Repasamos la lista de libros más vendidos y alguna de las novedades de esta semana.
Recuperamos uno de los post habituales antes del verano en el que daremos cuenta – en un vistazo rápido- de algunas novedades editoriales.
-En el apartado de ficción de los libros más vendidos esta semana encontramos directamente en el segundo puesto El viaje íntimo de la locura (Destino) de Robe Iniesta, cantante de Extremoduro, y del que no ha dejado desvelar su argumento. No salimos del espacio musical, porque un poco más abajo, en el séptimo, ha entrado Mathias Malziu con La mecánica del corazón (Mondadori); el líder de la banda francesa Dionysos es líder de ventas en su país pero con esta historia que además tiene banda sonora del propio grupo de Mathias Malziu. Actualmente la productora de Luc Besson lleva a cabo una película de animación en 3-D basada en dicha novela.
-En el apartado de no ficción, sigue liderado por el historiador Antony Beevor y su revisión de El día D (Crítica), y en la lista entra Javier Reverte con El río de la luz (Plaza & Janés), con un nuevo relato de viajes, en este caso a Canadá y Alaska, movido por la lectura del escritor estadounidense Jack London. Más abajo entra El desajuste del mundo (Alianza) de Amin Maalouf, libanés y exiliado en París desde la guerra que asoló su país en 1975, donde da cuenta de los distintos desajustes mundiales (intelectual, económico y climático) y se pregunta si la humanidad ha alcanzado el techo de su incompetencia moral. En el noveno puesto también ha entrado Ecce comu (Paidos) en el que Gianni Vattimo se pregunta «¿Puede uno convertirse en comunista después de 1989? Haberlo sido es otra cuestión: pero ¿convertirse (o reconvertirse)?».
– En Poesía, solo encontramos la entrada de La edad de las tinieblas (Visor) de José Emilio Pacheco, último premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y que recibirá el 17 de noviembre.
– En Bolsillo, por último, encontramos la única entrada de Mal de piedras, primera novela editada en español de la genovesa Milena Angus, y que ha triunfado en Italia, Francia y Alemania y que lleva al lector a la encrucijada entre la imaginación y la realidad y le envuelve con los aires mediterráneos de la mítica Cerdeña.
Por otro lado, Global Rythm Press publica Fotorretórica de Hollywood. Hurgando hace un par de años en los archivos de Bob Dylan, el fotógrafo Barry Feinstein exhumó un manojo de fotografías tomadas en Hollywood a principios de los años sesenta. Junto a ellas yacían veintitrés poemas compuestos en 1964 por su amigo como glosa o complemento de esas imágenes. «Era el manuscrito perdido: todos lo habían olvidado», explica Feinstein. Tan perdido estaba, al menos en los laberintos de la memoria, que Dylan no recordaba haberlo escrito.
«El archivo de Bob Dylan tiene el aspecto de una vetusta buhardilla poblada en exceso y difícilmente transitable –una suerte de cavernoso desván, diríase, que desafía toda tentativa taxonómica y por el que el propio Dylan debe perderse con frecuencia, sin siquiera acertar a barruntar qué diablos atesora entre sus angostas paredes–. Y, sin embargo, cuando alberga uno ya la más absoluta certeza de que nada más puede aflorar entre tantos despojos y curiosidades, de pronto, brota una vez más, entre la mugre, otro inesperado hallazgo –una grabación pirata, imágenes inéditas, garabatos indescifrables, etc.–. La más reciente exhumación practicada intramuros tiene, en esta ocasión, forma de poemario –de cuya supervivencia, dicho sea de paso, y para no faltar a la tradición, no tenía el bardo ni la más remota idea–. Veintitrés poemas, en suma, que acompañan y dan vida al retrato que, a modo de reportaje fotográfico, nos lega Barry Feinstein sobre el Hollywood decadente de principios de los sesenta. Versos e instantáneas que bien merecen sobrevivir al injusto olvido bajo el que reposaban sepultadas, por obra y gracia del cantautor. De tan sorprendente colaboración –con, por cierto, no menos chocante título: Fotorretórica de Hollywood– damos por fin felizmente noticia. Libro “coffee-table” que figurará, por derecho propio, entre los más grotescamente singulares de cuantos se publicarán en tiempos venideros.» Charles McGrath The New York Times.
Las fotos retratan con desolada frialdad, a veces con afable ironía, el ocaso de una época («dorada» según la adjetivación canónica). Hay estrellas dentro o fuera del plató, pero el objetivo las contempla como si se hubieran caído del cielo. Hay también aspirantes al estrellato, idólatras, maniquíes, decorados ya inútiles y lugares intensamente deshabitados: una explanada vacía reservada a los coches del «talento», la piscina de Marylin el día de su muerte con dos peluches luctuosos que permanecen sobre el césped como las camisas aún colgadas en el armario de un muerto. Los versos se atienen a la partitura del desconcierto lírico que Dylan forjaba por aquellas fechas, una poética de la arbitrariedad (o sea, del libre arbitrio) que le permitía sacudir metáforas rigurosamente aleatorias, oraciones estrictamente agramaticales, neologismos inclementes, puntuaciones feroces, hermetismos, equívocos, juegos o jugarretas de palabras, pasajes narrativos, sarcasmos, penas, cariños, bromas, vulgaridades, anécdotas privadas, alusiones literarias o cinematográficas (cómo no), maneras del blues, tonos de balada e influencias líquidas o gaseosas (aunque la de Ginsberg era entonces bastante sólida). Los poemas, en fin, son Dylan sin banda sonora, Dylan en un formidable estado impuro. Las fotografías de BARRY FEINSTEIN han aparecido en revistas como Life, Look, Time, Esquire o Newsweek y en varias cubiertas de disco que hoy pertenecen a la iconografía de la cultura popular (en una de las más célebres se ve a aquel joven solemnemente airado de cuando los tiempos estaban cambiando). Sus retratos de Dylan, George Harrison, Janis Joplin y otros cantantes se consideran clásicos del género. BOB DYLAN ha grabado hasta la fecha cuarenta y seis discos que lo han convertido en una de las figuras más influyentes de la cultura contemporánea. También es autor de varios textos inclasificables y de una autobiografía sonoramente elogiada por la crítica (Crónicas; Global Rhythm Press, 2005). Hoy, cerca ya de los setenta años, continúa actuando por todos los rincones del mundo y presenta un programa de radio que emite sus canciones favoritas.
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