[Reseña] Future Islands – People Who Aren’t There Anymore
People Who Aren’t There Anymore, el séptimo álbum de Future Islands, es decir, Samuel T. Herring (voz, letra), William Cashion (bajo, guitarras), Gerrit Welmers (teclados, programación) y Michael Lowry (batería), sigue al celebrado As Long As You Are de 2020. El álbum mantiene en un gran momento a la banda que, algunos presagiaban como flor de un día, cuando observábamos, hace justo una década, el carisma vocal y la expresividad corporal total del líder Samuel T. Herring en The Late Show con David Letterman.
Lo cierto es que aquella exhibición era una coreografía que repite habitualmente en el escenario desde entonces y se ha convertido en marca de la casa, y apenas una anécdota dentro de lo que representa el conjunto. Decía el ahora el recuperado para la gran pantalla Leonard Bernstein que “la música puede dar nombre a lo innombrable y comunicar lo desconocido”. Esa es una de las capacidades de Herring y compañía. Escrito y grabado entre 2020 y 2023, el álbum narra la disolución de las relaciones de algunos de sus miembros durante los bloqueos por la COVID-19. Herring regresó infeliz a la habitación que alquiló en una antigua casa punk de Baltimore después de pasar años en Suecia con una pareja, y William Cashion se dirigió al oeste, a Los Ángeles, después de un divorcio. A partir de ahí, Herring comenzó a escribir letras para el séptimo álbum poco después del lanzamiento del sexto, As Long as You Are de 2020.
Con esos antecedentes del período de gestación, el álbum se ha modelado como una especie de terapia en voz alta, como queda reflejado en el más reciente single Say Goodbye («Si me levanto después de medianoche, tal vez tenga la oportunidad de decir buenos días, justo antes de que apague la luz».). Más melodramática e introspectiva que nunca, la banda continúa enfundando su sonido en tapices de synth pop bailables que hasta el mismo The Weeknd envidiaría, como en The Thief o la frenética Give Me the Ghost Back, que bajo su envoltura vivaz-«cómo rápidamente nos convertimos en las cosas que despreciamos»- es una de las canciones que contiene las letras más penitentes. Ese inteligente contraste entre el angustioso barítono de Herring y las cadencias optimistas de sus compañeros de banda revalida el soberbio resultado de sus trabajos anteriores, sobre todo en The Tower y Iris, esta última inspirada en el oscuro debut en 1978 del nigeriano Mamman San, con un ligero cambio de registro en el ritmo, una pequeña concesión a probar cosas nuevas y adoptar nuevos enfoques. Future Islands es de las pocas bandas actuales ha sabido reciclar un sonido más propio de otra década, que suene actual, de vanguardia y, sobre todo, no impostado o creado con puras aspiraciones nostálgicas. Y, aun siendo predecibles, saben reflexionar, adaptarse y seguir adelante, algo que en la difícil supervivencia en la selva discográfica es una gran victoria.