Cine, Tv y Teatro

Caras y lugares: primeras impresiones

Se estrena este fin de semana

La pionera directora de cine Agnès Varda optaba este año por primera vez a sus 89 años al Oscar por este documental, la candidata más longeva de la historia de los premios.

No ganó el Oscar por Caras y lugares pero Angelina Jolie, también directora, le había entregado meses antes el Oscar Honorífico tras alabar su anticonformismo y su compromiso feminista. Autora de títulos como Las playas de Agnès, Las criaturas o Sin techo ni ley, fue distinguida con la Palma de Oro honorífica, un León de Oro y premios César, entre los que también figura el honorífico.

A pesar de ser anunciada como su última obra, el ícono de la nouvelle vague de 89 años ha afirmado recientemente que dirigirá un documental televisivo con Didier Rouget. Su última película, es una mirada detrás de escena de los viajes de Varda con el joven artista francés JR, que crea exposiciones fotográficas al aire libre. Varda y JR viajan por la campiña francesa, encontrando personas a medida que avanzan, adentrándose en sus vidas y corazones y creando bellas y emocionantes obras de arte con ellos. El objetivo de Varda: «Conocer nuevas caras para que no me caiga por los agujeros de la memoria».En la película, Varda y JR crean murales de algunos de sus sujetos entrevistados, magnificándolos y honrándolos en una escala generalmente reservada para figuras públicas e históricas: «Cada rostro es una historia». La película supone, además, un viaje de memoria para la directora: vuelve a visitar y recuerda lugares y personas que ha fotografiado y recuerda películas y cineastasde su pasado.

La crítica es prácticamente unánime con el resultado. Según Wall Street Journal «los dos protagonistas en Faces Places están perfectamente combinados, a pesar de una diferencia de edad de 55 años, por lo que las cosas que suceden durante sus andanzas por la Francia rural no son divertidas en un sentido convencional. Son encantadores, sorprendentes y conmovedores». Para Los Angeles Times «resulta ser una road movie en más que un sentido meramente literal. Es a la vez un viaje errante hacia entornos que rara vez vemos en el cine y un mapa incompleto pero invalorable de los recuerdos de Varda». The Guardian lo tiene claro:«Si hay un mensaje en Visages, Villages (tanto para nosotros como para Varda y su joven amigo) es que no se necesita ser una persona torturada y desagradable para alcanzar el arte más hermoso. Ella es una prueba viva y que aún funciona».

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