Fallece en su domicilio de Manhattan, Nueva York, a los 86 años otro de los grandes directores de Hollywood.
Nominado en cuatro ocasiones al Óscar al mejor director, sólo recibió el reconocimiento de la Academia de Hollywood en 2005 con el Óscar Honorífico a toda su trayectoria. Si bien su filmografía goza de muchos altibajos, uno de los grandes méritos del director fue lograr las mejores actuaciones de los actores con los que trabajaba: Henry Fonda (12 hombres sin piedad, 1957), Katharine Hepburn (Larga jornada hacia la noche, 1962), Al Pacino (con las excelentes Serpico, 1973 y Tarde de perros, 1975), Richard Burton (Equus, 1977) o Paul Newman (Veredicto final, 1982), de tal forma que hasta 17 actores y actrices fueron nominados a un Oscar por su participación en algunos de sus trabajos.
Qué gran director. Hombre de TV y magnífico cronista de la Nueva York contemporánea (quizás podríamos decir que, por extensión, de la mayoría de capitales occidentales). Un maestro en adaptaciones teatrales que escapan de rígidos corsés (’12 hombres sin piedad’ o ‘Larga jornada hacia la noche’, ésta con un cuadro de actores que quita el hipo, todos por igual), y de historias duras y personajes con dobleces.
Claro que en una carrera tan larga hay algunas (y bastantes) bajadas a los infiernos de lo incomprensible (me acuerdo ahora de una versión bastante mala de ‘Gloria’, la magnífica cinta de Cassavetes), y que sus últimos tiempos fueron más grises que otra cosa, pero ha dejado tantas obras grandes que estos detalles apenas merecen atención. Personalmente, le tengo debilidad a ‘Network’, ‘La ofensa’ y la ya citada ‘Larga jornada hacia la noche’, películas no muy populares pero de las que se recuerdan por mucho tiempo. Descanse en paz.