conciertos

Calexico (Madrid, 26-4-2004)

Calexico se desenvolvieron tal y como son, un colectivo de grandes músicos que gira alrededor de dos alquimistas musicales, Joey Burns y John Convertino. Los de Tucson se presentaban en Madrid tras tocar en Barcelona, Málaga y Granada, cerrando así su gira por España con motivo de la promoción de su disco del 2003 A feast of wire (Quarterstick) y de Alone again or y Convict pool, sus dos EP’s más recientes fruto de un año prolífico.

La música que hacen los de Arizona es ya de por sí interesante al mezclar la raigambre de la música de la América profunda con altas dosis de etílicos sonidos mejicanos. Esta mezcla desemboca por igual en un tema que pudiera firmar Mark Kozelek (bien con Red House Painters, bien con Sun Kill Moon) como en la banda sonora de un spaguetti western, caluroso y asfixiante, al más puro estilo Morricone… Cuando no puede sonar a ambas cosas a la vez, o tomar la calle de en medio rumbo al free-jazz, como en Fade.

Con esa premisa, un concierto de Calexico no podría ser más agradecido. Si además pasamos lista a la alineación de la banda esa máxima no merece menor consideración que la de ser una verdad absoluta. Un vocalista guitarra en ristre (Joey), un batería con un estilo intachable que se atreve a tocar las maracas al mismo tiempo o explorar los matices del platillo (John), y luego todo su séquito de profesionales: un trompetista, un trombón, un contrabajo, el pedal steel que, por cierto, no era otro que Paul Niehaus de Lambchop, y un “chico para todo” que igual acompaña con la trompeta, que toca el metalófono, las maracas, o que se encarga del sintetizador y las mezclas. Una compañía completa e incontenible en un escenario tan pequeño como el de la sala Arena de Madrid.


El trompetista, Joey y, al fondo, John

De esta manera, Calexico propone casi dos horas de música de múltiples estilos por veinte euros. Se prescinde de la figura del telonero, ellos se bastan para encender al público, mantener el calor durante las dos horas y cerrar la noche con una fiesta por todo lo alto.

Y así ocurrió. Una media hora más tarde de la hora anunciada inicialmente aparecieron en escena y se zambulleron en sus parajes más marcianos con las instrumentales Gipsy’s curse y Frontera con el fin de estirar la banda por el ambiente de la pequeña sala. Ya asentados dieron paso a los dos primeros temas de A feast of wire, Quattro y Sunken waltz, siendo ésta última la gran beneficiada con un acordeón muy convincente. Después la alternancia de temas antiguos y más novedosos se saldó con temas tan divertidos como Jesús y Tequilla, la intervención de una joven holandesa llamada Nina que puso su voz en Ballad of cable hogue, tema de bar de carretera donde los haya, o la mariachi El picador.

En el mestizaje de sonidos explotó la improvisación, la alegría que se dibujada en el rostro de los músicos no podía tener otra traducción distinta en su música que sonar creíbles fuera el estilo que fuera. Así Not even Stevie Nicks… tenía el mismo efecto embriagador sobre el público madrileño que Stray o Crystal frontier.


El proyecto de Calexico siempre está bien arropado por sus músicos

Tras una hora y veinte minutos se despidieron por primera vez para tomar fuerzas y en un arranque nostálgico volvieron con The black light bajo el brazo, tema que daba nombre a su álbum del 98, el mejor que habían editado hasta la aparición del último el año pasado. Lo que vendría después sería toda una sorpresa. Querían tocar, como venían haciendo durante toda esta gira por España, Don’t leave me now, tema que compusieron con Amparanoia para el último álbum de la española… y ¿qué mejor que interpretarlo junto a ella? Así es, Amparo Sánchez subió al escenario, y con ella Jairo Zavala de La vacazul (también conocido por ser parte de la banda de El Club de la Comedia).

En plena fiesta se debía cerrar el concierto con Güero canelo que se enriqueció con múltiples mutaciones, la más importante la inclusión de algunas estrofas de Desaparecido de Manu Chao (que no fue la única versión de la noche, previamente habían tocado el Alone again or de Love) pero en su lugar, tras despedir a Amparanoia y refrescarse una vez más, regresaron al escenario para terminar de arrancar el cariño del público de la capital con un tema más.

Calexico se fue y dejó como legado uno de los mejores conciertos que se han podido escuchar en Madrid en el último año, por su música, su manera de tocar… En definitiva, un excelente recital.

Fotos: Extraídas del archivo de Casa de Calexico (Checko Salgado y Deborah A Zeller)

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