Bigott – Fin
Si la sorpresa parece un rasgo innato en el carácter de Bigott, este año el asombro ha sido mayor comprobando su fertilidad compositiva con el reciente Fin (Grabaciones en el mar, 2009). Y es que hace más o menos un año que Borja Laudo explotó su ingenio compositivo con el disco que le confirmó como talento nacional destacado, What a lovely day today (Autoeditado, 2007). Lo más curioso de esto es que, frente la extensa duración de su anterior obra, que constaba de 17 temas, quizá a Bigott esta vez le ha apetecido hacer un trabajo más reducido (26 minutos) y centrarse en sacar un reluciente sonido con menos desvaríos marca de la casa pero sin perder un ápice de frescura ni de su soberbia capacidad compositiva, aunque él lo atribuye a la calidez de la piscina de los estudios de Paco Loco, la cual pareció seducirle más que los propios estudios.
Humor aparte, el trabajo del zaragozano rezuma mayor brillantez en los arreglos si lo comparamos con su debut That sentimental sandwich (King of patio, 2006). La presencia de su pareja Clara, a la que ha otorgado una mayor participación -seguramente no de manera premeditada-, se hace notar en los coros (véase Kinky merengue) y permite disfrutar de su voz prácticamente en solitario en The party. La brillante steel guitar, siempre omnipresente en los discos del maño, tiene una importancia incalculable en Afrodita Carambolo.
El lado menos cómodo y más enérgico se muestra en New York seveille, con una batería llena de redobles y con los acordes de la guitarra muteados (silenciados), lo que ayuda a darle un toque noise a un tema que se acompaña de un teclado un tanto distorsionado, con ciertos aires de los sesenta. Por otra parte, con Trois je t’aime simplifica la batería y consigue dar un toque narcótico a un tema donde la voz de Borja suena oscura pero brillante a la vez, debido a la preciosa melodía que irradia. Por otro lado, rinde homenaje a Clara con Oh Clarín y se siente totalmente a sus anchas en She is my man, con unos coros totalmente acoplados, tanto a esa fantástica batería como a la sublime garganta de Borja Laudo. Brillante y rápido regreso de Bigott, irradiando humor, seguridad deslumbrante y, quizá, mayor experiencia compositiva. A sus pies.
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