Will Cullen Hart, uno de los cofundadores del colectivo Elephant Six, lleva trabajando en el segundo álbum de Circulatory System -su nueva banda tras la ruptura de Olivia Tremor Control– desde el año 2001. Habiendo llegado a pasar por hasta ocho estudios de grabación, el retraso en la salida del disco no se ha debido tanto a temas de producción, sino más bien a otros más graves y personales: al músico le diagnosticaron esclerosis múltiple. Con todo, la base en la que se sustentan las canciones tiene un origen incluso anterior. La que abre el disco, Woodpecker greeting worker ant, o Signal morning, son en su mayor parte descartes o variaciones de composiciones para Olivia Tremor Control. Todo ello contribuye a que músicos cuyas voces se incluyeron en el disco en las primeras grabaciones, como la de su compañero en aquel grupo Bill Doss, y otros del colectivo Elephant Six, no aparezcan finalmente, por el motivo que sea, como miembros oficiales de la banda.
Tras varias escuchas, esa base doctrinal que conforman los cambios de ritmo y la acertada combinación de violines y chelos (como en el single Overjoyed), otras veces con guitarras (Particle parades) y en ocasiones acertadamente fusionados con las voces (de forma brillante en Until Moon medium hears the message) no implica necesariamente que al final las mejores composiciones sean las más sencillas; sirvan de ejemplo God will stay o la brevísima News from the heavenly loom. Se trata de un disco que, si lo encuadramos dentro de la neopsicodelia, resulta hoy en día más preciosista que epatante; si acaso ese calificativo lo merecerían The Electric Prunes o los Nirvana británicos en su momento. Y un disco en el que, en todo caso, trasciende claramente el milimétrico cuidado de su elaborada producción durante todos estos años, hasta el perfecto acabado final, y que, tanto en las letras como en la música, resulta inseparable de las circunstancias personales de su protagonista.
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