Una de las razones para celebrar el nuevo álbum de la compositora Laura Marling es que lo hace en Chrysalis Records, la icónica compañía que lanza nueva música por primera vez en más de dos décadas, en este caso junto a Partisan Records. La otra es,naturalmente, el regreso de una de las cantantes de folk rock más interesantes de los últimos años.
Tras la gira de su hasta ahora último álbum Semper Femina, Marling se distanció de su sello y formó un dúo llamado LUMP con Mike Lindsay de Tunng, un álbum de art pop completamente alejado de su discografía en solitario. Desde entonces, Marling se mudó a su Londres natal, viviendo cerca de sus hermanas y construyendo su propio estudio de grabación en el sótano de su casa.
«Es la primera vez que hago un esfuerzo concertado para no seguir escribiendo la misma canción nuevamente». Marling tenía solo 18 años cuando lanzó su álbum debut, el nominado al Mercury Prize Alas, I Cannot Swim, y su discografía ha ido evolucionando, mutando a una más rica y madura, si bien este último siempre ha sido un elemento permanente en la personalidad de Marling. Su nuevo álbum Song for Our Daughter, el primero escrito fuera de la carretera, continúa siendo coherente y honesto, con momentos compatibles de vitalidad y melancolía e introspección y con los precisos adornos de percusión y cuerdas- como en la espléndida Justine– fruto del regreso del productor Ethan Johns.
Hay guiños a sus primeros maestros como en Alexandra a Alexandra Leaving de Leonard Cohen y sobre su forma de hablar sobre las mujeres o la sencilla Blow by Blow dedicada a un redescubierto Paul McCartney. El cierre, una especie de canción de cuna, es para For You, grabada en casa con su novio y que permanece en el álbum en su forma de demo original. «Quería terminar este álbum para poder salir de gira sola durante seis meses». Parece que, de momento, Marling tendrá que esperar, como nosotros. Esperemos que durante poco tiempo.
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