[Reseña] Leon Bridges – Good thing
En 2015, un desconocido Leon Bridges concibió un álbum de soul homenaje a Sam Cooke y Otis Redding que le sirvió como tarjeta de presentación. Coming home le convirtió en un «artist to watch» en muchos de los medios especializados. El problema es que su estilo no era ni mucho novedoso, y no hablamos de sus referencias, sino que otros artistas habían probado el ejercicio del neo soul más vintage con tan o mejor fortuna como Raphael Saadiq o, más recientemente, Michael Kiwanuka.
Por todo ello estaba claro que era necesario un paso más, porque la experiencia acredita que el segundo disco que repite la fórmula del primero está condenado a la decepción, por no decir a la indiferencia, y, en último caso, al olvido inmediato. Good Thing, la continuación de su debut nominado al Grammy, ofrece un enfoque más amplio, donde encontramos, desde luego, una revisión de R & B más contemporáneo, pero también electro jazz- en el efectista single Bad bad news– y aproximación al pop – Shy- que lo enlaza con los discos más vanguardistas de Marvin Gaye y lo aproxima a los recientes trabajos de Maxwell y, en lo peor, con Usher o Pharrell Williams.
El paso de Bridges es, con todo, lento y cauto. Parece que en Good thing no quiere asustar al público que le encumbró con su disco de debut. Por otro lado, y, aunque sea una contradicción, con el experimento corre el riesgo de rozar los terrenos más mainstream, sobre todo en su aproximación al pop más meloso. Pero el terreno del soul es tremendamente amplio y está en contínua evolución. Encontrar el sonido adecuado- la reinvención seguro que continúa- puede llevar tiempo y Bridges aún puede darnos alguna sorpresa (en positivo) en próximas entregas.