[Crónica] Culture Club (Sevilla, 23/09/22)
Culture Club representó una de las bandas más reconocidas y reconocibles dentro de la nueva ola de la Segunda Invasión Británica en la década de 1980. La icónica formación simbolizó, en su momento, un soplo de aire fresco del pop británico con la inteligente combinación de imagen- representada por la figura andrógina con rastas y vestimenta excéntrica de su líder Boy George, en su momento algo completamente inédito en la escena del pop- y sus contundentes canciones, aunque con el origen en la cultura punk DIY, inspiradas tanto en el movimiento ‘New Romantic’, pero sobre todo en la música y la moda del ‘Northern Soul’, hecho que contribuyó a llegar a un público más amplio, sobre todo en EEUU. El éxito de la banda podría haber terminado de todos modos con el desvanecimiento de la tendencia pero con sus últimos álbumes, Waking Up With The House On Fire (Virgin, 1984) y From Luxury To Heartache (Virgin, 1986) parecía que el grupo había perdido parte de su encanto. La actuación de Culture Club en el marco del Iconica Fest en la Plaza de España de Sevilla guardaba el especial atractivo de ser la única en la península, incluso en Europa, dado que sus próximas dos actuaciones programadas este año les situaban en Austin, Texas y México.
De la formación original ya no figuran todos sus miembros. Además de Boy George, Roy Hay -guitarra- y Mikey Craig –bajo- así como uno de los dos baterías de la gira que sustituyen a Jon Moss, Darren Lewis, y un coro de vocalistas entre las que sobresalía Roxy Yarnold. Boy George ya había reconocido numerosas veces que las primeras canciones que compuso – como su clásico Do you really want to hurt me, que cumplió 40 años hace unos días- se escribieron desde la perspectiva de una víctima, de su yo más joven e inexperto, una inocencia que probablemente ahora, en su madurez, mirará con afecto pero con distancia. Sin embargo aquellas composiciones de Culture Club permanecen en la memoria y en el imaginario colectivo, y probablemente hayan conseguido penetrar en parte de las nuevas generaciones. Su actuación comenzó con la canción más reciente, Next Thing Will Be Amazing, para despertar el entusiamo del público con varios éxitos seguidos de tres momentos distintos de su carrera, It´s a miracle– de indudablemente su mejor álbum Colours By Numbers– I´ll Tumble 4 u y Move Away, todos reconvertidos en versiones en vivo más ricos en matices, como en el caso de reggae-disco I’ll Tumble 4 Ya con una lectura más funky y un outro extendido de jazz, gracias al saxofón de James Gardiner-Bateman.
En el caso de Do You Really Want to Hurt Me esta nueva interpretación se mantuvo en su mayor parte como una balada de jazz con la voz más emotiva de George durante toda la noche, si bien recuperó su ritmo reggae del original en los últimos minutos. Algunas de las canciones más recientes, como Planetary Karma– de hecho, todavía no editada oficialmente- no desentonaron con el resto de repertorio, si bien los momentos más ovacionados- solamente les podemos afear que eliminaran Victims pese a figurar en el setlist- fueron nuevamente los viejos éxitos: Church of Poison Mind, enlazada al I’m Your Man de Wham!, donde la gran voz de Roxy Yarnold logró (casi) hacernos olvidar a la insustituible Helen Terry, Time (Clock of the Heart), Miss Me Blind y la grandilocuente The War Song, que, pese a ser no ser precisamente de las mejores de su carrera, fue uno sus mayores éxitos en España.
Después de Hold back, uno de los momentos más recordados fue Everything I Own, el clásico de Bread cuya versión, conviene recordar, fue más bien un éxito de Boy George en sus primeras aventuras en solitario. George, primero con su habitual sombrero de pico y amplia cazadora negra y después de piel rosa, mantuvo, un diálogo chispeante- reconociendo su nulo conocimiento de español- con sus fans, sobre todo haciendo juego de palabras para presentar cada una de las canciones. El cierre llegó con una versión de Sympathy for the Devil, tal vez no la más adecuada para la banda si uno ha escuchado otras en vivo, con el habitual formato de despedida individual de cada uno de los músicos. En los bises interpretaron otra de las nuevas canciones, You´re so loud, para finalizar con el aclamado Karma Chameleon y la revisión del Get it on de los T.Rex. Culture Club, a diferencia de otros compañeros de la nueva invasión británica desaparecieron pronto del mapa- en mayor medida por desencuentro de sus miembros- y parece que ahora han encontrado de nuevo su lugar gracias al eficiente reclamo de la nostalgia. Bienvenidos de nuevo.