Enrique Morente (Teatro Cervantes, Málaga, 12.03.09)
Enrique Morente llegaba al Teatro Cervantes para presentar Pablo de Málaga (Caimán, 2008), un disco que recoge distintos textos donde Picasso retrata fotografías y momentos de su juventud. “Me llamó la atención el sentido de la libertad y el desenfado que había en su falta de pretensión como escritor, ya que todas sus líneas estaban escritas con amor y gracejo, sentido que no había perdido de su condición de malagueño, recordando constantemente la luz, los sabores y los olores de Málaga”, cuenta el de Albaicín. El grupo de artistas sobre el escenario incluía a José Manuel Ruiz “Bandolero” a la percusión, J. Enrique Morente “Kiki” a las palmas y coros, David Cerreduela y Juan José Suárez “Paquete” a la guitarra o Eric Jiménez (de Los Planetas) a la batería.
El concierto comenzó tranquilo y misterioso, con un martinete que interpretaron formando un círculo en el centro del escenario. Después, con algo más de iluminación y la misma maestría, atacaron alegrías, granaínas y bulerías. Eric ocupó la hasta entonces solitaria batería y comenzaron a sonar los temas de Pablo de Málaga (Guern-Irak, Autorretrato, Tientos griegos) acompañados por el taconeo de dos bailaores que formaban parte del grupo que tocaba palmas. Para finalizar volvieron a la intimidad circular del comienzo. Sin embargo, la ovación fue tan grande (ahora mismo me cuesta recordar algo similar en el Cervantes), que nos regalaron unos fandangos («Después de haberme llevado toda la noche de jarana / me vengo a purificar debajo de tu ventana / como si fuera un altar«) y un emocionante Aleluya caído de Omega (El Europeo, 1996), aquella obra maestra que grabó junto a Lagartija Nick y en donde adaptaban a Lorca (Poeta en Nueva York) y versionaban a Cohen. Grande Morente.
Foto: Diario SUR
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