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Aroah (Madrid, 21-01-2005)

Estamos acostumbrados a escuchar composiciones envueltas en un colchón de múltiples sonidos; baterías, bajo, líneas de guitarra… De repente, llegas a una sala cuyo escenario no muestra más que una acústica y un micrófono, y te das cuenta de que una buena canción vale más que mil instrumentos. El viernes 21 de enero el Café La Palma de Madrid estaba lleno a rebosar. Tras varios meses de espera, muchos éramos los que teníamos ganas de ver de nuevo a Irene Tremblay sobre las tablas, y más cuando iba a presentar nuevos temas incluidos en su último E.P. En el patio interior.

El concierto comenzó con Too proud to try, seguido por The lonely drunk, ambos pertenecientes a su álbum The last laugh. Myriam, la primera, la apertura de su disco No podemos ser amigos, fue entonando al público, que ya daba cuenta de la belleza vocal de Irene en directo. La cantante dio gracias a todos los que habían acudido, preguntándose de dónde había salido tanta gente y contó una psicodélica experiencia en Berlín que había inspirado la siguiente canción, Katherine says. Después llegó el primer tema nuevo, Blue room que, con una voz más expresiva y delicada, conquistó a toda la sala. Aroah se mostró agradecida ante toda la gente que había confiado en ella comprando su nuevo disco sin haberlo escuchado antes (aunque al precio de 3 euros era difícil resistirse). El concierto continuó con una convincente versión de Lou Reed, Caroline says II, también incluída en El patio interior.

Con Madrid, Sick in the body, sick in the head y Her I.Q. #1 Irene siguió demostrando que su presencia basta para llenar la escena de melodías perfectas. Llegó el momento de otro corte nuevo, Good intentions, una canción melancólica pero de gran belleza. Tras afinar su guitarra, empezó a tocar Schooling, aunque desafortunadamente paró el tema cuando aún no lo había terminado. Pero tras un gran aplauso del público, continuó con Horoscope. Al terminar, bromeó con los presentes, afirmando que no sabía cómo acabar las canciones, con un rasgueo rápido de guitarra, una cadencia… Por su parte Upside down y We can’t be friends sonaron realmente bien. Antes de comenzar Otro triste final, Irene se burló de sí misma hablando de todas sus canciones que incluyen la palabra «triste» (y realmente eran unos cuantos). Continuó con A dream, otra canción nueva, y una fantástica La historia más triste, en la que hubo un interesante efecto de reverb en una de las partes vocales de la canción. Para terminar, la preciosa Canción con idioma fue interpretada con una tonalidad de guitarra diferente y después enlazada con Not amused.

Aroah se despidió del público y abandonó el escenario. Lógicamente, la gente pidió más música, así que volvió al para tocar algún tema más. Aseguró a los presentes que ya había tocado todas las canciones que tenía preparadas, y terminó decidiéndose por Y la cinta de «Los bingueros». Para cerrar la noche, toda una rareza: una composición tradicional americana, una especie de espiritual para blancos que había descubierto en un libro de canciones para niños. En suma, un gran concierto en el que nada se echó en falta. Aunque esa noche Irene no estuviera acompañada por una banda, sus canciones sonaron con esa belleza tan difícil de transmitir hoy en día.

Texto: Ana F.
Fotos: Miguel González

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