La película de la semana: Elle
El director holandés Paul Verhoeven recupera el pulso perdido, en la que es considerada ya la mejor cinta de su carrera.
Basada en una novela de Philippe Djian -«Oh…»- Verhoeven vuelve con Elle a la competición de Cannes 24 años después de haber presentado Instinto Básico. Elle, su primer trabajo en francés, alejado completamente de Hollywood porque lo que allí le proponen, según comentaba en Cannes son «cosas que ya he hecho o no me interesan mucho.» También es verdad que, desde el fiasco de Showgirls, a Verhoeven hacer películas se convirtió en una labor cada vez más complicada…
Tendríamos que remontarnos diez años atrás para encontrar una cinta memorable del cineasta, como fue El libro negro (Zwartboek), un drama bélico de intriga. Elle es una coproducción entre Francia, Bélgica y Alemania y gira en torno a una mujer de negocios, propietaria de una compañía de videojuegos, que es violada en su propio hogar por un asaltante desconocido. En el medio de todo, la polémica cinta mezcla drama y comedia con sadomasoquismo, voyeurismo, violencia conyugal y adulterio: camina por la cuerda floja, provocando y desafiando ideas preconcebidas.
Es un error creer que Verhoeven pensó desde el primer momento en el público europeo cuando comenzó a hacer la película:«Pensamos que sería una película americana»– comentaba el director en Cannes- pero, una por una, todas las actrices de primera fila en EEUU fueron rechazando el papel de Michelle, la protagonista. Isabelle Huppert, en ese sentido, la excelente actriz francesa que finalmente aceptó el papel, ya debe estar vacunada de todos esos prejuicios, algo que dejó claro en La pianista de Haneke…
Slant Magazine compara la cinta con la más célebre del director, Instinto básico: «Si Sharon Stone necesitaba cruzar las piernas tan naturalmente que supuestamente se ha convertido en la escena más pausada en la historia de video casero de América, el poder de seducción de Huppert reside en su rostro, que es cualquier cosa menos desnudo» y concluye que «es una película que no tiene miedo de reparar en la ruidosa ambivalencia del placer, admitiendo que el deseo simplemente no reconoce las buenas costumbres». Para The Guardian «no se puede negar que, de momento al menos, la película es totalmente seductora y perturbadora. Al trazar un camino peligroso a través de un género trillado Elle nunca decae, apenas se tropieza. Verhoeven, me temo, está apuntando con su película directamente al infierno. Y se atreve a empujarnos descaradamente con él a ese viaje». Para Telegraph la actuación de Huppert es imprescindible: «El genio de Huppert para expresar cócteles complejos de emociones con precisión es vital para este papel. De hecho, es difícil pensar en cualquier otra actriz que pudiera haber construído las miradas y las confidencias de Michele sin convertir la historia en un melodrama o una cinta camp. Y esta película vive o muere en la ambigüedad».