Alien vs Predator
Alien vs Predator – Cómics, videojuegos y películas
Paul W.S. Anderson se ha convertido, a pesar de lo que muchos puedan decir, en una figura importante del cine actual. Y me atrevería a decir que, además, una de las más interesantes. Director inglés afincado desde 1995 en los Estados Unidos, su carrera es la historia de la imposición en la industria americana de una serie de proyectos cinematográficos de presupuesto no elevado que se inspiran de modo directo en bases externas al propio medio.
Todo ello más notable cuando tenemos en cuenta que su primera cinta, de 1994, era una especie de thriller futurista con aire retro que respondía al nombre de Shopping, y que se situaba en una corriente que podía llegar a vincularse con La naranja mecánica. Tras causar mucho revuelo en algunas salas de arte y ensayo, pegó el salto a través del Atlántico y aterrizo en tierras norteamericanas para empezar de verdad su carrera con una cinta cuyas coordenadas artísticas y narrativas son vitales para el actual cine de acción de Hollywood: Mortal kombat.
Desde entonces, y hasta esta Alien vs Predator, Anderson trató de entrar en el mundo de superproducciones con Soldier o de convertirse en director de culto con Horizonte final. Ambos intentos fueron reseñables, y mostraban momentos deslumbrantes, pero no acabaron de cuajar con el público y le hicieron replantearse su futuro de un modo más efectivo. Volviendo a sus raíces en el cine americano se lanzó a la realización y co-producción de Resident evil, su vuelta a la fama.
Desde entonces se ha convertido en el padre de una corriente cinematográfica que propugna la importación de sistemas narrativos desde los videojuegos y el cómic, pero de un modo integrador. No nos engañemos, Anderson no es un creador aventajado y su mayor cualidad no es otra que la de estar bien dotado para la dirección. Cuando él dirige sus proyectos siempre existe un regusto a producción profesional, a un trabajo bien ejecutado en lo formal, que da buenos resultados. Desgraciadamente, cuando se retira de detrás de las cámaras y ejerce solamente como guionista y productor se pierde carácter a favor de trabajos bastante más embarullados como el realizado por Alexander Witt en la muy reciente Resident evil: apocalypse.
Precisamente quizá sea una labor más que instructiva la de trazar una relación entre ambas producciones para poder acercanos a comprender las diferencias entre Anderson y Witt. El diálogo entre ambas es evidente y claro. Parten de un guión realizado por el propio Anderson, que se adapta a las convenciones del material original. Pero mientras en el film de Witt nos encontramos con una falta de objetivos claros en ciertos momentos y con una estructura que parece que ni el propio realizador sabe si es coral o no, en Alien vs Predator tenemos unas ideas mucho más claras y una mayor concisión narrativa en la propia organización de lo que se nos cuenta.
Posiblemente todo se deba a que Anderson modifique su guión durante el transcurso del rodaje, algo que no realizaría, por razones evidentes, en Resident evil: apocalypse. Por eso se puede entender que la naturaleza de su producción sobre el enfrentamiento entre alienígenas debió de ayudar mucho a sus resultados finales. Desde un inicio queda claro que se quiere contar exactamente lo que la película promete y lo que los cómics en que se inspira nos dieron: la lucha a muerte entre ambas razas. No hay lugar para disertaciones sobre la humanidad, ni siquiera para la configuración de un grupo fuerte de secundarios. Tampoco hace falta.
Con la excepción del personaje interpretado por Sanaa Latham y, en menor medida, del Bishop recreado por Lance Henriksen (en un guiño muy logrado a la saga original de Alien), a Anderson no le importan lo más mínimo los humanos que pululan en medio de un enfrentamiento sin cuartel. Todos ellos están condenados desde un principio, el director lo sabe tan bien como el propio espectador, cuyo interés no pasa más allá de una ligera intriga sobre su modo de perecer. El hecho de que se asuma esa naturaleza de la narración no debería considerarse, como gustan de hacer algunos, un defecto por parte del autor, sino más bien un punto a su favor al permitirle constituir un producto más satisfactorio para el público y más cercano al material de referencia.
Partiendo de esas bases, pues, lo que nos queda durante el resto de la película no es más que lo que nos promete el título, que resulta en este caso totalmente adecuado. Los aliens se enfrentan a unos depredadores que resultan de lo más interesante del metraje. Tomando las premisas presentadas en los cómics (de los que se declara fan) se construye a unos alienígenas cazadores que resultan interesantes sin dejar de mantener las coordenadas creativas que instauró su primera y ya mítica presentación en la imprescindible Depredador de John McTiernan. A ello ayuda el trabajo artístico, que avanza terriblemente con respecto a lo que habíamos podido ver hasta ahora. Sin emplear el trabajo digital más allá de lo meramente imprescindible para su recreación, el carácter físico de los masivos depredadores les otorga una presencia en pantalla realmente impactante.
Pero poco más hay que rascar en la cinta, que como suele ocurrirle a Anderson se queda cerca de ser una buena película pero no acaba de rematar la faena. Su efectiva dirección y los interesantes apuntes en el guión chocan frontalmente con una deseable creatividad artística que brilla por su ausencia. Así no dejamos de estar en ningún momento frente a un film de acción convencional donde lo más interesante está en la presencia de unos personajes recuperados de otras franquicias. Por suerte Anderson lo sabe y nos lo endulza con muestras de una profesionalidad que los muchos imitadores que le están surgiendo no tienen. Tal vez siga sin ser un trabajo realmente destacable, pero esta Alien vs Predator está sin duda entre lo mejor que podemos encontrarnos en su estilo.
Autor: J. Ismael Rodríguez