Champagne – Ready, steady, go!
Parece que últimamente las independientes han encontrado un filón en Andalucía, demostrando la máxima de que «el sur también existe». Si en el 2004 en Mushroom Pillow y Houston Party ficharon, respectivamente, a los cordobeses Limousine y a los granadinos Lori Meyers, la gente de RockIndiana añadieron a su catálogo a los sevillanos Bombones, y este año han hecho lo propio con estos gaditanos del Puerto de Santa María. Champagne, formación compuesta por Paolo (guitarra y voz), Alberto (guitarra y voces), Dani (bajo y voces) y Octavio (batería y percusión), recoge armonías y guitarras surferas con bases del power pop más convencional y muchos riffs de guitarras tanto distorsionados como con un sonido limpio y cristalino. Quizá arrastra demasiado la herencia de bandas como Fountains Of Wayne (con la que podría llegar a confundirse en algunos momentos del disco), pero ciertamente su música no es deudora de una sóla fuente aunque, eso sí, todas sus influencias son americanas.
Desde el principio del disco podemos oír las guitarras que configuran la primera base del sonido del grupo. Así un tema rockero como Tiny spark nos da muestras de ello a la vez que introduce la otra gran baza de la banda: una melodía y unas armonías vocales realmente cuidadas. Pero si queremos seguir sintonizando con sus cualidades, en Smile «llegamos» a California, con una composición que con el trémolo de la guitarra y las preguntas y respuestas entre los coros y la voz principal le dan al grupo cierto aire de chicos de la playa. Si continuamos profundizando en sus canciones, encontramos una variación de todo lo anterior con In my mind. En ésta hay que destacar los cálidos arpegios de guitarra perfectamente complementados con la voces, y el tremendo cambio de aires con la presencia dominante del bajo antes del final.
Uno de los temas más interesantes del disco es Delicious, que casi podría resumir un poco el espíritu del mismo. En cambio, el lado más country de Champagne lo encontramos en los escasos dos minutos de Blue-colored times, quizá el corte más melancólico del álbum. Pero ésta es casi una isla en mitad del océano (como el niño de la portada del disco), flotando entre otro tipo de composiciones. Así canciones como Angel o Caroline siguen en la línea de todas las anteriores. Al comenzar Red hair girl parece que nos encontramos con algo nuevo, pero cuando llega el estribillo volvemos otra vez a las características ya mencionadas. Del resto del disco hay que destacar Telescope: un ejercicio de estrofas, estribillos, puentes, modulaciones y cambios de intesidad que merece la pena ser mencionado. Después de oír repetidamente este Ready, steady, go!, quizá es demasiado «soleado» y «veraniego», tal y como se sugiere en algunos foros, pero ciertamente, nos encontramos con un grupo interesante que tiene por delante muchas posibilidades para demostrar su valía.
Andrés Cabanes