Bon Iver – For Emma, Forever Ago
A finales de 2006, Justin Vernon (Bon Iver) decide refugiarse solo durante los meses de invierno en las montañas nevadas del norte de Wisconsin, concretamente en una cabaña propiedad de su padre. Las razones principales de este encierro voluntario las encontramos en la disolución de su banda, DeYarmond Edison, y una ruptura sentimental que, digamos lo que digamos, siempre joden. Allí, rodeado de frío y arropado de la soledad más absoluta, Vernon come carne de los ciervos que caza, enciende hogueras para intentar calentar algo más que su cuerpo y, conforme pasan los días, empieza a escribir.
Esos versos inconexos llenos de dolor y espiritualidad terminarán tomando cuerpo gracias a la voz de Vernon (prácticamente en un constante falsete), el rasgueo de su guitarra y leves latidos de percusión. Todo ello lo registró en un cuatro pistas durante su invierno particular y necesario. Después se añadirían algunos arreglos que terminarían por embellecer unas canciones que, aunque nacen de acontecimientos y circunstancias muy grises (“¿Ahora todo tu amor se ha gastado? ¿Entonces qué demonios era yo?”), resultan esperanzadoras y sirven para cerrar puertas del pasado de una manera útil y estremecedora (“No es el sonido de un hombre nuevo o realizado, es el sonido del desbloqueo y la elevación. Tu amor estará seguro conmigo”).
El folk de For Emma, Forever Ago (Jagjaguwar, 2008) no ofrece nada nuevo. Su enorme encanto radica en unas canciones heridas que, pese al sufrimiento que respiran, terminan levantándose entre los escombros de lo que una vez fue lo más importante pero que ya jamás volverá.
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