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[Reseña] Tom Jones – Surrounded by Time

La penúltima canción del nuevo álbum de Tom Jones, I’m Growing Old, se la regaló el compositor de jazz Bobby Cole en sus días en Las Vegas, cuando Jones tenía 32 y en una época en que se consideraba que, a partir de los treinta, uno ya iba cuesta abajo y sin frenos. Sin embargo, el espíritu de Jones iba por otro lado, se sentía que todavía era demasiado joven para cantarla y le prometió a Cole que lo haría cuando cumpliera… 80.

Y es cierto. Si hay algo peculiar en la carrera de Tom Jones ha sido sin duda la camaleónica capacidad de adaptación a los nuevos tiempos, si no para aparentar una juventud permanente, al menos para no parecer fuera de lugar en un universo discográfico en constante mutación. La prueba es que el crooner, a lo largo de las últimas décadas, ha conseguido dejar su huella personal en las listas prácticamente desde el comienzo de su carrera: si en los 60 fue, entre otras, por ejemplo, Dalilah, en los 70 She’s a Lady, en los 80 su versión de Kiss con los Art of Noise, en los 90 If I Only Knew y en los 00 el más que conocido Sex Bomb. Esa habilidad para asociarse con cualquier músico, fuese cual fuese la procedencia y estilo/s, se ha mantenido a lo largo de estos años, por lo que a pocos nos puede extrañar que ahora haya publicado un álbum como Surrounded by Time.

Desde 2010 Jones ha estado trabajando con el productor Ethan Johns y con él lanzó tres álbumes de americana en la línea de Johnny Cash. El cuadragésimo álbum de estudio del galés es el cuarto con Johns y también el primero desde el fallecimiento de su esposa Linda en 2016. El músico mantiene su solemnidad de barítono, pero añade unos arreglos modernos con predominio de sintetizador- sonidos clásicos con producción experimental- como se comprueba en la apertura del góspel I Won’t Crumble With You If You Fall. Su indudable interés por los nuevos compositores- como la más innovadora Talking Reality Televisión blues de Todd Snider se intercala con la revisión de canciones que recuerdan su juventud, como Pop Star de Cat Stevens, en su primer roce con la fama, o One More Cup of Coffee («Una taza más de café antes de irme / Al valle de abajo») de Dylan, sobre los errores de su juventud. En el cierre, otra fiel e inesperada recuperación de Lazarus Man, del celebrado regreso discográfico de Terry Callier a finales de los noventa. Sí, parece que está envejeciendo, como canta el músico en su 41º disco de estudio, pero Jones huye de la comodidad del refugio del disco tradicional de versiones -firmen conmigo no más Sinatra, por favor- para regalar a su público, y no necesariamente sólo el suyo, una obra merecedora de la discografía de un mito.

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