[Crónica] Santana (Marenostrum Music Castle Park, Fuengirola, 09/08/2018)
El Marenostrum Music Castle Park recibió con algarabía la presencia de Santana en Fuengirola. Tras la actuación de Tabletom, que ejercieron de teloneros, la cuenta atrás del concierto estuvo marcada por el Pharoah’s dance de Miles Davis mientras se proyectaban en las pantallas imágenes del festival de Woodstock del 69 donde el mexicano, con tan solo 22 años, compartió escenario con una generación de grupos y artistas irrepetibles. Ahora, casi medio siglo después, el guitarrista sacudía igualmente la ladera del Castillo de Sohail y sus alrededores.
Aterrizaba en la Costa del Sol dentro de su gira Divination, donde alterna lo más clásico de su repertorio (Black magic woman, Oye como va, Samba pa ti) con versiones enjundiosas (Evil ways, de Willie Bobo, o A love supreme, de Coltrane) y rescates de aquel Supernatural que insufló nuevo vigor a su carrera en 1999 gracias a las colaboraciones de Wyclef Jean, Maná, Dave Matthews, Lauryn Hill o Rob Thomas. Fueron precisamente Maria Maria, Corazón espinado o Smooth tres de las canciones mejor recibidas por parte de un público que, en su mayoría, sobrepasaba felizmente la sesentena. Escoltado por una banda sobresaliente y un sonido generoso desde cualquier ángulo del recinto, Santana ofreció altas dosis de ritmo y electricidad entre exhortaciones a hacer el amor y no la guerra; mensaje que, al igual que su incuestionable maestría a las seis cuerdas, continúa predicando por todo el mundo con admirable vitalidad. Y que dure.