hongos ostra, uno para la cantante y su arpista, Katie Buckley; otro para el baterista y percusionista, Manu Delago; un tercero para el productor islandés Bergur Þórisson y un cuarto para el septeto de flautas Viibra, mientras se proyectaban distintas imágenes, a veces extraídas de los vídeos musicales, bien en el fondo del escenario o en una serie de cortinas traslúcidas que se abrían y cerraban a lo largo de la actuación.
Uno de los momentos memorables- todos los fueron realmente, desde Mouth’s Cradle con el alegre coro cantando y bailando acompañando a Björk a Blissing Me, con los efectos de los cuencos en el agua y extraña percusión- fue la interpretación de Body Memory, en la que la artista irlandesa actuó delante del escenario en el centro de un instrumento circular- The Circle Flute- que bajaba del techo. El mismo, diseñado por un dúo de artistas islandeses y alemanes llamado Studio Brynjar & Veronika y construido por el fabricante de flautas Jean Yves Roosen, constaba de cuatro flautas unidas que se curvaban y eran interpretadas por miembros de Viibra. La actuación, qu tuvo en sus última parte sus momentos vocales más emocionales -y emocionantes- sobre todo con el trío de canciones Pagan Poetry / Losss / Sue Me, concluyó, tras la presentación de su equipo, con Notget, al final de la cual cada uno de los protagonistas fue abandonando el escenario hasta dejar solo al percusionista, Manu Delago, para dar el último Gong. Un desenlace relativo, dado que el público no paró de reclamar a Björk un último bis. Cuando salió, emocionada, vio cómo todo el auditorio sacaba las linternas de sus móviles para iluminar todo el Altice Arena en señal de ovación y cerró, tras su muito obrigado, con una de sus interpretaciones vocales más emotivas, Future Forever, y probablemente la que mejor definió todo su espectáculo: «Mírame formar nuevos nidos/ Tejer una cúpula matriarcal / Construir un andamio musical/ Entre el sueño y la vigilia.»