Sónar 2013. Día 3 (Barcelona, 15-06-2013)
Sónar 2013. Día 3: Tiger Menja Zebra, Skip&Die, Chromatics y AlunaGeorge.
La 20ª edición del Sónar se cerró ayer noche en Barcelona, tras un intenso fin de semana de música electrónica y avanzada, dejando sobre la mesa cifras de auténtico récord. 121.000 asistentes procedentes de más de 100 países se han pasado o por el Sónar de Día o por el de Noche, que se han estrenado exitosamente en los nuevos emplazamientos de la Fira de Montjuic y en la de la Gran Vía, con un incremento de asistencia del 24% con respecto al año pasado. Al Sónar de Día, en concreto, han acudido 42.000 personas: 9.000 más que en la última edición; y si tuviéramos que evaluar el festival solo por esta mitad del programa (cosa que en nuestro caso en verdad), mentiríamos si no habláramos de un sobresaliente, tanto en aspectos de organización como en el apartado musical.
Aunque es cierto que prevalece, el Sónar no es solo música electrónica: un amplio espectro de estilos y géneros conforman su cartel, pero lo que sí que no tiene cabida es la música convencional. Nosotros comenzamos el último día con el concierto de los barceloneses Tiger Menja Zebra, un cuarteto fuera de toda corriente, que suda la música en vez de componerla. Hay una batería, extremadamente contundente, y luego guitarra, bajo y una especie de sistema de mesas de mezcla en forma de U horizontal, donde los otros tres miembros del grupo despliegan rabia, ráfagas de distorsión y metralla de sonidos industriales, más ritmo de platos y un derroche físico que no riñe ni con la seriedad ni con la sobriedad de su presencia. Incansables perseguidores de los extremos, los Tiger Mejna Zebra son un amasijo de músculos en plena acción, aunque su complejidad formal esconda en realidad una increíble precisión de golpeo.
Poseen un directo escandalosamente bien definido para estar presentando su primer trabajo. Es cierto que proceden tres de ellos de la banda Camping, y que Com Començar Una Guerra (Music Or Nothing, 2012) no es exactamente un álbum de debut, pero ayer demostraron sobre el escenario Sónar Hall que, sea cual sea la dirección que están tomando, caminan a grandes y ruidosas zancadas llenas de autoestima muda. Parece ser que el Sónar premia a las propuestas musicales que se atreven a juntar extremos aparentemente lejanos, estirados a más no poder, logrando conformar por tanto nuevas formas y sonidos que, en muchos aspectos, resultan enormemente globales. En ese sentido, es un poco la antítesis del otro gran fenómeno musical de la actualidad: el folk, o el neofolk, que buscan un poco el redescubrimiento de lo propio ante la avalancha de influencias de fuera. Skip&Die, sin embargo, parece un poco todo eso a la vez.
La extravagante Cata Pirata, natural de Johannesburgo, lidera esta banda multifuncional que, al calor intenso de las 3 de la tarde, cegó a un público entregadísimo con un entramado de canciones imprevisibles, tremendamente rítmicas y bailables, y llenas de una fuerza y un carácter ecléctico que no solo bebe de los elementos típicos de la electrónica. De alguna manera, su música podría representar ese absurdo collage que es la división fronteriza de su áfrica natal, con intromisiones/imposiciones más que influencias, e incluso la del mundo entero. Skip&Die rozan la caricatura global, en el buen sentido, y dan por bueno cualquier cambio de rumbo: se mostraron punzantes, con un apetito goloso y una acidez de estómago interminables, y muy propensos a ahondar en las más diversas formas rítmicas. Pero sin duda, el verdadero atractivo de la banda es ella, Cata Pirata: porque la tarde iba claramente de chicas, con tres tipos bien diferenciados.
Si la primera mostraba el ángulo más zafio del triángulo, la segunda, Ruth Radelet, cantante y guitarrista de Chromatics, representa de seguro el extremo más recatado y dulce de la terna, con aspecto de muñequita de porcelana y un aire de extremada melancolía bien oculta tras las apariencias propias de la gente de su clase. Pero el caso es que los de Portland se marcaron un conciertazo de los grandes: a las 5 de la tarde, y pese a un intenso calor que fijó los máximos del fin de semana, supieron poner el listón del ritmo de su dreampop (o italodisco) electrónico a tono con las expectativas del festival. Empezaron fortísimos, y solo al final se permitieron la licencia ultraemotiva de Into The Black, interpretando cada uno de sus temas con un plus de contundencia y vitalidad y luminosidad. En realidad, es difícil recrear los neones a la luz del sol, así que dieron su versión más bailable. Y fue todo un acierto.
Chromatics era uno de los platos fuertes del programa del Sónar Día, y cumplieron de sobra con las expectativas. Disfrutan, como también AlunaGeorge, de un gran momento de popularidad y expansión, y no dejaron pasar ninguna de las dos formaciones la posibilidad de triunfar en un marco tan prestigioso como el Sónar Festival. El dúo londinense, formado por Aluna Francis y George Reid, cerraba a las 19:30 la terna de féminas protagonista de la tarde de ayer, y lo hizo demostrando que la fórmula de R&B es, probablemente, la que mayor capacidad de asociación tienen con otras música sin perder un ápice de protagonismo y magnetismo. Con el atractivo innato de los mulatos, fruto de la riqueza del mestizaje y el sincretismo genético, una gesticulación sensual, casi erótica, y un talento natural traducido en una voz simple pero perfecta, Aluna se los llevó de calle a todos (y a muchas). Es la belleza sin tapujos, sin complejos ni máscaras.
No hay que olvidar, de todos modos, la parte que le corresponde a George en el efervescente éxito del dúo británico: apoyado en una batería y un bajo de refuerzo, proporcionó una base siempre ardiente a la joven cantante, incrementando la intensidad del beat, pero nunca la velocidad, ya que la base del movimiento es la curva, y no el martilleo incesante y reiterativo que va siempre en aumento. Después de tres días de música avanzada, de electrónica más o menos dogmática, compleja, visionaria, o como se la quiera llamar, propuestas como las de Mr Beatnick, Dinos Chapman o Vatican Shadow pasaron directamente a ese apartado del cerebro que en el correo electrónico sería la carpeta de spam o la de correo no deseado. Y a falta de lo que deparara la madrugada de ayer sábado (con los Pet Shop Boys de nuevo, aunque difícilmente superarán lo del viernes noche de Kraftwerk, esto ha sido todo con respecto al Sónar 2013 en su programación de Día.
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