La película de la semana: El contador de cartas
Oscar Isaac, Tiffany Haddish y Willem Dafoe protagonizan el último trabajo de Paul Schrader, uno de los últimos mejores estrenos del año.
Las películas ambientadas en juegos de azar, sobre todo en juego de cartas, han sido una tradición en Hollywood, sobre todo asociadas al cine negro, con la pionera Dinero fácil (1931), de los habituales del género Edward G. Robinson y James Cagney. En The Cincinnati Kid (El rey del juego) de 1965 Steve McQueen era Kid, un joven jugador de póquer de la era de la Depresión que busca establecer su reputación como el mejor y, , con un giro más a la comedia, El golpe, ganadora de siete oscars, entre ellos la mejor película, tenía lugar también en 1936, en el apogeo de la Gran Depresión y reunía de nuevo a Paul Newman y Robert Redford después de su trabajo conjunto en Dos hombres y un destino.
En Racha de suerte (California Split) de Robert Altman de 1974, considerada una de las mejores de la disciplina, desarrollaba una amistad entre Bill Denny y Charlie Waters debido a su mutuo amor por el juego. Ese mismo año se estrenaba el drama criminal El Jugador con James Caan, por cuyo papel el actor fue nominado al Globo de Oro. Y en 1980 Atlantic City del director francés Louis Malle recibió elogios de la crítica y fue nominada para las cinco grandes y principales candidaturas de los Premios Óscar: Mejor película, Mejor director, Mejor actor y Mejor actriz, aunque no recibió ninguno. Más candidaturas y pocos premios también recibió en 1991 Bugsy, con ocho nominaciones, que relata la historia del gánster Benjamín «Bugsy» Siegel, uno de los fundadores de la ciudad de Las Vegas.
Más recientemente nos encontramos con Casino de 1995 dirigida por Martin Scorsese, Sydney, también conocida como Hard Eight, de 1996, primera dirigida por Paul Thomas Anderson, Rounders, de John Dahl en 1998. Y mucho más recientemente encontramos Molly’s Game de 2017, basada en las memorias de Molly Bloom, con el guión nominado al oscar de su director Aaron Sorkin.
Paul Schrader escribió o coescribió guiones para cuatro películas de Martin Scorsese, entre ellas Taxi Driver (1976) y Toro Salvaje (1980), y, aunque tiene una dilatada carrera como dirección, se considera que su mejor película hasta la fecha es El reverendo (2017), por la que además recibió su primera nominación al Oscar, en concreto al mejor guión. En esta, El contador de cartas, que es la siguiente, William Tell (Oscar Isaac) es un exmilitar y jugador profesional de póker. Su meticulosa vida se trastoca cuando se le acerca Cirk, un joven que busca ayuda en Tell para ejecutar su plan de venganza contra un coronel militar.
Para Chicago Sun Times «Con canciones originales espectacularmente inquietantes de Robert Levon Been de Black Rebel Motorcycle Club que acompañan el viaje, Schrader captura de manera experta los mundos emocionantes y deprimentes de los casinos a partes iguales, donde las tragamonedas siempre suenan y el bar siempre está abierto«. Según The Atlantic «William es un personaje fuerte por sí solo, pero también es una metáfora de la lucha de Estados Unidos para superar sus fracasos más graves y liberarse de los ciclos de violencia. Schrader comprende que esas son tareas casi imposibles; aún así, demuestra el valor de intentarlo». Para Los Angeles Times «Escena por escena, nos lleva a un mundo que se cohesiona no solo a través de la trama y el diálogo, sino a través de los ritmos agudos de la edición de Benjamin Rodríguez Jr., el brillo intenso de las imágenes de Alexander Dynan y la precisión monótona del diseño de producción de Ashley Fenton. The New York Times se centra en un tipo de personaje que Schrader conoce bastante bien:«El hombre solitario regresa en The Card Counter, una historia inquietante y conmovedora de espíritu y carne, pecado y redención, amor y muerte sobre otra alma solitaria, William Tell, quien, con lápiz sobre papel, lidia con su presente y su pasado indescriptible». Para Vulture «Lo que hace que sea tan delicia, aparte de la cualidad del juego de palabras en la forma en que conecta el juego de cartas y la tortura autorizada por el gobierno, es que la película socava la arrogancia espartana de la existencia a medias de William tan a menudo como se deleita en ella» y según Empire «Un as en la manga de un cineasta sin miedo a apostar. El ritmo del Contador de Cartas no será para todos, pero los fans de Schrader se meterán de lleno en este apasionante retrato del lamento».